Capitulo 2

28 6 1
                                    

Zeta

El Alpha va a venir a Andragos, esa frase se repite en la cocina, en toda la base y en las calles, me voy a acabar volviendo loca.

Resulta que sé debió quedar con curiosidad y ha decidido hacer una visita en persona, no se
si por causar impresión o por ganar fama, pero vaya la que ha liado.

La gente esta como loca de un lado para otro, están muy nerviosos por lo que pueda pasar, los entiendo, no todos los días un líder como él solicita venir aquí y menos para conocerlo todo.

Jaime y yo hemos sido los elegidos para respaldarlos desde la linde hasta la base, solo porque Edward desea ver la cara que se les queda cuando se den cuenta de que una mujer tiene tan alto rango aquí, pero según el es porque somos los dos primeros comandantes, un huevo frio, este viejito lo que quiere es jaleo.

Jaime es el segundo comandante. Tiene 23 años, es moreno y bastante alto. Se puede decir que su actividad favorita es la lucha cuerpo a cuerpo, es la mejor persona para una misión suicida. Cuando lo conocí me pareció la persona más loca del mundo, pero con el tiempo me di cuenta de que no era así , lo que había en el era exceso de vida.

Cuando llegamos a la linde nos encontramos con 4 personas, raro porque según dicen siempre van en grandes grupos, típico de lobos.

-¿Vosotros sois las personas que nos llevarán con Edward?-pregunto Dion.

Todos nos miraban extrañados, Jaime y yo llevábamos una capucha negra puesta tapando nuestro rostro. Subí la mirada hacia Jaime dándole a entender que era hora del espectáculo.

-Me temo que está en lo cierto, señor Northair-dije con diversión-Pero permítame presentarme antes, mi nombre es Zeta y mi compañero se llama Jaime-mencione a la vez que nos quitábamos la capucha y hacíamos un reverencia.

El rostro de todos fue de asombro, ya que éramos jóvenes al lado de sus acompañantes. Dion nos miro al completo y cuando nuestras miradas se cruzaron pareció como si respirara en paz.

-Tiene que ser una equivocación- dijo uno de los hombres que tenía pinta de guardaespaldas.

-¿ A qué te refieres con eso?- dije mirándolo, ya suponía por donde iban esas palabras, pero quería comprobarlo de verdad.

- A que tu no puedes ser la persona tan famosa conocida como Zeta, venga allá, eres solo un cria y además mujer- dijo el riéndose.

-¿Pero tú eres tonto o naciste de culo?- dijo Jaime- Si a ella le diera la real gana ya te abría rebanado la cabeza.

Cuando Jaime acabo de hablar me acerque al hombre a una velocidad fuera de lo común, saque la daga que llevaba en la bota izquierda y se la coloque delicadamente en el cuello. Todos se paralizaron al no percibirme.

-Bueno, si no quieres que una mujer te guíe, te das media vuelta y regresas a tu casa y sino, dejas que yo te guíe y cierras la boca-dije detrás suyo provocando que dejara de respirar por la impresión.

-Chucho bobo- susurró Jaime.

Nadie hablo por lo que supuse que estaban de acuerdo. Los guiamos a través de los árboles y pude observar como en la ramas más altas y resistentes se encontraban varios arqueros dispuestos a saltar si nuestros queridos invitados daban un paso en falso.

Al cabo de diez minutos salimos del bosque en completo silencio, todos iban observando lo que los rodeaba a medida que pasábamos al lado. Cuando llegamos a la ciudad muchas personas se quedaban sorprendidas al ver tantas personas de otro territorio.

-Menos mal que iba a ser una visita tranquila y sin dar el canté- dije yo viendo como la gente empezaba a murmurar entre si.

-No se de que te extrañas, no todos los días vienen gente como el de atrás- dijo Jaime mirando disimuladamente hacia atrás.

AndragosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora