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Mal aún sentía que debía hacer cosas en su antiguo hogar, no sabía exactamente qué era pero esa sensación allí estaba.

Sus amigos que se encontraban en la guarida de Hades estaban expectantes a la respuesta de la hija de este, todos querían en algún grado que Mal regresara junto a ellos, mas también tenían claro que no podían obligarla a nada.

- Chicos, aún no voy a volver. – dijo Mal–. Am... Aún siento que debo hacer cosas acá. – expresó moviendo sus manos–. Perdón.

- Hey, no tienes razón para pedirnos perdón. – se acercó Jay a la chica–. Es tu elección, pero lo que sí, prométeme que no volverás a desaparecer de esta forma, no importa si quieres ir a Auradon otra vez o no, solamente informa si estás bien o si necesitas algo.

- Está bien. – asintió la muchacha–. Entonces, ¿no se enojaron?

- Claro que no. – mencionó Uma dando a entender que la respuesta era más que obvia–. Recuerda que mis tentáculos te quieren.

- Gracias, camarón. – bromeó la reina recordando aquellos años de antaño en los que pasaban insultando a la otra.

Mal observó a los demás presentes. Celia levantó ambos pulgares hacia ella en señal de aprobación; a pesar de ser más pequeña era una gran amiga. Cuando miró a Harry logró leer sus labios, los que habían dicho sin sonido alguno que él también la quería, y en cuanto a Gil, le sonreía amablemente.

Así pasaron la tarde, entre anécdotas y risas, juntos como una gran familia.

●●●

Ya era hora de que los chicos se fueran y la hija de Maléfica bien lo sabía, así que decidió salir no sin antes hacerle una seña a Evie para que la siguiera, aprovechando que los demás estaban entretenidos con la historia de cómo Hades se emparejó con la emperatriz del mal.

Una vez afuera, Mal se apoyó en la pared a la espera de su amiga, quien apareció segundos después.

- ¿No vas a decirme nada? – preguntó Mal.

- ¿Sobre qué? – respondió Evie.

- Acerca de que me quedo. – expuso recatadamente la de pelo morado.

- No. M, sé que vas a volver en algún momento. – la modista se acercó a su amiga para tomarla de las manos–. Como también sé que gran parte de que estés ahora acá es mi culpa.

- No, Ev...

- Sí, Mal. – interrumpió a su amiga–. Lo es. Si yo hubiera actuado como siempre y como debía, sabría qué era lo que realmente te pasaba y nada de esto sucedería.

- En realidad, tenías razón. No puedo tratar así a Sofía. – afirmó Mal.

- Pero si hablaba antes contigo que con Ben, entendería muchísimo mejor tus razones. – manifestó la de azul.

- Quizás, pero no hablemos de eso. – pidió la reina.

- Okay, entonces. – Evie soltó las manos de su amiga y señaló su vestimenta–. ¿Por qué usas esa polera?

Mal se examinó a sí misma, llevaba sus característicos zapatos y pantalones, sin embargo, la polera no era la misma de siempre. Esta era más holgada, daba una sensación de estar desgastada y rota, además, poseía una llama azul, correspondiente al logo de Hades y claramente, no al de Maléfica.

- Ah, sí, esto... – mencionó Mal mientras tiraba un poco su camiseta.

- ¿Acaso no te gustan las otras? – indagó Evie.

- No, claro que no es eso. Simplemente ya no me entran. – aclaró Mal.

- ¿Qué? – preguntó la diseñadora confundida.

- Son muy ajustadas. – habló la chica.

- ¿Pero qué tiene? Toda tu vida has usado así la ropa. – recordó la hija de Evil Queen.

- Evie, hay algo que nunca te dije.

- Mal, me estás asustando.

- Tranquila, no es nada malo. Cuando escuché lo que hablaban con Ben no fue porque pasaba y yo quise quedarme, sino que iba a decirle que creía estar enferma y que necesitaba ir al doctor. – Evie levantó una ceja sin entender aún–. Ya sabes qué pasó después y a los días de estar aquí. – levantó su remera dejando a la vista su abdomen–. Me enteré de esto.

La mejor amiga de la soberana no reaccionaba, tenía su vista fija en la barriga de esta y sus pensamientos estaban totalmente descontrolados.

- Bueno, creo que no es malo. – opinó Mal nerviosa, pues las palabras por parte de su amiga se tardaban en aparecer.

- No, no es malo. – dijo Evie sonriendo, a la vez que al fin reaccionaba–. ¡Mal, estás em...!

- Shh. – mencionó la aludida tapando la boca de su amiga–. No quiero que los demás se enteren. – quitó la mano de la boca de su amiga–. Y sí... Estoy embarazada.

Mal soltó la polera y se deslizó por la pared hasta quedar sentada como indio en el suelo, fijando sus ojos ahí.

- No pareces alegre. – expuso la de cabello azul sentándose igual que su casi hermana–. ¿Qué pasa, Mal?

- No sé, creo que no me siento lista y mucho menos siento que sea el momento. – declaró Lady Mal.

- No creo que realmente exista un momento en el que nos podamos sentir listas para convertirnos en madres. – Evie se acomodó mejor, quedando cara a cara con Mal–. Y sé lo que sientes, sé que tienes miedo porque yo también lo sentí cuando me enteré de mi primer embarazo.

- Sí, pero por lo menos cuando tú lo supiste las cosas no estaban tan difíciles. – explicó Mal.

- Es tu decisión. – sonrió a su amiga la consejera del rey–. No obstante, ten presente que ¡voy a ser tía! – chilló Evie en un tono medio.

Mal no pudo evitar reír, en definitiva Evie Queen era su mejor amiga y perfectamente la podía considerar su hermana. Siempre sabía cómo animarla pero no por eso, dejaba de demostrarle las cosas cuando no las hacía del todo bien.

- Ahora, hablando en serio. Recuerda que ese bebé es de Ben también, el amor de tu vida. – posicionó una de sus manos sobre la panza todavía sutil de su contraria–. No quiero que te sientas presionada ni nada por el estilo. – Evie acarició la mejilla de su compañera con su mano libre–. Sea lo que sea que elijas hacer, te apoyaré.

- Gracias, Evie. – sonrió Mal.

- ¿Alguien más sabe? – cuestionó retirando sus manos del cuerpo de aquella que se encontraba posicionada socialmente más arriba.

- Tú y Hades, nadie más. – afirmó Igna–. Mañana pretendía ir a visitar a mamá para contarle pero, por ahora, ¿me guardas el secreto?

- ¿Y Ben? – interpeló la mano derecha del mencionado.

- Yo debo contarle. – proclamó la esposa del rey–. Lo haré cuando regrese.

- ¿Cuánto falt...?

Evie fue interrumpida por el sonido de las puertas que tenían cerca y pasos acelerados, provocando que ambas amigas se levantaran rápidamente del suelo.

- ¿Qué pasa? – preguntó la interrumpida anteriormente acercándose a sus amigos al verlos salir.

- Llamó Ben, le pasó algo a Sofía. – informó Uma en bajo volumen.

- ¿Qué le ocurrió? – volvió a preguntar Evie.

- No nos quiso decir por teléfono. – espetó esta vez Jay.

- Mal, nos debemos ir. – aseguró Evie volviendo con su amiga para besarle la frente–. Nos vemos.

Luego de que todos sus amigos se despidieran de Mal con una ademán, emprendieron camino de regreso a Auradon. Estaban preocupados, sus mentes comenzaban a trabajar creando teorías sobre el estado de la pequeña, no logrando otra cosa que aterrar más a los jóvenes.

¿Qué había pasado con Sofía como para que Benjamin no les dijiera por llamada? Florian no era capaz de lastimar ni a una mosca, no intencionalmente, por lo que si escogió no informar sobre lo acontecido era para no alterar a los chicos. ¿Qué cosa tan grave podría ser? ¿Tendría alguna relación con Carlos?

La Hermana de CarlosWhere stories live. Discover now