Nuclear Débil

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Fuerza nuclear débil, es una de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza. Esta fuerza es la responsable de fenómenos naturales como la desintegración radiactiva. Es una fuerza de corto alcance, pero es importante ya que hace posible que el Sol y las estrellas produzcan luz y energía.

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Dos semanas, dos semanas sin saber de él. Sin saber cómo se encontraba Jotaro, como se sentía, si había comido a sus horas, si había dormido adecuadamente. Noriaki suspiraba con preocupación, no le había enviado ningún mensaje ni nada para evitar distraerlo, supo después que se había ido a Canadá.

No lo buscó, otra semana, sin saber de él. Dolía como nunca, pensar que todo marchaba tan bien...Sus esperanzas regresaron cuando a su correo llegó la nueva edición de la revista de la universidad, Jotaro aparecía entre los titulares, como era de esperarse.

Aquella tarde parecía un buen momento para hacerle otra de sus visitas sorpresas, "No estaría mal saludarle", decía el joven pelirrojo en su mente, pues al final comprendía que Jotaro era un hombre muy entregado a su trabajo. Por eso le había perdonado el silencio, la larga ausencia, porque al final lo que él amaba de Jotaro era eso; su completa entrega.

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El atardecer caía por el instituto, ahí dentro del cubículo solo se escuchaba el sonido de unos pies ansiosos y el de un lapiz garabateando.

— Uno más y está listo, murmuró Jotaro con voz cansina.

Cuando regresó, el trabajo había aumentado monumentalmente, escribe esto, programa el otro, prepara aquello, apenas y dormía. Se había olvidado de todo, de pronto sus sentimientos se habían quedado de lado, escondidos en algún rincón de su alma.

A veces Jotaro sentía que conocer a Noriaki era como observar una estrella con el telescopio. Brillante, hermoso e inalcanzable.

El gruñido de su estómago le interrumpió el trabajo a medio terminar y le obligo a ir por comida. Suspiró pesadamente antes de retirarse de su espacio de trabajo, tomó su gabardina y su peculiar gorra. Cuando salió tropezó con alguien. No era otra persona más que Noriaki, estaba ahí, con una sonrisa que irradiaba más energía que 100 soles llegando a su recta final.

Por milésimas de segundos el universo pareció detenerse. Jotaro podía sentir la mínima tensión en el ambiente, pudo notar la mirada de Kakyoin que expresaba una mezcla de melancolía y alegría, así como su propio corazón desbocado que parecía haber estado esperando ese momento.

Lo primero que salió de los labios de Jotaro fue un "¿quieres ir a comer conmigo?" Recibiendo un si como respuesta. No hablaron, no cruzaron miradas, no intentaron acercarse, caminaron y comieron sin decirse ni una sola palabra. ¿Era incómodo? No. ¿Molesto? No. Extraño era la palabra. Parecía que en el ambiente entre ambos se habia creado una especie de campo de prueba, donde si uno de ellos hacia algo mal, por mínimo que fuera, haría explotar todo.

En ocasiones, Jotaro creía que sus acercamientos con Kakyoin habían desembocado en un intento de relación que se parecía al experimento del Gato de Schrödinger. Incluso Polnareff se lo había dicho al regresar del viaje.

— Tu relación con Kakyoin está viva y muerta a la vez, Jotaro. — porque para que el necio muchacho entiendiera las relaciones humanas había que usar las metáforas de la física. — Pero esto es la vida real, aquí solo existe una posibilidad, bueno dos, solo que ninguna al mismo tiempo. — le explicó el francés. — Bien sabes que en el mundo cuántico ambas posibilidades pueden superponerse, aquí no. — repitió su amigo. — Solo abre la caja y mira si el gato está vivo.

¿Podrían abrir juntos la caja y dejar vivo al gato? ¿O su indecisión lo mataría? Recordó las palabras de su amigo justo en ese momento que compartía con Noriaki, ahora comenzaba a entender un poco más y sabía que quería: que el gato viviera.

Kakyoin fue el primero en atreverse a abrir la caja, sin saberlo estaba a punto de provocar una fuerte reacción, Jotaro podía intuirlo, algo iba a pasar, algo iba a cambiar y no sabía qué.

— Me gustó el artículo de este mes. — expresó Kakyoin con sutileza. — Mi tema favorito son las lluvias de estrellas, espero algún dia poder verlas. Nunca tuve un telescopio, tambien quise uno. — la nostalgia se hacía notar en sus palabras. — Desde que era un niño tuve interés en el universo, me gustaba mirar las estrellas; buscar las constelaciones, pero lo que más me gustaba era imaginar lo que había en ese mundo. Por eso me gusta dibujar.

Jotaro le escuchó atentamente, sin decir nada aún. No quería arruinarlo. Le parecía tan puro como asombroso, aquella revelación le recordaba a si mismo siendo un niño que a los 10 años ya estaba estudiando mecánica cuántica.

Porque Jotaro no había sido un niño normal y él lo sabía. Porque un niño normal no tomaba clases especializadas a los 10, los adolescentes normales no se graduaban de la universidad a los 14, y es que Jotaro había su primer doctorado a los 18 y el segundo a los 21. Él nunca había tenido tiempo para relacionarse contras personas, para entenderlas o escucharlas con cuidado.

Y ahí estaba Noriaki Kakyoin poniéndolo literalmente en otro universo, aunque habitaban el mismo planeta y compartían el mismo cielo. Ahí estaba Noriaki haciéndolo de nuevo, poniendo en duda lo que realmente conocía del universo, compartiendo con él sus secretos más personales.

— Jotaro, cuando te conocí tenía otra idea sobre ti. No sabía más que tu nombre, — Noriaki le miró de frente, obligando a los ojos azules de Jotaro a enfrentar la mirada violeta. — ahora que te he conocido un poco más, pienso en ti como una persona especial. — la determinación en su voz y el sentimiento que contenía se estaban desbordando.

— Yo...— Noriaki estaba muy nervioso, como si se tratara de aquel día en que encontraron por primera vez. — Necesito saberlo Jotaro, dime, ¿Que soy para ti?

A Jotaro la pregunta le hizo exaltarse internamente, desconectarse de todo, parecía como si una estrella estuviera muriéndose en su corazón y otra naciera al mismo tiempo. No respondió. Por más que quiso su boca no emitió sonido alguno y sus manos no se movieron.

No supo cuánto tiempo más pasó, ni cómo sucedió. Los labios ajenos estamparon los suyos, el sabor a cerezas, el dulce aroma a canela y los ojos violetas estaban sobre él. Kakyoin tenía la misma magia que una nebulosa siendo parte de una galaxia, la belleza de un pulsar atrayéndole con su magnetismo, y ahora era como un agujero negro que estaba absorbiendo todas sus energías y pensamientos a través de ese beso.

Mientras se besaban, en alguna parte del universo una estrella se habia fundido, un cometa seguía su curso para impactarse en algún lugar desconocido. Mientras compartían sus labios, estaban creando energía, las partículas de ambos estaban unidas por una fuerza superior que Jotaro no sería capaz de explicar sino como algo destructivo, invasivo, y a la vez dotado de una capacidad de darle vida a algo. Lo que Jotaro no sabía es que esa fuerza se llamaba amor.

Para Noriaki, el sabor en los labios de Jotaro le recordaban al mar, las lágrimas del pelinegro se mezclaron en el beso. Jotaro le correspondió, sí. Con necesidad, con recelo, con miedo, con pasión, como si el mundo se fuera a acabar en ese momento.

Una lástima que no durara para siempre, una lástima que cuando sus bocas se separaron para buscar aire el más alto de ellos saliera huyendo.

— Tengo que irme...— apenas y se escuchó su voz.

Noriaki parpadeó intentando asimilarlo, no fue tras él, no hubo gritos desesperados de "quédate" ni una escena dramática donde Jotaro regresaba a disculparse y a besarlo. Solo quedaba la imagen de un hombre con el corazón en la mano mirando a otro esfumarse entre la nada.

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Notas finales: esto me salió muy diferente a lo planeado, tenía el borrador, pero tomé otro rumbo, nos queda un capítulo, si me salgo de guión (de nuevo), entonces serán dos más. Gracias a todos los que siguen la historia, no esperaba el apoyo. 

Universe [Jotaro x Kakyoin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora