11. El bosque prohibido.

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- ¿Le descontó doscientos puntos a su casa en una sola noche? - le pregunta Frank bastante sorprendido - Sospecho que sus compañeros no se lo tomaron bien...

- No, para nada.

- Sin ofender, pero creo que fue un poco extremista. Sin contar que los enviara al bosque prohibido - le dice mi abuelo.

- No sé que estaba sucediendo en ese momento y por qué reaccione así.

-Profesora... por favor...

-Usted, usted no...

-No me digas lo que puedo o no puedo hacer; Harry Pot­ter. Ahora, vuelvan a la cama, todos. Nunca me he sentido tan avergonzada de alumnos de Gryffindor.

Doscientos puntos perdidos. Eso sitúa a Gryffin­dor en el último lugar. En una noche, habíamos acabado con cualquier posibilidad de que Gryffindor ganara la copa de la casa. Sentía como si me retorcieran el estómago. ¿Cómo vamos arreglarlo?

No dormí aquella noche. Podía oír el llanto de Hermione, que duró horas. No se me ocurría nada que decir para consolarla. Sabía que Hermione, como yo misma, tenía miedo de que amaneciera. ¿Qué sucederá cuando el resto de los de Gryffindor descubran lo que nosotros habíamos hecho?

Al principio, los Gryffindors que pasaban por el gigantesco reloj de arena, que informaba de la puntuación de la casa, pensaban que había un error. ¿Cómo vamos a tener; súbi­tamente, doscientos puntos menos que el día anterior? Y luego, se propagó la historia. Harry Potter; el famoso Harry Potter, el héroe de dos partidos de quidditch, les había hecho perder todos esos puntos, él y otros tres estúpidos de primer año.

- No puedo creer que los de su propia casa hablaran así de ustedes - nos dice Cedric - Solo se trataban de puntos, no hay excusa para tal trato hacia los suyo.

- Estoy de acuerdo, ellos no conocían toda la historia - agrega Luna.

De ser una de las personas más populares y admiradas del colegio, Harry súbitamente era el más detestado. Hasta los de Ravenclaw y Hufflepuff nos giraban la cara, porque todos habían deseado ver a Slytherin perdiendo la copa. 

- No eran todos, pero si la mayoría - aclara Harry.

- Que pesadilla - comenta Remus.

- Y ustedes salvandolos de un dragón y así los tratan - agrega Teddy.

Por donde ­quiera que Harry pasara, lo señalaban con el dedo y no se molestaban en bajar la voz para insultarlo. Los de Slytherin, por su parte, lo aplaudían y lo vitoreaban, diciendo: «¡Gracias, Potter; te debemos una!». Por supuesto, que no me quedaba en el molde permitiéndole que ensucien su nombre. Harry era quien me alejaba de todos, para evitar más problemas y me pedía que me calmara.

- Mamá enojada, es igual a peligro - comenta J.S.

- Nadie tenía derecho a insultar a sus amigos y mucho menos a Harry - comenta Ginny.

- Me enfurecía muchísimo - les digo con honestidad - Eran muy hipócritas.

- Gracias Hannah - me dice Lily.

- Si que sacaste el carácter de tu abuela - comenta su esposo.

- Mezclado con el de mi madre - agrego con una sonrisa.

- Lo noto - dice mi padre.

- Se olvidarán en unas semanas. Fred y George han perdido puntos muchas veces desde que están aquí y la gente los sigue apreciando - nos dijo Ron en el almuerzo.

Leyendo: "Harry Potter, una historia diferente"Where stories live. Discover now