Hoseok no le había escrito. ¿Acaso se habrá arrepentido de lo que había pasado hace unas horas atrás? ¡Demonios, no! ¡Ojalá que esa posibilidad jamás se le vuelva a pasar por la cabeza!
Yoongi pensó que quizás estaba muy ocupado con los deberes del colegio o sus padres le habían envíado a hacer algún quehacer que requería de concentración y tiempo.
El pelinegro se sentó en su cama y miró por la ventana y vio algo de lo que no se había percatado antes por tener los audífonos en volumen alto. Había una patrulla y una ambulancia en la casa de los Jung, los policías se estaban llevando a los padres de Hoseok.
No lo pensó dos veces y salió de su casa, corriendo y sin importarle el hecho de que solo cargaba un par de medias. Intentó ingresar a la casa pero un par de policías no se lo permitieron, así que le tocó esperar afuera.
—Estoy aquí Hobi, no te dejaré, no te dejaré, Dawon noona está aquí para cuidarte —escuchó el desgarrador llanto de Dawon, la hermana mayor de Hoseok.
Y sin importarle mucho los policías que estaban en la entrada, ingresó a la casa. Un incosciente castapo estaba siendo colocado en una camilla por los paramédicos con Dawon llorando a su lado.
El pelinegro se acercó a la mayor e intentó preguntarle que demonios había pasado, porque Hoseok estaba en una camilla incosciente pero nada, no pudo decir palabra alguna. Su condición y sus nervios le estaba jugando una mala pasada y lo odiaba, intentó hablarle pero de su boca no salieron nada más que balbuceos inentendibles.
Dawon solo le dirigió una mirada amarga y se dirigió junto a los paramédicos a la ambulancia, después los policías casi lo sacaron a patadas de la casa de los Jung. Todo aquel escenario, había causado un alboroto en el vecindario y los chismes no habían tardado en propagarse.
Los Jung siempre habían sido una familia modelo, ¿qué había pasado?
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Abrió los ojos y lo primero que hizo fue cerrarlos por inercia, la luz de su habitación le estaba molestando. Intentó levantarse, pero el insoportable dolor en todo su cuerpo no se lo permitía y por inercia, se quejó.
—¡Hobi! —se sorprendió al ver a Dawon allí—. No debes levantarte, debes descansar para que te recuperes. Llamaré al doctor.
Y acto seguido, la pelinegra se fue dejándolo solo en la habitación. ¿Doctor? ¿Paredes demasiado blancas y olor a antiséptico? ¿Por qué estaba en un hospital? ¿Por qué le dolía todo el cuerpo?
Fue porque papá me dio una paliza por ser gay, por ser un enfermo, pensó Hoseok pero despejó esos pensamientos negativos.
La puerta se abrió y el castaño pensó que volvería a ver a su hermana entrar por la puerta, pero su sorpresa fue al ver a Yoongi entrar con los ojos hinchados y rojos. Había estado llorando y esperaba que no fuera por su culpa, aunque todo indicaba que era por él.
—H-H-Hobi... H-Hobi —el pelinegro se acercó rapidamente a la camilla donde estaba postrado el contrario—. Q-Q-Que bueno que estés b-b-bien.
Yoongi comenzó a lloriquear y a comenzar a balbucear cosas que Hoseok no lograba entender y no podía culparlo, lo había preocupado y por ello debía hacer algo para calmar a su hyung, a su novio.
Eso sonaba increíble, sonaba hermoso.
El castaño tomó una de las manos del más pálido y se las llevó a los labios, depositando suaves y castos besos en ella en un intento de calmar a Yoongi, de hacerle saber que se encontraba allí, vivito y coleando; de hacerle saber que Yoongi tendría a Hoseok para rato.
Cuando el mayor logró calmar su llanto y solo se encontraba sorbiendo su nariz, Hoseok no pudo evitarle preguntarle a su hyung si creía en Dios. Creía que le iba a contestar que no, que era ateo por ser homosexual pues muchos eran ateos y satánicos o según, eso era lo que decían sus padres pero su respuesta le dejó atónito, sin palabras.
—Sí, creo en Dios —afirmó el mayor—. Pero creo en el Dios que no juzga, que perdonará nuestros pecados si nos mostramos verdaderamente arrepentidos, creo en el Dios que ama a la naturaleza y a la humanidad porque somos su creación. Yo, creo en el Dios que a pesar de ser de diferentes razas, de hablar diferentes idiomas o de nuestra sexualidad nos amará tal y como somos.
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