Poems [Michaeng]

• 02 - A simple question •

— V-voy a la cocina por algo

Observé cómo huyó del cuarto corriendo y me dediqué a tomar una barra de chocolate que estaba en el lugar en donde antes estaba.

Estaba tratando de abrir la envoltura, era difícil poder conseguirlo ya que la luz no me ayudaba del todo.

Maldita sea, ábrete.

— ¿Estás bien?-. Por estar cerca de la pareja, reconocí la voz de la mayor a pesar de que susurraba; deduje inmediatamente que le cuestionaba aquella pregunta a Mina.

— S-sí.

— Tal vez después de que se vayan, te puedas quedar a dormir, mis padres no llegarán hasta el lunes.

— ¿Segura?

— Claro, hay muchas cosas que podemos hacer, te puedo prestar ropa y te quedas a dormir conmigo-. Abrí un poco más los ojos por la forma en la que le dijo aquello, utilizaba un tono un tanto seductor.

Genial, ahora tengo que fingir que no escucho cómo coquetean entre sí.

¿Qué hago aquí?

— Solo deja que le informe a mi madre, no creo que tenga problemas.

¿Por qué tengo que escuchar esto?

— Dios, eres tan hermosa-. Fue lo último que escuché 

Me confundí en ese momento.

Volteé discretamente para observar un poco y en efecto, se estaban besando. Me quedé observando por unos cortos segundos, hasta que voluntariamente salí de la habitación haciendo el menor ruido posible.

No quería ser mal tercio.

— ¿Te asustaste, no?-. Cuestioné a la de cabello negro en el momento en el que la vi en el sillón con su celular.

— No, que va. En realidad estaba muy aburrida, la trama no me llamaba para nada la atención, así que mejor vine-. Me acerqué a ella y finalmente me senté a su lado.

— ¿Crees que te estoy creyendo? Por dios, Hirai Momo-. Reí.— A pesar de que te conozco hace once, casi doce meses aproximadamente, sé perfectamente tus actitudes. No te estabas aburriendo, te estabas meando encima.

— ¡Claro que no, Chae!-. Le miré incrédula.— Bueno, tal vez me asusté un poco, pero nada grande.

— De acuerdo, de acuerdo.

Se hizo un silencio durante unos minutos, estaba utilizando mi celular viendo twitter y la otra se encontraba recostada sobre mi hombro observando al igual que yo la pantalla.

Mi dedo seguía dando movimientos hacia arriba, hasta que se detuvo con una simple pregunta.

— ¿Qué opinas de Mina?