Capítulo 2: La nueva Asistente

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-Buenas tardes señorita necesito su identificación para poder darle informacion del paciente.

-¿Acaso usted no sabe quien soy yo? - pregunté con un tono arrogante y de furia. Sinceramente estaba indignada que clase de incompetencia, el dueño de Garzón Industry una de las multinacionales mas grandes y reconocidas a nivel mundial estaba Hospitalizado en este lugar y no podían reconocer a su propia hija.

-Disculpe señorita Garzón pero es es un re....

-Poché!! -escuché un grito muy familiar, en ese momento mi enojo desapareció y me voltee instantáneamente en respuesta.

-Pulgaaa!!!- fué la unica palabra que logré expulsar de mi boca antes de verme interrumpida por un enorme abrazo de mi hermanita menor.

-Dios te extrañé tanto Poché. No tienes idea todo lo que eh pasado, todo esto ha sido horrible. -dijo mi pequeña pulga con lágrimas en los ojos mientras me rodeaba tan fuerte con sus brazos que por un momento sentí que todo lo que estaba roto dentro de mi, se volvió a unir.

-Lo sé bebé. Pero ya estoy aquí contigo y papá, todo estara bien.

-¿Lo prometes.?- me preguntó, con un tono incrédulo, y no la culpaba desde que decidí irme para estudiar solo había visto a mi familia en un par de ocasiones especiales, pero siempre terminaba por irme de nuevo.

-Lo prometo pulga. Ahora llevame a ver a papá. Si es que tengo permitido verlo!! -repliqué de forma sarcástica regresando a ver a la chica que se encontraba en informacion observando la escena.

Vale tomó mi mano y me guió hacia la habitación en la que se encontraba papá, cuando estabamos en frente de la puerta justo antes de entrar me detuve. Debo admitir que una parte de mi no quería ver a un Juan Carlos Garzón debilitado, cuando todos los recuerdos que tenia de el eran siendo el lider de una gran compañia y de negocios millonarios al rededor del mundo.

-¿Cómo está el? - le pregunté a mi hermana con un enorme nudo en la garganta y las manos sudorosas. No había caido en cuenta sobre cuanto me aterraba todo esto, si no hasta ese preciso momento a escasos segundos de enfrentarlo todo.

Debo admitir que detestaba sentirme así. Hace mucho que no tenía esa sensación. La verdad es que cuando estaba en la secundaria solía ser muy tímida, todo me asustaba, fué así durante mucho tiempo, y no es una sensación bonita. La gente percibe debilidad y se aprovecha de ti, creen que tienen el derecho a pisotearte por que a la final terminarás agachando la cabeza. Debido a esa personalidad que tanto odiaba y a mis continuos ataques de pánico muchas personas me habían hecho daño. Amigas que no lo eran, chicos que se acercaban a mi porque sabían de mi familia, de mi padre y solo buscaban reconocimiento. No se escuachaba mal decir que salias con la hija del empresario/ magnate Garzón.

Me lleno de odio y fastidio solo al recordar toda esa oscura y decepcionante época de mi vida.

No fué si no hasta que mi madre murió cuando todo empezó a cambiar en mi. Supongo que las corcunstancias me obligaron. Mi papá se refugió en él trabajo, pasaba días y noches enteras en su oficina e hice mi mayor esfuerzo por entenderlo, pues sabía él sufría tanto como nostras, sin embargo el problema de todo esto radicó en que en su proceso había descuidado a Vale y a mi. Mi hermanita eran tan solo una pequeña niña, así que como la mayor me vi obligada a tomar la responsabilidad de cuidarla y atenderla en lo que mi padre se reponía. Poco a poco me fui haciendo muy independiente pero esa independencia vino acompañada de la soledad.
Alejé de todas esas falsas amistades que no aportaban nada productivo a mi vida y para cuando me gradué de la secundaria era una persona totalmente diferente. Decidí irme a estudiar la universidad a Europa, alejándome de todo y todos, aunque me llenaba de tristeza dejar a Vale, mi papá ya estaba mejor y podia cuidar de ella.

CON LAS GANAS | CACHÉWhere stories live. Discover now