Capítulo 14: Memoria de Mis Putas Tristezas

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D-de acuerdo padre.

Me levanté y por mi propio pie me alisté para salir del alcance de la vista de mi padre, pero el tenía una pregunta más lista para ser lanzada hacía mi dirección.

Un detalle nada más, por favor Dalia —le escuché decir en lo que en mis manos sentía la frialdad de la perilla de la puerta de su oficina—. Porque esto... esto sigue sin cuadrar o sin quedarme claro.

¿Q-qué e-es... p-padre...?

Pues... ¿cómo me dirijo a tu amigo? Eh... ¿Amiga? ¿Sydney?

¿Eh?

Soy de otra generación, p-pero te juro que no quiero sonar grosero o que se sienta insultado... digo... ¿es insultada?

El ver a mi padre con nerviosismo en su voz y sus gestos me recordó que al final del día, aunque no lo pareciera, era un ser humano.

¿A qué te refieres? —le dije.

¿Cuál es el término políticamente correcto para referirme a uno de esos chicos que se visten como chicas? D-de verdad: no me burlo, es sólo que quiero saber.

Oh... Sydney es... para todos fines y propósitos una chica, así que yo usaría esos pronombres.

¡Va! ¡Entendido! ¡Gracias Dalia!

Sólo un padre puede hacerte pasar en menos de un segundo del miedo total a la calidez absoluta; pero esa, supongo, es la mejor arma que tienen: no el que posean autoridad legal sobre una, sino que sabemos que por más que no comprendan en ocasiones, lo que hacen lo hacen porque piensan que es lo mejor para nosotras.

Aún así, me era nuevo ese sentir: jamás vi a Tyler de una manera tal. He tenido crushes en el pasado, la mayoría sólo en papel de manga o en dramas melosos, pero esto era, con todas sus imperfecciones, algo real. Y potencialmente mi primera cita oficial...

 Y potencialmente mi primera cita oficial

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—¿Y qué? —Harry interrumpió a Dalia —. ¿Me dejas de lado o ya olvidaste nuestro baile?

—¡No! ¡C-claro que no!

—¿Tan pronto olvidas, Dal? ¿¡Tan pronto!? —Harry siguió reclamando con una voz a punto de resquebrajarse por completo.

—¡No! ¡Es sólo que eso no es lo mío!

—¡Yo te amaba! ¡Yo que te puse bien guapa para eso y ahora... me haces el feo!

—¡Harry, no, no! Es sólo que...

—¡Él es un chico! ¡Tú una chica! —gritó con lágrimas tan legitimas como un documental terraplanista —. ¡Son muy diferentes para que pueda funcionar!

—¡Perdoname Harry! ¡Perd--!

—Harry, no seas tan cabrona —Jo intervino —. Deja de trolear a esta chica.

¿Cómo Te Lo Digo Querida Jo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora