Primer Encuentro

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Dedicado a @ZCReka

Capítulo 3: "Primer encuentro"

Lucian estaba a punto de romper su papel de hombre lobo rudo y serio, alguien que no se conmueve ni por la cara de un gatito chato y de ojos más grandes que su cara, de un ser de hielo que no tiene sentimientos a la hora de matar a su enemigo. ¿Por qué era esto? pues resulta que conocer a su prometido en esas circunstancias era demasiado para el lobo de hielo, ver la carita sonrojada al máximo, la vergüenza de ver a la cara a su padre, en verdad quería soltar una carcajada.

Hace solo unos cuantos minutos, los dos alfas iban de un lado al otro preguntado por el hijo de Divan, los guardias se habían desplegado por toda la aldea en busca del travieso niño.

En una de esas, una mujer aseguró ver al niño junto a su inseparable amigo, ambos dirigiéndose a la cabaña de los recién casados.

Lucian ya estaba cansado de dar vueltas, cuando se casara con ese niño le daría una buena lección de lo que era la disciplina. Pasaron unas cuantas cabañas antes de llegar a una que era claramente de reciente construcción.

Y ahí lo encontraron con las manos en la masa, la verdad es que fue una verdadera sorpresa para el alfa, nunca hubiera pensado que su prometido fuera un pequeño pervertido. No le podía ver la cara, pero lo que sí se divisaba era un largo y hermoso cabello blanco y lacio.

—¡Claude! —Fue el grito que le despertó de su ensoñación.

Vio la pequeña espalda ponerse tensa, al instante los gemidos pararon, obviamente sus sensibles orejas podían captar los ruidos provenientes, el cuerpecito se volteó lentamente.

Y entonces vio al ser más hermoso que sus pupilas pudieran observar, una cara redonda, con mofletes rechonchos, dos ojos enormes y dorados rodeados de blancas y tupidas pestañas, la naricita recta y respingada, la piel de porcelana. Era tan pequeñito, con su forma humana seguramente le llegaría a la cadera.

Sintió un brinco en el corazón cuando los dorados ojos conectaron con los suyos para enseguida apartar la mirada hacia su padre, quien comenzaba con un gran sermón.

Sintió ese ya conocido calor en el pecho, ese que hacía muchos años no sentía, no podía ser, simplemente no podía. Él se encargaría de desaparecer ese calor, ya que, ese día, él mismo se juró que nunca la olvidaría, no importaban los años, nunca la olvidaría...

Claude no sabía dónde meter la cabeza, quería que en ese mismo instante lo tragara la tierra. "Que alguien por favor me mate", pensaba el pobre peliblanco. Además, su muy valiente amigo lo había abandonado a merced del enojo de su padre.

A veces se olvidaba del talento de James para desaparecer.

—¡Claude!, ¿Qué se supone que haces?-

—Padre, yo no...-

—¡¿En qué pensabas!? —le gritó, y para rematar las cosas, en ese momento la pareja había decidido asomarse. No creía poder sonrojarse más, sentía la cabeza caliente.

El hombre peludo, al que le había visto las nalgas, se encontraba asomado por la ventana junto a una mujer con una sábana enrollada en el pecho.

—¡Mis señores! —el hombre peludo se exaltó—, no sabía que se encontraban aquí, perdón por estar en estas fachas-

—No te preocupes, nosotros ya nos vamos —dictó su padre con el semblante serio—. Vamos, Claude —Le empujó con el hocico.

—Sí, padre —respondió en un susurro.

En ese momento, tomó en cuenta al otro lobo. Lo había visto de reojo, creyendo que era un soldado más, pero ahora se daba cuenta de que no, ese lobo era inmenso. Sin decir nada, el lobo negro se volteó y empezó a caminar.

Aullando bajo la misma lunaWhere stories live. Discover now