-¡Mamá ya vámonos! ¡Mamá! ¡Mamá es hora!- Sole abandonó brevemente los brazos de Marcelo y cargó a su hija en los suyos.

- ¿Estás lista para llevarte a príncipe a casa?- Alba asintió con una sonrisa enorme en el rostro y con unos ojos tan llenos de vida, era idéntica a el.

- La tía Marissa me dijo que ya no podré dormir contigo porque tienes que recuperar el tiempo perdido con papá...- Marcelo soltó una risa divertido, la cara de vergüenza de Sole era épica.

- Puedes dormir el tiempo que quieras con nosotros cariño, ¿verdad amor?- Sole le dedicó una sonrisa enorme a su hija y a Marcelo una mirada de pocos amigos, ella realmente quería recuperar el tiempo perdido del que hablaba Marissa.

Sole le dedicó una última mirada a ese lugar y agradeció al cielo el poder irse con Marcelo vivo y completamente sano a su casa , Alba reía en sus brazos por algo que Marcelo había dicho, Sole los miró cautivada, sorprendida y enamorada, eran tan iguales, la misma sonrisa, la misma mirada, no creía posible sentir tanto amor hacia dos personas y sin embargo lo sentía, los amaba.

Marcelo miraba a Alba reír en los brazos de Sole, su pequeña cabecita estaba recargada en el pecho de su madre y sus piernas enredadas en su cintura, eran ambas tan diferentes, Sole tenía una mirada profunda e intensa, una sonrisa amable y viva, su hija era idéntica a el y eso lo llenaba de orgullo, las amaba. La rubia lo miró profundamente, con esos ojos verdes que lo paralizaban, sonrió contenta de seguir teniendo ese efecto en el luego de tanto tiempo, Marcelo se acercó presa de esos ojos y depositó un beso suave y corto en sus labios, un beso que prometía mucho, Alba en medio de ambos sonrió feliz de tener por fin a sus padres juntos.

- Vamos a casa Sole...- Sole se despidió de ese lugar mentalmente, la mano de Marcelo la saco del lugar y al cruzar la puerta dejó parte de sus miedos atrás, ahora lo sentía mas real, realmente estaban dando fin a esa pesadilla.

La fiesta de bienvenida de Marcelo duró gran parte de la tarde y de la noche , para todos era un milagro que el estuviera ahí de nuevo, entre risas y alegría, mucha alegría, Marcelo volvió a casa.

Perdió la cuenta de cuantas personas lo felicitaron por volver, algunas ni siquiera las conocía, eso le pareció divertido, eran nuevos contactos que su mujer había hecho, algunos proveedores, agentes de viajes , etc.

Le parecía increíble el lugar que lo recibió, el enorme salón de eventos era una construcción que no pasaba desapercibida, fachadas de pedrería y un moderno techo de cristal hacían de ese lugar una contraste moderno con la sobria construcción del resto del lugar, algo muy diferente a lo que el había querido para Villa Nascosta desde su inicio.

En lo referente a su familia, le sorprendió mucho ver a su cuñada Gala siendo novia de su viejo amigo Leo, Gabriel estaba ausente y eso lo tranquilizó un poco, no se sentía cómodo con la estrecha amistad que según sus padres, tenía a Sole con ese amor de su pasado, ya hablaría con ella sobre ese tema.

Ya entrada la madrugada Sole despedía divertida a los invitados que se marchaban algo ebrios después de tanto festejar, Marcelo notó la mirada poco amigable que la rubia les dedicaba a sus padres y no la culpaba, se habían portado realmente mal con ella, suspiró agobiado, había tantas secuelas que su coma había dejado.

Con Alba en brazos subió las largas escaleras de su casa, cada cosa seguía igual, cada pintura, cada antigüedad, era como si el tiempo no hubiera pasado ahí, aunque eso cambió en cuanto entraron a la habitación, decenas de fotografías adornaban las paredes, en todas ellas su hija y Sole sonreían ante diferentes paisajes, Marcelo las observo deleitado, era visible el paso de los años en ellas, Sole le sonrió con ternura y lo abrazó desde atrás enterrando su nariz en la ancha espalda de él.

- Por fin estás aquí...-

-Realmente pasó mucho...- dijo el perdido en esas imágenes que le mostraban cuan ausente había estado.

Sole asintió con pesar, Marcelo caminó hasta la cama y depositó a la niña que se removió inquieta extrañando a su padre al instante, eso toco hondo en el, la conexión que tenía con su pequeña era increíble, era mágica, ella era lo mejor que le había pasado en la vida junto a la bella mujer de ojos verdes que lo miraba curiosa desde el otro extremo de la habitación.

Con calma el le tendió la mano, Sole lo siguió embelesada, ya entre sus brazos Marcelo la besó con intensidad, con una necesidad enorme de ella, Sole se pegó mas a el, a eso brazos fuertes que la apresaban sin piedad ,a esa boca que le exigía esa pasión que tenía de sobra, recordando quien dormía a metros de ellos se separaron jadeantes, insatisfechos.

-¿Siempre será así?- preguntó el entre divertido y frustrado por no poder consumar aquello que su cuerpo y su alma rogaban por hacer con ella.

- Al menos por un tiempo, ella aún necesita conocerte, pasar todo el tiempo que pueda contigo...- Marcelo sonrió y abrazó a su mujer lleno de felicidad.

-Aún no puedo creer que ella sea nuestra, es como una luz, tan llena de vida, tan llena de energía, es como un... como un - Sole soltó una risita divertida, sabía cual era la palabra que el buscaba.

-¿Cómo un sol?- el asintió riendo también.

- Sol hubiera sido un nombre perfecto para ella.-ella negó divertida y lo besó, despertando el deseo de nuevo.

- Si la niña no estuviera aquí...- dijo el perdido en ella y su boca.

- Si Alba no estuviera aquí, ¿que pasaría....?- Sole sonrió al ver como la mirada de Marcelo se oscurecía y su cara se transformaba en esa semejante a la de un villano de película , esa cara que amaba.

- Mi oficina...- dijo para el mismo.- ¿aún funciona mi oficina?

-Si...- dijo Sole sin entender.

Marcelo sonrió triunfante y la abandonó unos minutos, se acercó de nuevo a la cama donde su hija dormía y puso una almohada a cada lado de ella, Sole lo veía con los brazos cruzados y sin entender nada, Marcelo se acercó a ella con determinación, solo entonces ella entendió lo que pasaría.

- Vamos a mi oficina, tenemos que ponernos al día sobre muchas cosas...- Sole sonrió y le dedico una ultima mirada a la niña, asegurándose de que no se cayera.

- ¡A la orden capitán!- entre risas salieron de la habitación y se dirigieron a ese lugar donde empezarían de nuevo su historia de amor.

Amor bajo llave.Where stories live. Discover now