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"Destiny".

Audrey no sabía que esa felicidad en la cual llevaba días enfrascada, iba a desaparecer como por arte de magia.
Ella pensaba por unos instantes que podría ser una chica normal, vivir y disfrutar como el resto de sus amigos pero no. Tenía un destino que cumplir y lo haría.

Las voces durante ese tiempo la habían perseguido. Por los pasillos, las clases y en sus sueños. A todas partes. Escuchaba gritos, gemidos de dolor y súplicas.
Escuchaba al famoso canto de sirena cada vez que intentaba cerrar los ojos en su cama o veía a Layla en algunos de sus escondites donde intentaba arrastrarla a lo mismo de siempre. Terminar lo que había empezado ya. No había otra solución. Audrey estaba destinada a despertar algo que todo el mundo pensaba que no podría despertar.
Una oscuridad tan grande que ni siquiera llegaría a manos de alguien como Tom Riddle.
Estaba a punto de perderse y no volverse a encontrar, iba a dejar de ser una persona.

Quizás le había servido para saber que todo aquello que ahora tenía, no iba a verlo más. No a partir del siguiente año por lo menos. Pero, quería intentar terminar de disfrutar el poco tiempo con ellos para no sentirse en deuda con nadie, para despedirse como debía. Aunque nadie supiera que es una despedida como tal.

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FINAL DE LA COPA DE QUIDDITCH DEL CUARTO AÑO

La final tan esperada. El último partido del curso y el penúltimo día que viviría con destello de diversión en su interior nuestra querida Audrey.

¿Qué podría ir mal siendo su equipo suficientemente capaz como para ganar a Ravenclaw como siempre y siendo ella la mejor jugadora de Quidditch de su curso? Claro queda decir que tan buena como James o Louis.

P.O.V AUDREY

Estaba más que preparada para afrontar este día. Las ganas no cabían dentro de mí. Por fin podría plantarle cara al Weasley rubio.

Llevaba días haciendo bromas a todo ser viviente de Hogwarts, había conseguido que mis notas no bajaran e hicieran que los profesores se sintieran extrañados por mi repentina bajada sin sentido; pero lo más importante de todo era que había conseguido que Louis volviera a mirarme aunque fuera unas milésimas de segundo.

Llevaba ya varios días sintiendo una mirada intensa a la hora de desayunar en el Gran Comedor, pues eramos pocos los que desayunábamos normalmente pronto y con suficiente tiempo así que era fácil saber quién era el dueño de la tensión. Hacía unos días recordaba haberme chocado con él y que desapareciera sin siquiera dejar que le hablase y en cambio, ahora no dejaba de buscarme con la mirada hasta que le pillaba y la desviaba haciéndose el interesado en cualquier otra persona perteneciente normalmente a su casa.
Otro dato que no pasé por alto era como una chica siempre (cuando estaba yo en algún lado al menos) le acopañaba a todas partes. Bueno, espero que a hacer sus necesidades al baño no. Iug. Sería asqueroso pero... ¿Quién sabe? Es un Weasley.

Ato con firmeza mis botas y materializo un espejo delante de mí para confirmar que esté perfecta para el partido de hoy. Mi gran melena recogida en una única trenza de raíz y mi uniforme impecable de Slytherin que casi parecía que brillaba de lo nuevo que estaba.

-Estás y eres perfecta, Audrey Valerie Car...Malfoy-. Escucho la voz de Layla detrás de mí y lo confirmo al subir la mirada en el espejo y ver su rostro reflejado en él.

-Hoy no me estropees el día, por favor. Prometo hacerlo todo después de ganar-. La miro desafiante a través del espejo.

-No haré nada, no te preocupes-. Sonríe de lado y sale de la habitación sin dejar más que una pequeña brisa por las prisas.

Dulces Bromas. |James Sirius Potter|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora