1. Primer encuentro

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Un estruendoso y escandaloso grito resonó se un pasillo hasta escucharse en el supermercado completo asustando a algunas personas que corrieron para ver lo que ocurría mientras otros simplemente se apresuraron a pagar sus compras para retirarse y dejar de escuchar el molesto grito. En el suelo en el centro de media docena de cajas de cereal tirados por el largo pasillo con el contenido revuelto se encontraba un joven pelinegro de 21 años abrazando con todas sus fuerzas al pequeño cuerpo de un niño de unos cuatro años de edad, quien gritaba lanzando patadas sin importarle golpear en algunas ocasiones a quien lo sostenía rasguñando sus blancos brazos hasta hacerlo sangrar intentando hacer que lo soltara.

―Taemin, cariño, relajate, por favor ―susurraba el muchacho mientras lagrimas corrían por sus blancas mejillas sin resultado alguno.

El llanto no era por el dolor que los golpes o el ardor de los rasguños, lo que más le afectaba eran esos repentinos ataques donde el menor podía llegar a lastimarse porque no era un berrinche solo porque sí, como los demás creían era algo que él no podía entender. Las miradas acusadoras y de desprecio que los otros le dirigían a su pequeño en lugar de ayudar eran amenazantes y críticas.

―Llamen a la policía apara que lo saquen de aquí y pague todo lo que tiraron ―escucho ordenar el gerente a un empleado al que había llamado.

Cuando ya esperaba lo peor y se preparaba mentalmente para proteger al pequeño niño para defenderlo con su cuerpo apareció un chico frente a ellos acercándose, era el primero que lo hacía desde que el niño había comenzado a patalear. De inmediato comenzó a negar con la cabeza, no quería que llegara a lastimarlo.

―No, por favor, harás que se altere más y puede lastimarte.

Trataba de explicarse para que hiciera lo mismo que los otros y se apartara, pero algo que nunca había esperado ocurrió.

Una amistosa sonrisa apareció en los labios del muchacho mientras sacaba de la mochila que llevaba un bote transparente que contenía un líquido igualmente sin color que contenía pequeñas ligas de color azul y otras de verde que comenzó a agitar causando que todo el bote se llenara de colores y entonces la magia ocurrió.

Taemin se había calmado por completo estirando sus pequeños bracitos al bote, uno que pronto se encontró entre sus manos mirando atentamente las ligas comenzar a caer al fondo de aquel bote. Una vez que se asentaron frunció el ceño con molestia cuando unas cálidas manos se posaron sobre las suyas moviéndolas despacio de arriba hacia abajo para reanudar el movimiento.

―¿C-cómo l-lo hi-hicis-te? ―cuestiono un pelinegro sorprendido con los ojos abiertos enormemente acercando hacía si el pequeño cuerpo que se mantenía tranquilo agitando con fuerza el bote.

Poco a poco comenzó a levantarse manteniéndolo entre sus brazos con la ayuda del castaño no dejaba de sonreírle hasta que separo sus labios para hablar, pero fue impedido por uno de los tres guardias de seguridad que se habían acercado una vez que el niño se hubo calmado.

―Tiene que acompañarnos ―fue lo único que dijo sin la más mínima empatía al pelinegro, quien soltó un suspiro mientras asentía con la cabeza en resignación.

―Gracias ―le susurro al castaño haciendo una reverencia con la cabeza antes de agacharse a recoger su bolso que había terminado en el suelo y así seguir al hombre corpulento y prepotente.

Las personas cotillas que se habían acercado a ver lo que ocurría y mirando con desprecio por no poder controlar a su hijo, que era demasiado joven e inútil para cuidar de un niño, que solo criticaban sin ofrecerse a ayudar.

Caminaron hasta llegar a la oficina de seguridad, donde ni siquiera le ofrecieron una de las sillas para que se sentara. Nadie dijo nada durante unos minutos hasta que por la puerta entro otra persona. El gerente.

―¿Cuánto va a ser? ―cuestiono antes de que el hombre pudiera decir nada, no quería escuchar el sermón que en todas las tiendas en las que eso ha ocurrido.

Solo debía pagar los destrozos ocasionados, tal vez alguna multa por el escándalo y luego se marcharía escoltado por el guardia quien le recordaría que no podía volver a esa tienda. Una más que le cerraba la puerta en la cara sin poder comprar el mandado que le hacía falta.

✰✰✰✰✰


Luego de 30 minutos caminaba a la casa con el menor en brazos, quien se había volteado para recostar la cabeza en su hombro manteniendo la botella aun en su mano mientras poco a poco se quedaba dormido con el ligero caminar de su padre por aquel barrio silencioso al ser el atardecer ya no había gente fuera así que podía relajarse hasta terminar profundamente en brazos de Morfeo perdiendo la fuerza y causando que la botella terminara en el suelo con un estrepitoso golpe.

Al escucharlo, Kibum se sorprendió pues con el problema con seguridad lo había olvidado completamente y debía regresarlo, pero no sabía ni siquiera quien era el muchacho, mucho menos como encontrarlo. Con un suspiro de resignación guarda el bote en su bolso para abrazar mejor a Taemin acariciando suavemente su espalda hasta llegar a su casa que era de una sola planta y bastante pequeña.

Entró dejando el bolso en el sillón más cercano de los tres que estaba junto a la puerta, tras cerrar con llave. Atravesó la sala completa de un lado mientras que del otro pasaba el comedor y la cocina hasta llegar al cuarto del fondo, donde recostó al pequeño castaño y con sumo cuidado le quito la ropa para ponerle el pijama esperando no despertarlo. Deposito un pequeño beso en su frente mientras lo metía bajo las cobijas.

Cuando estuvo libre camino al baño que estaba del lado derecho luego de pasar la puerta de su recamara. Dejó la puerta emparejada para poder escuchar lo que pase en la casa mientras se daba un rápido y relajante baño tras el cual se colocó su pijama yéndose a dormir.

En el momento que el reloj de pilas que iluminaba los números en color verde marcó las cuatro de la mañana en punto un pequeño cuerpo comenzó a escalar por un lado de la cama de su padre soltando un grito fuerte que despertó al pelinegro con terror sentándose de inmediato en la cama abrazando al niño a su cuerpo para protegerlo.

Después de parpadear varias veces miro a su alrededor sin terminar de entender lo que ocurría hasta que su mirada se enfocó en el reloj un suspiro escapo de sus labios dando un dulce beso en la frente del menor, quien se removió incomodo así que el mayor se separó de él dejando que Taemin tomara el control del televisor prendiendo este mientras se sentaba aplastando los botones para dejar uno de los canales de caricaturas infantiles que a esa hora pasaban pororó. Taemin se sentó en el centro de la cama con sus pies cruzados mientras su torso se movía de atrás hacia adelante continuamente mientras sus dedos torcían y soltaban repetidamente la colcha de la cama.

En los pequeños labios en forma de corazón se dibujó una sonrisa mientras su brazo derecho se extendía a alcanzar una de las chamarras del infante que se acercó a colocarla metiendo sus brazos y acomodando la espalda, seguido cogió una cobija de color verde que acomodo sobre sus piernas para cobijar estas.

Una vez que estuvo seguro de que estaba bien cubierto volvió a recostarse manteniendo una mano sobre la pierna del castaño para poder sentirlo. Poco a poco sus ojos cansados se fueron cerrando hasta que volvió a quedarse profundamente dormido.

Kim Taemin《Jongkey》Onde histórias criam vida. Descubra agora