Capítulo 21

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Cristianno

Desde que Megan se fue a China, había estado muy ocupado resolviendo varios asuntos importantes que simplemente no podían esperar hasta su regreso. Por esa razón, no tuve otra alternativa más que hablar por ella en su ausencia.

En general no me gustaba tomar decisiones en lugar de mi esposa, sobre todo porque este plan era suyo, pero en esta ocasión me vi obligado a tomar el mando si quería que las cosas siguieran funcionando.

A excepción del breve mensaje que me había enviado para avisarme que había aterrizado en Shanghái, no había hablado con Megan desde que nos separamos. Eso fue hace tres días. Quería creer que estaba bien, pero la distancia y la escasa comunicación tornaban la espera realmente difícil.

Debía confiar en que Megan me contactaría cuando tuviera algo relevante que reportar, pero hasta entonces, debía conformarme con su silencio

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Debía confiar en que Megan me contactaría cuando tuviera algo relevante que reportar, pero hasta entonces, debía conformarme con su silencio. Una parte de mí estaba acostumbrado a esto, pero la otra no dejaba de preocuparse.

Por experiencias anteriores, sabía que con Megan esto siempre era así, pero no importaba cuántas veces repitiera el mismo proceso, jamás se volvía más fácil. De hecho, ahora que estábamos casados, parecía que la sensación sólo empeoraba. Con cada misión que nos separaba, la ansiedad aumentaba el doble.

Esa noche estaba trabajando en el despacho cuando Adrianno Gabbana anunció su presencia tocando la puerta abierta con los nudillos. La mansión estaba en absoluto silencio porque probablemente ya todo el mundo dormía a esas horas, descontando claro al jefe de la mafia misma.

Levanté la vista del computador frente a mí y aguardé.

- ¿Qué haces despierto?– Preguntó, curioso y atento–

- Trabajo– Respondí, frío y cortante–

Pensé que con ese diálogo la conversación había concluido, pero me sorprendí cuando mi padre entró en el despacho y caminó con paso determinado hasta situarse detrás de mí. Por supuesto, Adrianno nunca hacía lo que esperaban de él, siempre hacía exactamente lo opuesto y en eso radicaba su encanto. Se inclinó ligeramente y analizó los papeles desordenados sobre el escritorio.

- Vaya, esto sí que es inesperado– Comentó, soltando un bufido–

- ¿Puedo ayudarte en algo?– Interrogué, suspirando con paciencia–

Cerré la pantalla del computador con un manotazo violento.

- Nunca me habías comentado tus deseos de obtener un título universitario– Indicó, alzando una ceja–

- Eso es porque jamás hemos hablado sobre otro tema que no fuera la mafia– Repliqué, cruzando los brazos–

- No sabía que tu educación te importara tanto, creí que eras como el resto de tus hermanos que viven para robar mi dinero sin hacer nada útil por el mundo– Objetó, soltando una carcajada de resignación–

Ahora y siempre (ASP #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora