Capítulo veintitres: Feria de química.

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No volvimos a hablar sobre lo que pasó en la guarida. Se supone que son cosas que se quedan allí, secretos de una cueva, una historia. Pero la verdad es que quería hablarlo. Necesitaba saber qué pasaría después.

Luego de eso, me había llevado a casa antes de que terminara de atardecer, no dijimos nada durante todo el camino. Se despidió de mí dándome un beso en la mejilla y se fuera para su casa. No quise darle mucha importancia, aunque me fue imposible. El resto de la semana estábamos como si nada hubiera pasado, con sus juegos y sus frases tan peculiares.

Llegó el sábado, el día de la feria de química, quedé con Cristóbal vernos allí, y que no entraríamos al gimnasio solos, los dos estaríamos juntos. Cogí mis materiales y bajé a la cocina a prepararme algo de desayuno. Por desgracia, me encontré a Francia haciendo huevos rancheros, mis favoritos.

-Ya que es tu gran día, te hice tu desayuno favorito.

-Gracias. -dije algo confundida, y muy cortante. Comí rápidamente sin disfrutar de mi desayuno, y era una lástima porque estaban deliciosos. La desgraciada sabía hacer unos muy buenos huevos rancheros.

-Qué tengas un buen día, cielo. -me gritó cuando salí de allí. Saludé a papá y se ofreció a llevarme, me pareció el colmo, pero no dije nada. Nos montamos en el auto y nos dirigimos a la escuela.

Habían muchas personas, más de las que la escuela acostumbraba, el estacionamiento estaba que explotaba, habían padres, familiares y amigos, más los mismos estudiantes con sus experimentos. Papá no podía asistir ese día, la verdad no me molestó porque estaba muy nerviosa, y no me gustaría hacer el posible ridículo en frente de él.

-Siento no poder ir.

-No importa, papá. En serio.

-¿A qué horas te recojo?

-Eh, no, Cristóbal me llevará a casa. Recuerda la cena de hoy.

-Claro, cómo olvidarla. Suerte, calabacita.

-Deja de llamarme así. -reí.

-Es que tienes el mismo tono de cabello que tu abuela, como una calabaza.

-¡Se me hace tarde!

-Qué te vaya bien, Nata. Estate segura de lo que haces, de lo que dices. Confía en tí, princesa.

-Lo haré. Adiós, papá. -bajé del auto, encaminándome hacia la escuela. Los pasillos estaban llenos de gente. Me dirigí hacia el gimnasio, y como habíamos acordado, Cristóbal me esperaba en la puerta de éste.

-Hey, ¿por qué te demoraste tanto? -dijo al verme.

-Tráfico. -respondí con simpleza.

-¿estás lista?

-No.

-Oh, vamos. Lo harás bien, confía en lo que sabes.

Entramos agarrados de la mano, como siempre lo hacíamos, pero al acercarnos hacia mi puesto, mi mano apretó la de él fuerte. Cris dio un pequeño apretón de respuesta.

-Me encantaría quedarme contigo, pero no puedo.

-¿Qué? ¿por qué no?

-Porque eres la competencia. -sonrió y se fue hacia su puesto, que quedaba en frente del mío. Se paró tras él, y me saludó agitando la mano desde su posición. Lo mismo hice yo, sonriéndole.

Ordené mis cosas y ensayé en voz baja lo que tenía que decir, aunque no había necesidad, había mucho ruido, dudo que alguien me hubiera podido escuchado, aunque no me habría importado.

Chicos se me acercaron a pedirme la explicación de mi pequeño experimento casero, aunque claramente estaban más que felices con la práctica. Miré hacia Cristóbal, a quien parecía estarle llendo muy bien, claro que era un proyecto más avanzado ya que estaba en grados mayores, por favor, estaba en la preparatoria, yo hasta ahora estaba en secundaria, no podía quejarme, no lo hacía, así estaba bien.

Me estaba llendo de maravilla que olvide por completo los nervios, hasta que llegaron los jueces.

Evaluaron mi experimento y anotaron en sus planillas. Miré hacia Cristóbal quien con la mirada me quiso tranquilizar.

-Bien, señorita -la señora miró su planilla- Pettit. Ilústrenos.

Y así lo hice, creo. Le expliqué mi experimento, le dije lo que sabía, respondí sus preguntas, y cuando terminé, ella se quedó en silencio y asintiendo dijo-: Buen trabajo.

Y se fue. Sonreí ampliamente sin poderlo creer. Miré hacia Cris quien también había asistido a mi exposición, dejándole su proyecto al cuidado de Gonabi, y él se acercó a abrazarme.

-Ya puedes respirar -dijo a mi oído y yo reí-. Lo hiciste bien, nena.

-Gracias, y no me llames así. -él rió.

-Cuando termine esto, nos vamos a dar una vuelta, luego iremos a mi casa a recoger a Reb y a mamá, ¿sí?

-¿A dónde iremos?

-Al cine.

Reí.

-¿Al cine?

-Claro, no hemos ido juntos, ¿no? -recorrió sus dedos por mi mandíbula y sus ojos se fijaron en mis labios.

-Siento interrumpirlos pero, Cristo, es hora de que expongamos nosotros. -dice Gonabi y nosotros nos separamos.

-Sí, ya voy.

-yo iré a dar mis últimas exposiciones. -dije y volví a mi puesto, lo mismo hizo él.

Organizó mi puesto de trabajo y miré de reojo a Cristóbal cuando empezó a exponer, su voz era bastante fuerte de tono, tan segura, él estaba muy seguro de lo que hacía y decía, era imposible ignorarlo. Sonreí cuando en medio de su explicación dio uno de sus comentarios que sólo él puede dar, pocos rieron porque casi no lo entendieron, y sé que él valora eso. No le gusta que las personas piensen igual a él.

Media hora después, metí las cosas en mi mochila y me la cargué al hombro. Las personas se iban y sentí que podía sacarme un peso de encima.

Salí junto a Cristóbal hacia el estacionamiento donde nos esperaba su lindo montero.

Al llegar al cine, nos detuvimos frente a las carteleras, indecisos por cuál sería la que veríamos.

-Hagamos algo -habló Cris-, como estamos cortos de tiempo, veamos la que empiece ahora mismo, no importa cuál.

Y entonces fue una de terror. La verdad es que no me daban miedo, al menos esa no. Miraba de reojo a Cristóbal y notaba cómo trataba de hacerse el valiente.

Así que me acerqué a su oído y le susurré-: No tienes que hacerte el fuerte, no conmigo.

Y me cogió de la mano apretando fuerte. Lo miré con ternura y no pude evitar lanzarme abrazarlo y darle un gran beso en la mejilla.

Eran ya casi tres meses conociéndolo, y la verdad me sentía muy feliz de tenerlo en mi vida. Lo quería, de verdad. No como un amigo, o una pareja.

Lo quería como sólo él se lo merece. Cris era maravilloso.

The twilight of our love (Re Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora