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La chica no escuchó ninguna de las palabras que Taylor estaba balbuceando mientras se dirigían a sus respectivas clases.

Era sorprendente cómo Lauren tenía poder sobre ella. Una mirada fue intercambiada y ella robó sus pensamientos, su concentración.

Camila no pudo evitar sonreír cuando recordó las piernas temblorosas y la deliciosa sensación que el contacto con el cuerpo de Lauren le proporcionaba.

-¡Tengo que olvidarte! – ella dijo con firmeza.

-¿Olvidarte?! – preguntó Taylor, sorprendida con lo que escuchó de su amiga – ¿De qué estás hablando exactamente, Mila?

Camila estaba avergonzada. Estaba tan absorta con Lauren en sus pensamientos, que terminó hablando en voz alta.

-Nada, Taylor. Solo estaba pensando en voz alta. ¿Nos vemos después de clase?

-Después de clase. Necesito sacar ésto a limpio pronto.

-Está bien. ¡Hasta luego!

-¡Adiós!

Rebecca se sorprendió cuando escuchó que llamaban a su puerta, al caer la tarde. No esperaba a nadie y Michael siempre avisaba cuando aparecía. ¿Quién podría ser?
Dejó a Taylor jugando con los crayones en su corralito que le había comprado y se fue a atender.

La chica alta, pelinegra y de ojos color verde que estaba allí era totalmente desconocida para ella. Pero algo en ese rostro le pareció muy familiar, tan pronto como la vio.

-¿Hola?

-¿Eres Rebecca? – la extraña preguntó con una voz suave, cautivante.

-Sí. ¿En que te puedo ayudar?

-No creo que me conozcas. Me llamo Lauren Jauregui. Soy hija de Michael y Clara.

Rebecca sonrió. Sabía que había visto esa mirada y esos rasgos afilados en alguien. Había oído hablar de la hija de Michael, una que vivía con sus tíos y jugaba al voleibol. Pero no esperaba que la chica fuera tan hermosa y que llamara a su puerta.

-Lo siento. – dijo apenada – Tu padre ya me había hablado de ti, pero nunca me mostró una foto.

Lauren sonrió ante la vergüenza de Rebecca.

-Todo bien. Lo estaba buscando a él. Nos peleamos, nos desentendimos y quería disculparme. Mi mamá me dio tu dirección y vine esperando encontrarlo. ¿Él está ahí?

-No he visto a tu padre desde el sábado, Lauren. – dijo Rebecca seria – Ya no estamos juntos. Él siempre avisa cuando viene a ver a Tay. Pero él no vive con nosotras, si es eso lo que pensabas.

Lauren se sintió mareada. Su padre también habia sido un sinvergüenza con Rebecca. Más de lo normal, que ella no quisiera tener más nada con él.

La jugadora de voleibol no pudo evitar notar los hermosos rasgos de la "amante" de su papá. Era de mediana estatura, cuerpo con buenas curvas, cabello castaño, ojos avellanos y una boca muy bien hecha. Debe tener como máximo 25 años.

En ese momento, una pequeña voz infantil desde el interior se escuchó, llamando su atención.

-¿Mamá? – dijo TayTay saltando el corralito y saliendo en busca de Rebecca.

Pronto apareció en la puerta de la casa. Pequeñita, con el pelo atado con una liga de colores, y vestía un pantaloncito y una blusita, pero se había quitado las sandalias en el camino. Se aferró a las piernas de su madre, pero observó a Lauren con gran interés.
Ambas hermanas tenían los mismos ojos claros. Verdes.

Jugando Con El Amor ||Camren||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora