Capítulo 53.

Depuis le début
                                    

No me lo pienso dos veces. Dos días en coche es la distancia perfecta para viajar hasta aquí cuando quiera para poder ver a Reese a escondidas, a diferencia de la cárcel, donde si la veo será a través de un cristal transparente, sin poder a penas tocarla.

-Sí, mocosa. -afirmo. Esta se me lanza a los brazos, rodeándome en un abrazo y dándome un beso en la mejilla, mientras suelta un grito de alegría.

-Voy a hacerme la maleta ahora mismo. -afirma saltando del sofá ilusionada.

Respiro hondo. No puedo creer que vaya a convertirme en un fugitivo, otra vez. Pero más vale eso que volver a estar encerrado entre cuatro paredes. No lo soportaría.

Busco mi móvil en mis bolsillos para avisar a Reese, pero no lo encuentro. Juraría que lo llevaba en los bolsillos, pero se me debe de haber caído cuando Bruce me ha tirado al suelo en la mansión. Mierda. Encima aún me duele el labio.

Voy hasta la nevera para ponerme hielo, pero no encuentro nada. Esta casi vacía. Solo hay agua.

Qué raro.

-¿Peyton, tienes algo de comer? -pregunto abriendo y cerrando los armarios. Está todo vacío.

-Eh, no. Justo iba a hacer la compra antes de que llegaras. -dice sonriendo, asomándose por el marco de la puerta de su habitación.

Suspiro y vuelvo al sofá. Voy a encender la tele, pero esta no funciona. Al girar el mando veo que este no tiene pilas.

Joder, ¿acaso vive alguien aquí?

Me vuelvo a levantar para ir hasta su habitación cuando suenan dos golpes en la puerta. Y cuando miro por la mirilla para comprobar quién es, veo a las dos personas que menos me esperaba encontrar en estos momentos.

A Reese y a Bruce.

¿Qué coño hacen aquí?

-Peyton, tenemos que irnos ya. -grito. Seguramente Bruce haya llamado a la policía y les haya dado la ubicación para que vengan a detenerme, pero no entiendo que hace Reese aquí.

Vuelven a tocar a la puerta.

-¿Quién es? -pregunta Peyton desde la habitación.

Respiro hondo y abro la puerta sin pensármelo. Quedarme a este lado sin abrir tampoco va a solucionar nada, la policía vendrá de todas formas.

-¡Eros! -exclama Reese.- Tenemos que irnos ahora mismo. -habla con un tono de voz bajo, asomandose a mis espaldas, comprobando que no haya nadie.

-¿Que coño pasa? -pregunto confundido.

-Eros, siento mucho haberte golpeado, los nervios han podido conmigo. -murmura Bruce preocupado, con el semblante serio.- La policía está de camino, pero no van a detenerte a ti.

-¿Por qué? ¿Qué sucede? -pregunto confuso. Ambos están muy alterados y Reese me estira del brazo para que salga del piso, arrastrándome por el pasillo de salida.

-Te lo explicaré en el coche. -murmura con rapidez. Las manos le tiemblan.

Pero el sonido de una pistola quitando el seguro nos detiene a los tres.

Me giro para ver lo que menos me esperaba ver en estos momentos. A Peyton apuntándonos con una puta pistola.

-Dejad a Eros en paz. -murmura.

Mala influencia®  Où les histoires vivent. Découvrez maintenant