Capitulo 5

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Vanessa

Vanessa poco a poco se esta resignando a no ser mamá de nuevo, pero es cada vez más horrible cuando mira a una chica embarazada, cuando ve la ropa de bebé y cuando recuerda que ella estuvo embarazada. Estuvo a punto de ponerse a llorar, pero solo miró la prueba y la dejo caer en el cesto de basura. Quizá debería adoptar.  Frunció el ceño y pensó que algún día tiene que darse por vencida y superarlo, pero no puede, quiere un bebé.

— ¿Que salió en la prueba esta vez? ¿Tuviste suerte? — Ya no siente vergüenza, antes se encerraba en su propio dolor, pero ahora sabe que volver a tener un bebé es un sueño muy lejano. 

— Negativo, como siempre — trató de no sonar triste, se puso de pie y se arreglo la ropa. — No me sorprende, no soy una máquina de bebés —

— El collar que dejaron en tu casa es hermoso — dijo Barbara detrás de la puerta del baño, lleva esperándola unos minutos que se tomaron libres del trabajo, son los beneficios de tener internos a su mando. — Úsalo, combínalo con un hermoso vestido, de todos modos es tuyo —

— ¡No es hermoso! — contestó molesta desde el baño. — Es el collar más horrible que alguna vez me dieron —

— ¿Alguien mas sabe que el príncipe te lo había regalado? — cuando salio del baño, miró a su amiga Barbara contenta e idiotizada por un pedazo de joya, la sostiene sobre su pecho y se mira en el espejo. Vanessa rodó los ojos y decidió mojarse la cara para despejar el sueño.

— No, claro que no. ¡Por dios Barbara! Eso quiere decir que él estuvo en mi puerta. ¡En mi jodida casa! —  Su amiga guardo de nuevo el collar que hace tres años había desbaratado, lo puso de nuevo en su mano, aquella joya de cientos de años quema la palma de su mano. 

¿Será bien vender el collar y comprar un auto nuevo?  

— Tienes que aceptar que es muy romántico — Vanessa no contestó nada pero la miro como si estuviera loca.

¿Romántico? romántico es cuando los dos están enamorados, no cuando vuelve tres años después. 

La doctora sabe que el príncipe es el único hombre de la realeza que dejó aquellas cosas en su puerta, su perfume estaba ahí rondando la puerta de su casa como un intruso, por dios, cada que salía de su casa podía olerlo. ¿Para que demonios vuelve a su casa? ¿Como supo su dirección? Esas preguntas la mantenían pensativa, hasta que se dio cuenta que ella tiene a Ishaq y además, no quiere saber nada del príncipe de nuevo. 

Salió del baño con su amiga pisando sus talones segura de sí misma, caminó por los pasillos del hospital, sonriendo y coqueteando con sus internos, meneando sus caderas y su cabello llamando la atención de todos como siempre le gusta hacer. Se detuvo en la recepción con una sonrisa en el rostro, firmo algunos papeles, pero su amiga se puso enfrente con las manos en la cintura.

— ¡Ya déjame en paz! — Barbara alejo los papales de su amiga.

— Tienes que contestar la carta. ¡Con un demonio la envió la mismisima reina de Inglaterra!. La pobre mujer tiene más de una semana esperando tu respuesta —

— Dije que no quiero operarla, no me interesa, además puede conseguir a cualquier otro doctor. — pero la mirada retadora de su amiga no la deja en paz. — No quiero volver a Londres — 

Aún recuerda la pequeña carta que escondió de su novio, la dejó en un cesto de basura hasta que su madre la encontró cubierta de salsa picante. La misma reina le escribió pidiendo que la operará, suplicando que le diera más tiempo de vida y hace una semana que la desechó, no quiere saber nada de la monarquía. Absolutamente nada.

Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora