Cicatrices

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En sus manos se podía observar lo duro que había sido su inicio. Lo mucho que había sufrido para poder dominar sus poderes y con eso, lograr convertirse en el héroe que siempre soñó con ser.

Shoto miraba atento las manos de su novio, aprovechando que éste dormía, acariciando con extrema suavidad cada una de las marcas, cada centímetro de éstas, tratando de memorizar hasta la más mínima parte.

Sonrió. Disfrutaba tanto de acariciar las manos de su novio, le hacía sentir más tranquilo, lograba convencerse a sí mismo de que se encontraba ahí, en ese lugar y en ese momento. Por unos momentos, Shoto dejaba de atormentarse con sus pensamientos; porque, aunque no se lo dijera a nadie, se lamentaba de no haber estado en los inicios del menor, se martirizaba pensando en que no había estado a su lado para poder apoyarlo, como Izuku había hecho con él, en cambio, había estado demasiado ocupado tratando de demostrarle a su padre que no eran iguales y que jamás lo serían.

Un largo suspiro de pesar escapó de los labios del mayor, apretando levemente las manos de su pareja, quien se removió entre las sábanas, como si sintiese la tristeza del otro e intentara consolarlo. Una sonrisa surcó los labios del chico con ojos heterocromáticos, enternecido por las acciones inconscientes de su novio, aceptando nuevamente lo perdido que estaba por él.

Otro suspiro llenó la habitación, a la vez que Todoroki dejaba caer su cabeza hacia atrás, golpeándose contra la cabecera de la cama, no lo suficientemente fuerte para lastimarse, pero sí lo suficiente para que sonara un "clack" que logró arrancar al menor de su apacible sueño, regresándolo a la realidad.

- ¿Mmm? ¿Sho-chan? -murmuró, refregándose sus ojos con una de sus manos, tratando de enfocar mejor.

- Perdón por despertarte -se disculpó el mayor, encogiéndose de hombros sintiendo una punzada de culpabilidad.

- No, no -negó su pareja, mostrando una sonrisa perezosa- está bien. ¿No puedes dormir?

- Así parece -exhaló, dejando que su cabeza callera hacia su lado derecho- estaba pensando en un par de cosas...

Su vista se fijó en las marcas de las manos de Izuku, quien de inmediato notó a dónde se dirigía la mirada de su novio, haciéndose una idea vaga sobre las preocupaciones del otro. Completamente enternecido, el de hebras verdes, llevó una de sus manos hacia la cicatriz en el rostro de Shoto, esa que le había hecho su madre con la tetera de agua hirviente, para acariciarla con tanta suavidad, tratando de transmitir tanto cariño como le fuera posible.

Los ojos heterocromáticos se cerraron ante la dulzura del tacto ajeno, en un modo de tratar de disfrutar mejor la caricia.

- Te estás preocupando de más -comentó Midoriya, trazando círculos con su pulgar en la zona de la cicatriz, recibiendo como respuesta el silencio- ¿Qué pensabas?

Nuevamente no hubo respuesta, al menos no con palabras, ya que Todoroki abrió sus ojos lentamente, revelando así una tristeza y melancolía, que Izuku nunca imaginó encontrar en su novio en la actualidad. Su corazón se encogió en su pecho con fuerza, hasta el grado de ser doloroso, mas su dolor no se comparaba con el que su novio cargaba y había mantenido oculto hasta el momento.

- ¿Shoto? -su nombre lo pronunció con un volumen muy bajo, temeroso de generar una reacción demasiado grande en el otro, queriendo consolarle, al menos con su voz.

- No estuve para ti -murmuró el mayor, con la mirada gacha, perdida entre las sábanas blancas, que se encontraban a su derecha- en tus inicios, en tus primeros días, en tus mayores sacrificios, no estuve ahí para ti.

El oji-esmeralda se desconcertó por la sinceridad que mostró su pareja, pero sobre todo, por las palabras que le acababa de confesar.

- Eso no es cierto -dijo convencido, sonriéndole de manera amorosa- estuviste ahí cuando te necesité. Has estado todo este tiempo conmigo... -el de cabellos bicolor negó con un suave movimiento de cabeza, haciendo notar su desacuerdo- ¿Por qué piensas que no es así?

- Porque... -tomó una de sus manos entre las suyas, acariciando sus cicatrices, una por una, justo como había hecho mientras el peli-verde se encontraba dormido- estaba demasiado concentrado en odiar a mi padre, que no consolé tu dolor, no premié tu esfuerzo, no te impulsé a no rendirte, nunca estuve cuando me necesitaste...

- Sho-chan, eso no es verdad -le animó su pecoso, sonriéndole como siempre hacía, brillando más que el sol, iluminando toda la oscuridad- siempre has estado para mí. Además de que antes, apenas si nos conocíamos, es normal, está bien.

Todoroki sonrió ladinamente, mas su sonrisa carecía de emoción. Aún había algo más. Algo que no quería admitir.

- Shoto...

- Mi madre... -susurró, dejando que todas las cicatrices, salieran a relucir- yo fui quien más la lastimó...

Midoriya guardó silencio, dejando al otro hablar; mas no lo iba a dejar solo, así que entrelazó sus dedos con los de Todoroki, en muestra de apoyo, permitiéndole a éste continuar.

- Para ella yo era un reflejo de mi padre... Él la había lastimado tanto, pero yo no quería alejarme, a pesar de que ella necesitara su espacio, quería mantenerme a su lado. A cada instante le recordaba su dolor, todo lo que sufrió, era lo que veía en mí... Es por eso, que yo soy quien la torturó de verdad.

El menor miraba atento a su novio, quien mantenía el rostro óculo entre los cabellos de su fleco, impidiendo que sus ojos se vieran, seguramente tratando de esconder un par de lágrimas traviesas que habían comenzado a rodar por sus mejillas.

- Eso no es verdad -habló por fin el pecoso, sonriendo, como siempre hacía, al momento de enfrentar un problema- estoy más que seguro que eso no es verdad. Tu madre necesitaba espacio para pensar, pero ¿qué era lo que iba a pensar? Solo e lamentaría de su vida y lo que había pasado, mas al mantenerte a su lado, le hacías recordar las razones por las cuales aún luchaba... Sus razones para seguir sonriendo.

Los ojos heterocromáticos se centraron en las hermosas esmeraldas que brillaban frente suyo, tratando de entender lo que se les decía.

- Tal vez tu madre, te llegó a decir que veía a tu padre reflejado en ti, pero yo creo que lo que veía en ti era su propia fuerza y sus ganas de vivir, a pesar de todo lo que había ocurrido; puede que un día, estuviera demasiado cansada, como para querer continuar y por eso... -acarició con suavidad la cicatriz en su ojo, soltando un leve suspiro- pero luego, estoy más que seguro, que siguió luchando por ti. Por eso se alegró tanto al volverte a ver. Shoto, tú no eres un reflejo del daño, eres el reflejo de la esperanza.

Una cicatriz es algo que tarda en sanar, más si la herida es tan profunda, que logra cambiarnos. Las cicatrices de Shoto, habían estado ahí, demasiado tiempo sin poder sanar, atormentándole, pero ahora, después de tanto, se desvanecían con una extremada rapidez, gracias a la calidez de las palabras de su pequeño y dulce novio.

Just you and meOnde as histórias ganham vida. Descobre agora