Capítulo 8

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No cita

Sábado, 11 de agosto.

A Sicheng le gustaría decir que no estaba nervioso para nada, pero eso sería una total y completa mentira. Estaba nervioso hasta los huevos, pero no sabía por qué. Quizás era el hecho de que saldría con Yuta, el cual era un policía y Sicheng se había jurado así mismo nunca más involucrarse con uno.

¿Qué pasaría si él se enterara de cada cosa que Sicheng había hecho en China? No quería volver a involucrarse con esa gente, por algo había huido, pero entonces, ¿por qué siempre tenía que encontrarse con un policía o alguna persona relacionada a lo que él hacía antiguamente?

Casi por quinta vez en los últimos 60 minutos Sicheng volvió a lavarse las manos porque de esa manera se sentía más limpio y mucho más tranquilo. Aunque éstas no sostuvieran nada, sentía que estaban sucias. Miró la hora por décima vez, no porque estuviera esperando por Yuta, sino porque realmente esperaba que el chico se atrasara un par de minutos para cumplir con su palabra y cancelarlo.

Pero, así como él esperaba que el japonés no llegara, éste mismo llamó a las siete en punto a su celular, avisándole que estaba abajo esperándolo y lo único que pudo hacer el chino fue suspirar y salir de su departamento, cerrándolo bajo todas las llaves posibles y encendiendo la alarma contra robos.

Cuando salió del edificio vio a Yuta apoyado en un BMW negro. Sicheng no sabía mucho de autos porque nunca le llamaron la atención, pero de lo que sí estaba seguro de cuando lo vio es sobre lo caro y lujoso que se veía.

—¿Tu amigo, el gran Seo te lo regaló? —fue lo primero que dijo cuando estuvo frente a él, haciéndole alusión al auto.

—¿Qué dices? —Yuta frunció un poco el ceño, sintiéndose algo ofendido por lo que Sicheng había preguntado. —Trabajé duro por meses para poder comprarlo.

Por alguna razón Sicheng se sintió un poco mal por haber ofendido al japonés, pero solo se encogió de hombros y entró al auto cuando Yuta se lo pidió.

No habló mucho, Yuta tampoco lo hizo, solo nombró un par de lugares a los que lo llevaría, sin embargo, los olvidó en el mismo instante que el mayor los dijo. No era un ambiente incómodo, pero sin duda el chino prefería estar entre sus mantas editando algún trabajo que tuviera en su correo.

Muchos minutos después Sicheng comenzaba a ver las calles de Seúl ser alumbradas por varias luces de colores. Nunca se cansaría de admirar la belleza que portaba Corea, mucho menos cuán hermosa lucía de noche. A Sicheng le gustaba mirar todas las cosas bonitas, cosas que fueran admirables, es por eso, que sin pensarlo su mirada se dirigió al perfil de Yuta, fijándose en los detalles más grandes hasta los más mínimos; como por ejemplo la mirada filosa que poseía. Sus ojos estaban fijos en un punto, el chino estaba seguro que con solo un vistazo podría intimidar a cualquiera.

—¿Cómo es posible que no tengas ningún lunar en tu cara? —fue imposible no preguntar cuando Yuta comenzó a aparcar el auto al aire libre. —Es decir, todos tienen uno...

—Tú tampoco tienes uno —comentó sin siquiera echarle un vistazo mientras terminaba de apagar el motor.

Sicheng no comentó nada más porque de algún modo sintió que su rostro comenzaba a arder lentamente. ¿Yuta ya lo había mirado lo suficiente para saber que no tenía ningún lunar? No sabía realmente si sentirse acosado o no.

Cuando salió del auto una leve brisa hizo que se estremeciera, sin embargo, se sintió algo cálido y fresco. Alzó su mirada, dándose cuenta de la gran torre que estaba frente a sus ojos. Habían muchas luces adornándola y algunas personas pasaban a su alrededor comentando cuán hermosa se veía la noche.

Catarsis ↬ Jaeyong ; Yuwin ; Markhyuck [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora