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"Menesteres y Potter".

P.O.V. NARRADORA

No llevaba ya la cuenta de los días que había pasado agonizando con el castigo.Era su segundo castigo. El castigo de la chica pelirroja y sus compañeros consistía en limpiar y preparar todas las mañanas el Gran Comedor antes del desayuno. SIN MAGIA. Seguramente si le hubieran castigado a ella sola, hubiera sido peor. No hubiera sido capaz de hacer todo eso con sus dos manos únicamente.

Hoy habían terminado antes de lo previsto y Audrey solo tenía ganas de ocultarse por unas cuantas horas. Desaparecer. Estaba deambulando sin ningún rumbo por los pasillos del séptimo piso hasta que un ruido le hizo salir de sus preciados deseos. Una puerta estaba apareciendo justo a su lado derecho. Sabía perfectamente lo que acababa de encontrar. La famosa Sala de Menesteres. Una sonrisa ladeada se dibujó poco a poco en el rostro de la joven al sentirse tan afortunada de encontrarla cuando ella más lo necesitaba.

Al girar el pomo, la puerta dejó al descubierto una sala parecida a la que había bajo los cimientos de la Malfoy Manor. Luz tenue, paredes de piedra, unos sillones verdes esmeralda de cuero con mesas y comida encima de estas, un montón de libros antiguos y lo más extraño. Un caldero burbujeando y un muñeco de trapo viejo tirado en el suelo. Estaba sorprendida puesto que era verdad eso que aparece con lo que necesitas y más desees en ese instante. Todo era perfecto y solo quedaba hacer lo que llevaba en mente, desaparecer por unas cuantas horas.

Cogió un par de libros del montón y se sentó en uno de los cómodos sillones que había dando la espalda a la puerta de entrada. De todos modos, sabía que en cualquier momento la puerta iba a desaparecer para no dejar paso a nadie más a su interior así que no le prestó más atención de la necesaria.

Comenzó por hacer un ritual de protección, para sentir de esa manera que antes del famoso día y ese mismo día, no pudiera pasarle nada malo. 

-Dona nobis Domine Deorum, tuum praesidium;In praesidio et copiis;Et fortitudinem, intellectus;Intellectum et sapientiam;Et sapientiam, et scientiam, et justitiam ejus:Et in justitia: et scientia, et amore;Et amor sui: amor omnibus trahaturEt in amore omnium naturarum, in amore Deorum.Deorum ac omnia bona est-.

Recitaba con los ojos cerrados muy concentrada. En ese mismo instante comenzó a sentir como una energía germinaba hacia su interior. Protegiendo hasta el último pelo de su cuerpo.

Iba a seguir con otro pero un estruendo le hizo abrir exaltada los ojos y girarse hacia donde estaba anteriormente la puerta. Puerta que detrás de James S. Potter comenzaba a desaparecer. La había encontrado y pillado con las manos en la masa.

-¿¡Qué se supone que haces aquí y por qué me has seguido, maldito estúpido!?-. Se levanta rápidamente acercándose a él amenazadora.

-Quería gastarte una broma... Ya sabes una tontada... Pero encontraste la Sala de Menesteres y me entró la curiosidad de Merodeador-. Puso las manos en alto como muestra de inocencia.

-Pues ya puedes volver por donde has venido-. Espeta dándose la vuelta de nuevo a seguir con lo que estaba.

-¿Esto es lo que necesitabas? Vaya, te creía con más estilo, calabaza-. Vacila ignorando su propuesta de que se largue del lugar.

Dulces Bromas. |James Sirius Potter|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora