Remus mejor se alejó de ese par, ya sabía que cuando se ponían de esa manera ya andaban en su mundo. Así que sigiloso se fue a vigilar a los estudiantes, claro evitando que se acercarán a los jefes para que no arruinaron su romance veraniego.

—¿Adulando? ¿Yo? —expresó la dama.

Snape se quería reír de lo muy bien que la merlina fingía ser toda una Slytherin.

El enorme sombrero que cubría la cabeza de la mujer, los ocultaba muy bien ya que así ojos curiosos no podían ver lo que hacían.

—Madame me temo que no debería dar adulaciones, le soy fiel a una bella mujer y en este momento vengo con ella —expresó el pocionista.

Scarlet arrugó el ceño entrando al juego—. No creo que se entere tu esposa, además quizás no sea tan bella como yo.

¡Dios! que esa bruja lo mataría algún día, era más serpiente que león—. Admito que es muy bella madame, pero mi esposa lo es aún más.

—¿Y se puede saber qué tiene ella que no tenga yo? —inquirió juguetonamente Scarlet.

—Una belleza espiritual única, tan pura desde el alma que lo refleja al exterior, su dolor y pasado oscuro así como tortuoso la volvió una joya rara de hallar, es más valiosa que el diamante mismo, quien la ve en persona piensa que es una dama delicada, pero es tan aguerrida, como si llevara las tropas otomanas más letales dentro de su persona —expresaba Snape con sutileza, tomando a la bruja de la cintura—. Fascinante al hablar con ella, que te deja sin palabras ante su vasto conocimiento, su belleza pura ligada a la luz se añaden a su vida longeva, la fineza de sus gestos y acciones ocultan a la más letal de los estrategas, reyes actuales de ambos mundos mágico y muggle se arrodillan ante su presencia.

—Debe ser una bruja poderosa y que le encanta doblegar a todos —lo incitaba la bruja.

Snape acercó sus labios a la oreja de la merlina y con voz grave pero sutil expresó—. No requiere doblegar a nadie, no requiere ni arma, ni soldados para conquistar una nación, solo basta con estar ella presente para conquistar al emperador más cruel, al imperio más firme, el gobierno más vil y a naciones de sumo poder, esa mujer lleva en su sangre lo Merlín en todas sus reglas y palabras, es astuta y mordaz como la serpiente, sabe acorralar a su presa con o sin ayuda como el león, inteligente para hacerte creer que le llevas la delantera como las águilas y sobre todo leal hacia los que ama como el tejón, tanto como para dar su vida por ellos, esa madame es la bruja que tome por esposa y no hay nadie que la iguale.

Scarlet sonreía dejándose llevar por esas palabras que casi sonaban a un arrullo—. Esa bruja me ha dado todo lo que he deseado en mi vida, y sería un estúpido dejarla ir —término de susurrarle el pocionista.

Se atrevió a besarla con sutileza debajo de la oreja, casi llegando a la nuca, sacando un ligero suspiro de la bruja, aquel punto era uno de aquellos tantos descubiertos por el pocionista en sus naufragios nocturnos con la merlina.

Subió poco a poco rozando sus labios hasta llegar a la boca de la dama, jugando así ambos con la boca del otro en solo roces entres sus labios, saboreando incluso las respiraciones.

—Iré por un aperitivo —se alejó dejándolo con las ansias de besarla.

—Bruja atrevida.

Scarlet sonrió victoriosa mientras ya iba a medio trayecto.

Snape suspiró demasiado irritado, mira que había caído en su juego, pensaba que llevaba las de ganar, como dicen los muggles, "le salió el tiro por la culata".

Definitivamente esa bruja lo mataría, y lo haría de la manera más deliciosa posible, ya se preguntaba en ocasiones porque esa mujer era más peligrosa que Voldemort, y todos los magos oscuros juntos.

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