Pesadilla [COMPLETA] [+18]

Capitulo 7

Hank ya me había quitado la pijama, solo estaba en pantaletas, él me besaba el cuello pero no sentía nada...

No me hagas enojar. No quiero que te toque

Está en mi mente, esa voz está en mi mente; me asusté al inicio pero era obvio que era mi mente hablando, ¿verdad?

Tienes que cumplir con el trato

Trato... Al escuchar es palabra empujé a Hank

—¿Qué pasa? ¿Te arrepentiste? Es una pena, nadie me deja así y menos tú que te he dado mi tiempo por años

Forceje con él pero era mucho más fuerte que yo, sentí un nudo en mi garganta, estaba asustándome pero no parecía importarle... me violará. Estaba a punto de llorar cuando sonó su celular

—Diga, hola preciosa... claro que estoy de humor para ti, estaré ahí pronto— Colgó y se dirigió a mí— Te salvó la campana. No tengo ganas de estar peleando por algo que tarde o temprano me darás. Iré con otra chica, pero para la próxima serás mía.

Se levantó y se fue. Me quedé sola y comencé a llorar, nunca había estado tan asustada de mi prometido. No quiero casarme con él, ¿Dónde estaba Joe? Lo extrañaba, el cómo me trataba, sus besos, sus brazos, todo.

Por fin se fue, no te atrevas a darle otra oportunidad. Eres mía

¡¿Qué demonios es eso?! ¿Por qué me pasa ésto a mí? ¿Estoy volviéndome loca? Mis lágrimas no dejan de caer, mi prometido intentó violarme, una voz está susurrándome, el único a quien he amado no está conmigo. Estoy sola.

Sin darme cuanta me quede dormida, al despertar solo deseaba que mi vida fuera una pesadilla. Ya es tarde, creo que no iré hoy a la escuela, revise mi celular habían como mil mensajes de mis amigas preguntándome donde estaba y por qué no había llegado a clases, decidí ignorarlo todo. Me duché, me vestí y salí a caminar, me asegure de dejar mi celular, no quería saber nada de nadie.

Después de caminar un largo rato sin rumbo fijo, choqué con una mujer.

—Disculpa, no te vi...

—Oh eres tú, la niña especial

Era la mujer de la tienda esotérica, estaba afuera de ese lugar. No me di cuenta.

—Disculpa, estoy algo distraída y no te vi. Adiós— No estaba de humor para hablar con nadie, solo quiero caminar y con suerte un camión podría atropellarme

—Espera, entra; debo decirte algo.

Abrió la puerta del establecimiento dejando el cartel de cerrado, no tenía intención de entrar pero no había nada mejor que hacer. Pasamos a la pequeña habitación en la que hacía las lecturas de tarot, sacó el mazo de cartas de la vez pasada, las barajeo y comenzó con la lectura.

—Espera, ¿Qué haces? No te pedí nada de esto.

—Lo sé, la última vez que estuvieron aquí me di cuenta de que no querías que nadie supiera de ti, fue por eso que te leí mal las cartas. Mi nombre es Violet, por cierto.

—Soy Luna.

—Escucha Luna, no sabía que querían hacer un ritual hasta que mi madre me lo comentó al día siguiente de que estuvieron aquí. Dime ¿Lo hicieron?

—Sí, ese mismo día en por la noche

—No debieron invocar a ese demonio y mucho menos haber hecho un trato. Escucha, antes de seguir con las cartas te diré a quién invocaron; su nombre es Jasper es un demonio muy poderoso y muy posesivo, no es ningún incubo sino un demonio de alto rango, no sé qué tan alto pero sé que es muy peligroso. ¿Ha tenido ya contacto contigo?

Podía notar por su cara lo preocupada que estaba, no tenía más a quien confiarle lo que me había pasado anoche. Le conté lo que pasó y solo vi su cara muy seria.

—¿Qué fue lo que le ofrecieron cómo trato?

—Mi virginidad a cambio de su protección y servicios

—Todos los demonios están obligados a cumplir con los tratos que aceptan. Mientras no tengas intimidad con otro hombre tu alma estará a salvo.

—Entonces, los susurros que escuché...

—Sí— respondió interrumpiéndome— Es Jasper. No dudo que esté en esta habitación con nosotras.

Al escuchar eso se me erizó la piel, ¿Era eso posible?

—¿Cómo rompo el trato?

—No puedes, solo el demonio que lo aceptó lo puede romper.

Tragué saliva intentando asimilar lo que estaba pasando. Ese demonio... me está siguiendo, todo es real. Antes de que hiciera más preguntas, Violet habló

—Listo, comencemos con la verdadera lectura...