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A Charlie Dalton nunca le han gustado las vacaciones, por más extraño que eso suene. Y no es que la escuela le agrade del todo, pero era preferible a pasar los días encerrado en su habitación frente al pequeño ventilador, intentando distraerse de su excesiva sudoración con películas de los ochentas.

Mas debía admitir que aquella tarde no era tan mala, aunque tuviera la camisa pegada al cuerpo por el sudor al no tener el ventilador encendido. Y es que Knox había dicho que el cigarro se consumiría con más rapidez si estaba encendido, o bien se apagaría, y Charlie no discute con Knox; al menos, ya no.
Le da una calada al cigarro y se lo entrega al más alto, dejando caer la cabeza hacía atrás al expulsar el humo, chocándola con la pared de su habitación.

"Realmente extraño Welton", murmuró, mientras llevaba el dorso de una mano a su frente, secando de forma mediocre un par de gotas de sudor que osaban recorrer ese camino.

"Eres la única persona que podría extrañar Welton", rió su compañero, dándole una calada al cigarro, apagándolo luego contra el pequeño pedazo de madera que habían adoptado como cenicero. "Creo que más bien extrañas a Neil", se animó a bromear, girándose a mirarlo con una sonrisa ladeada mientras dejaba salir el humo.

Charlie hizo una mueca, mirándolo de vuelta; veía una buena oportunidad de aclarar un par de dudas. "¿Tendrías algún problema con eso?", preguntó, con una de sus cejas elevándose de forma ligera mientras sujetaba su mirada.

La sonrisa de Knox había desaparecido de forma gradual, tirando a una simple y ligera mueca al final, y frunció los hombros en un gesto desinteresado mientras desviaba la mirada. "Es tu vida, Charlie, solo asegúrate de que no te hagan daño o tendrán que vérselas conmigo", respondió con voz suave, antes de levantarte y sacudir un poco su ropa en busca de algo de aire fresco. "Iré por algo de agua a la cocina", avisó, encendiendo el ventilador antes de salir de la habitación.

Charlie lo observó marchar y soltó un suspiro; aquella no había sido la reacción que esperaba, pero estaba satisfecho con ella. Podría conformarse con el lugar que ocupaba actualmente en la vida del contrario, es decir, no era difícil y, si bien le gustaría ser solo un poco más privilegiado, no sufría dolorosamente; aún lo tenía consigo siempre que lo necesitaba, era digno de abrazos y de su compañía, y, en ocasiones, era el afortunado merecedor de un par de bonitas palabras.

Pasando sus manos por su cabello, sintiendo lo mojado que lo había dejado el sudor y la suave brisa caliente que el ventilador impulsaba, sonrió de forma suave. Sí, podría conformarse con ello... pero, ¿hasta cuándo?

the name is mr. brightsideWhere stories live. Discover now