ÚNICO

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Llevaba horas esperando a la chica que, por fin, había logrado invitar a una cita. Su nombre era Soojung, una compañera de la universidad y su amor platónico. Jongin solía ser muy tímido cuando se trataba de hablarle y después de algunos sutiles rechazos, él logró que su chica aceptara.

Quizá no había logrado transmitir su mensaje de forma correcta porque llevaba cincuenta minutos esperándola. Ella le había enviado un mensaje diciéndole que estaría ahí pronto, no obstante, ese pronto no significaba lo que debería.

Pronto...

¿Qué tanto tiempo es pronto? ¿cinco minutos? ¿media hora?

Durante los primeros veinte minutos pensó que tal vez estaba atrapada en el tráfico.

Puff Seúl es una ciudad con miles de habitantes, es normal quedarse atascada en las calles.

A la media hora, estaba completamente seguro que en cualquier momento llegaría.

Treinta minutos no es nada, aún les quedaba el resto del día para ir a ver una película, caminar, entrar a una cafetería y comer algo delicioso.

Y finalmente, cuando se completó la hora, supo que ella jamás estaría ahí.

Lo había dejado plantado.

Yo no tenía por qué seguir esperando, sin embargo, se quedó parado como estatua observando a los transeúntes ir y venir ¿qué estaba haciendo? Agradecía que nadie estuviera enterado de su vergonzosa situación, suficiente tenía con que Soojung se hubiera burlado de él.

—Entonces ¿No vas a llegar? —hasta ese momento se percató de la pequeña persona con vestimenta negra que se encontraba a unos pasos de él.

Si no mal recordaba, ese chico había llegado casi al mismo tiempo que él a ese lugar y por el rumbo que estaba tomando su plática por celular, supo que no era el único al que le habían arruinado sus planes con alguien más.

Mirando de soslayo se permitió observarlo un poco, su corte de cabello era semejante al de un militar, por el contrario, sus anteojos redondos lo hacían verse bien. Su ceño estaba fruncido y casi podía unir sus cejas, ambas bastante pobladas y de un profundo color negro; sus ojos parecían estar en llamas, estaba mostrando una mirada demasiado aterradora y al concentrarse más en ella se percató de que el blanco de sus ojos era basto en consideración con su iris y pupila.

Además, su piel era blanquecina, sus hombros estrechos y su espalda estaba un poco encorvada. Por último, estaban sus labios, mismos que se abultaban y fruncían mientras hablaba por teléfono, eran rosados y algo gruesos.

Unos lindos labios.

— Si, comprendo... — la decepción era evidente en su tono de voz y Jongin no pudo sentir más que lastima—. Está bien...adiós - el hombre dejó caer la mano con la que sujetaba el celular mientras soltaba un profundo suspiro — ¡¡Vete a la mierda, Wu!! — al moreno le sorprendió la forma en que de repente el pelinegro comenzaba a maldecir ese nombre mientras miraba al suelo y daba unos cuantos pisotones al concreto —¡¡Cabrón, idiota!!

El giro inesperado de su actitud lo desencajó y no sólo a él, sino que había comenzado a llamar la atención, mas parecía no importarle que en plena vía pública estuviese teniendo una rabieta.

— ¡Tú! ¿Qué diablos estas mirando? —se giró y lo fulminó con la mirada, parecía que estaba dispuesto a echarle bronca para desquitarse, pero Jongin fue más razonable aun si el desconocido le producía un poco de miedo.

— Tranquilo, no pasa nada — alzó las manos en señal de rendición.

— ¿Entonces por qué mierda me miras? —gruñó, esto último con los ojos vidriosos. Su ceño seguía fruncido y sus puños cerrados en tornos al objeto que tenía entre ellos, poco después se percató de que estaba derramando sus primeras lagrimas muy en contra de su voluntad—. Me ha dejado plantado, el muy maldito hijo de...

Comforting  [KaiSoo/KaDi]Место, где живут истории. Откройте их для себя