5.

4.9K 309 15
                                    

"Te quiero, de verdad".

Mi cuarto, estaba frío y muy callado. No había ninguna cosa que lo hiciera alegre, todo de colores tristes.
Mi gran cama, era un color roto y las sábanas que colgaban de los laterales del colchón, eran grises con bordados verdes oscuros.
Desde la ventana, entraba una ligera luz que poco a poco moría al chocar contra las cortinas que eran movidas con suavidad por el fresco aire que se colaba por el hueco de la ventana abierta.
Toda la casa estaba de la misma manera y lo único que se oía, era de mi vinilo muggle y antiguo, la canción Claro de Luna. Una de las mejores piezas. (Multimedia pls)
Disfrutaba de esa tranquilidad aunque fuese un tanto escalofriante pero acogedora.
Nadie había en casa, salvo yo y mi soledad.
Padre Draco, se encontraba en el trabajo.
Madre Astoria, en una reunión de amigas en uno de los bares del Callejón Diagon.
Scorpius, en casa de los Potter, aunque parezca un tanto raro pero Albus le había invitado.
A mí también pero el hecho de estar en casa sola, pensando y siendo yo misma, me llamaba más la atención.

Yo solo escribía cortas frases en cursiva, dirigidas a mi familia. Mi verdadera familia. Esa que ya no existía y sólo cuando estaba sola, necesitaba recordar. Pues por mucho que estuviera avergonzada de ellos, era mi familia y no podía dar la espalda ni a sus muertes ni a sus actos.
Ellos siguieron el linaje de la familia, no tenían voto, algo que yo sí que tengo ahora.

Y sí, mi familia no son los Malfoy. Ellos son los que me han criado toda mi infancia y me han enseñado todo.
Mi verdadera familia son los Carrow. Mi padre, no sé ni quien es. La única información que me dio Draco, fue que él, era un mortifago bastante despiadado.
Sólo se que mi madre es Hestia Carrow. Ella supuestamente murió y fue entonces cuando los Malfoy se hicieron cargo de mí, pero yo sigo esperando que mi madre esté viva.
Por eso, cada frase, verso y estrofa que escribo en este pergamino con mi pluma verde escarlata, se la dedicó a ella. Porque te quiero. Te quiero, de verdad.
Y sólo espero algún día tener yo razón y poderla ver, como si hubiera vuelto a nacer.

××××××××××××××××××××××××××××××××

La cena de hoy, estaba siendo bastante silenciosa aunque el chirrido de los cubiertos de metal con los platos de cerámica, interrumpía ese silencio. Nadie levantaba la mirada de los platos y nadie se atrevía a abrir la boca mas que para meter un poco de comida y beber un poco.
Astoria, había intentado varias veces entablar una conversación pero no llevaba a nada y todo acababa en silencio incómodo.
Ya, desesperada y un tanto nerviosa, carraspeo falsamente mientras pongo mi mano derecha delante de mi boca.
-Quiero... Quiero saber si de verdad no hay ningún Carrow en pie-. Al principio, me costaba hablar y me salían tartamudeos en vez de una voz clara y melódica.
Draco, al parecer había tragado en seco y se había tensado pues se movía un tanto incómodo en su sitio, Scorpius mirando a su padre.
-Cariño, ya sabes que no. Siempre te lo decimos. No hay ningún Carrow vivo-. Escuché a Astoria un tanto nerviosa mientras intentaba tapar la tensión de Draco con sus palabras.
-Sé que me escondéis algo y juró solemnemente, que sabré lo que me escondéis-. Frunzo el ceño levantándome de mi sitio echando la silla hacia atrás y subiendo con paso veloz a mi cuarto.
Con rapidez, cierro la puerto y me siento en el suelo con la espalda pegada a la cama. Abrazada a mis piernas miro hacia la ventana, empezaba a llover.
¿Por qué me esconden todo?
¿Qué está pasando?
Sin darme cuenta pequeñas lágrimas recorrían mis mejillas que al deslizarse hacia abajo, acababan tirándose al suelo y muriendo en él.
No voy a dejar que me escondan la verdad, no ahora.

Dulces Bromas. |James Sirius Potter|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora