11. Besos

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No supo saber exactamente dónde estaba en cuanto abrió los ojos; la noche del dia anterior le hizo recordar la situación actual, péro no podía pensar bien, demasiada luz entraba en la habitación para su cabeza, que le dolía a horrores. Empezó a recordar pequeños fragmentos de la noche anterior; haber estado bailando con Erik, Charles y Michelle besarse apasionadamente, Russ llorar... Luego las imagenes se volvían borrosas, creía recordar haber estado encima de alguien, también risas, y unos cuantos bailes más.

Suspiró con alivio al verse en su habitación, no recordaba haberse puesto el pijama, demasiado ebria para haberlo hecho sola. Intento levantarse, pero cayó con torpeza de culo al suelo, sus pies no se manejaban bien. Se levantó cómo su cuerpo le permitía y se ayudó de la pared para poder andar correctamente hasta que pudo ir libremente fuera de la habitación, eso si, el dolor de cabeza no se lo quitaba nadie.

En cuanto salió al pasillo, se fijó automaticamente en la puerta de la habitacion de Erik, que estaba entreabierta y daba una buena imagen de el hombre tumbado boca abajo desnudo por arriba, la chica se fijó en su musculosa espalda unos segundos de más, a la cual le daba el sol de lleno y daba un efecto bronceado en el.

Tuvo que autoconvencerse a si misma para salir de alli, ir a la cocina donde habría algo para aliviar su dolor de cabeza.

Cuándo decidió moverse, la puerta de Diane se abrió de par en par y salió de allí la susodicha, con el pelo revuelto y un pijama ceñido. Se encontraba en el mismo estado que Laura, se sujetaba la cabeza como si le fuese la vida en ello.

Las chicas se miraron entre ellas, nerviosas, y cansadas. La morena fue la primera en hablar, echandole un vistazo al cuello de la rubia;

-Oye, ¿con quien te liaste anoche?

-No me preguntes, no recuerdo nada. ¿Por que me preguntas eso?

-Tienes un chupeton del tamaño de mi puño. Diane enterró su cara entre sus manos mientras murmuraba "Dios,¿que he hecho?"

-No te tortures, le consoló Laura pasando su brazo por el hombro de la chica, de las locuras se aprende. Bajemos a la cocina, las dos necesitamos una buena aspirina.

El trayecto escaleras abajo no fue facil; Laura estaba mas repuesta que Diane, pues la rubia andaba con torpeza y se tropezaba sin motivo alguno. Tampoco era de mucha ayuda andar con las manos en la cara, Laura tuvo que andar por las dos, la chica no estaba de humor para reprimirle o echarle una regañina, les acabarían doliendo las cabezas mas de lo que ya les dolia a las dos.

Laura creyo estar en el paraiso cuando terminaron de bajar el ultimo escalon y tocaron planta baja;

-Vamos, Diane, solo queda atravesar este pasillo, animó Laura a la rubia. Cuando acabaran la dura travesia , pediria una mención a la paciencia teniendo resaca. A mitad de camino, la puerta del despacho de Charles se abrió, rubia y morena fijaron vista en la pelinegra que acababa de salir en pijama de alli, las dos no podían creer en lo que veían.

Michelle se dió cuenta demasiado tarde, y se quedó paralizada observando a sus amigas, mientras estas con aspectos desarreglados y sorprendidas le habían pillado.

-¿Que tal la noche con tu principe, princesa?, ironizó Diane.

-No, Michelle, no. Oh, lo siento Diane, se disculpó Laura a la rubia al haberla dejado caer por la impresión.

-No hicimos nada, se defendió la aludida.

-Si, ya claro. ¿Que hicisteis? Dormir abrazaditos, ironizó Diane. La pelinegra la miró con reproche;

-Eso hicimos. No todas somos como tú, le señaló la marca del cuello. La rubia se lo tapó rapidamente y la miró avergonzada;

-No me he despertado con nadie, te lo puede decir Laura. La morena se sentía incomoda al ser nombrada en un asunto que ni le iba ni venía.

X-Men. Primera Generación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora