El compromiso

5.8K 304 30
                                    

Holaaaaaaa, gracias a la ayuda de una bella persona, esta historia se va a estar editando, ya que, sino se han dado cuenta (lo dudo) tiendo a tener faltar de ortografía y gramática, además de varios errores con los nombres y características de los personajes (son muchos xc) así que sin más aquí le dejo Aullando bajo la misma luna 2.0 yyyy podría ser que tenga prepara una sorpresita al final de esta edición ;D

Dedicado a la maravillosísima persona que es @ZCReka

Capítulo 1: "El compromiso"

Un trío de lobos corrían presurosos por los pasillos, o más bien túneles, que se iban alumbrado por varias antorchas que colgaban de las paredes rocosas. Llegaron a su destino, entraron en un salón gigante con muchos decorados que lo hacían digno de cualquier puesto real.

Desentonando un poco, un enorme hombre del tamaño de un oso se encontraba sentado afilando un pequeño trozo de madera con las largas garras. El hombre ni se inmutó por la escandalosa entrada.

—Mi señor —dijo uno de los lobos—, el enemigo ha logrado avanzar necesitamos nuevas órdenes.

—¿Cuántos son? —preguntó tranquilamente.

—Alrededor de mil.

—No pueden ser tantos, hemos derribado a varias de sus tropas y el sol está por salir —dijo levantando la mirada, haciendo retroceder a los lobos.

—Sobre eso, señor —dijo con algo de duda en la voz—, al parecer han conseguido una alianza con los humanos. —El enorme hombre se paró del lugar, haciendo que los lobos retrocedieran nuevamente varios pasos.

—¿Cuántos hombres quedan?

—Alrededor de trescientos.

—Bien, consigue a cien más.

—¿Mi señor?, no es que dude de usted, pero...

—Con esos bastarán, yo iré con ustedes —ordenó comenzando a transformarse, destrozando la ropa en el proceso.

—Pero, mi señor, es muy peligroso, si algo le llegara a pasar...

—No me importa, tú solo obedece —le ordenó, la voz un poco más rasposa y grave que antes. Teniendo ante ellos a un gigantesco lobo negro con los ojos de un intenso rojo que clamaban por sangre.

—¡Sí, señor! —dijeron al mismo tiempo los lobos intimidados, ya que, junto al lobo negro, ellos quedaban como simples cachorros de leche.

Unos días después...

Un pequeño de cabellos blancos corría presuroso por el bosque, las mejillas rojas y la respiración agitada. Detrás, varios lobeznos lo seguían con la lengua de fuera y los ojos brillantes de diversión.

—¡Si siguen así de lentos, nunca me atraparan! —les gritó el niño, los lobeznos le ladraron como respuesta.

Para el niño se acabó el bosque, pero él siguió corriendo. Se adentró entre los lobos y hombres que realizaban las tareas del día, estos le ladraban o le gritaban, pasó por el río esquivando a las hembras con sus cachorros. Estaba a punto de llegar de nuevo al bosque y ganar el juego, pero se tropezó con una piedra y cayó de boca al suelo, llenándose de tierra en el proceso. Enseguida, todos los lobeznos se abalanzaron encima, llenándolo de lodo y lametazos.

—¡Ya paren! —les grito entre risas, revolcándose aún más entre la tierra—, ¡me rindo! —Los cachorros pararon y tomaron la forma de cinco niños desnudos.

—Te dije que no eras tan rápido —le presumió un niño de pelo rubio y ojos negros.

—Pero eso no cuenta —le reclamó el de cabello blanco—, ustedes tienen ya su forma de lobo —dijo, inflando los cachetes.

Aullando bajo la misma lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora