Capítulo 24

2.5K 212 94
                                    

'Más mentiras, Ivy', susurra uno de mis demonios antes de rematar con una risa diabólica ¡¿Por qué mierda tuve que decir algo así?! ¡¿Matar a alguien?! ¡¿Yo?! ¡Si no mato ni a una mosca porque soy vegana! ¡Joder! Aunque, en parte, no estaba tan equivocada ¿O sí? Caleb me ve casi sin parpadear, está atónito con esta falsa confesión y yo... yo no sé qué decirle. Si con la verdad lo destrozaría, con esto no podría ni mirarme, de hecho, no lo hace, solo fija sus ojos en el suelo, como si el mismo tuviera las respuestas a todas las preguntas que atormentan su mente. Afloja ligeramente la mano que sostenía la mía, pero no la suelta; el hecho de que no diga nada me está matando.

—¿Qué? —Musita finalmente estupefacto.

—Joder...— suspiro cerrando mis ojos, no puedo decirle una mentira de este tamaño, puedo omitir, pero mentir jamás.

—Ivy, realmente tú...—lo interrumpo a la vez que le quito mi mano de su agarre.

—¡Joder, no! —Exclamo, él parece relajarse visiblemente—. Lo siento— susurro ocultando mi rostro entre mis manos— no puedo, lo siento—. El rubio pasa sus dedos nerviosos entre las cerdas rubias de su cabello.

—Ivelle, vas a matarme de un infarto— sentencia molesto mientras se incorpora—, cuando estés decidida a hablar como si fueras una mujer adulta, avísame— gruñe antes de irse.

Observo cómo su cuerpo enojado y fornido se aleja poco a poco hasta desaparecer detrás de la puerta, entretanto, yo vuelvo a mi posición horizontal, deseando haber saltado de la ventana la primera vez que tuve la oportunidad.

Horas más tarde estoy en recepción haciendo tiempo hasta la hora del almuerzo, cuando un cartero ingresa por la puerta. Es un hombre de unos treinta, castaño, de piel morena y cuerpo robusto; al verme se dirigió hasta mí con una bonita sonrisa antes de presentarse como Victor y hacerme firmar una planilla que corroboraba que había recibido las dos cartas que me entregaba el masculino ¿Quién envía cartas en pleno dos mil diecinueve? No parecían ser impuestos ni nada por el estilo, el destinatario que figura es mi hermano, aunque el remitente es totalmente desconocido (al menos para mí). El hombre va a irse por donde vino, pero algo lo hace frenarse y volver hacia mí.

—Perdona, pueden echarme por esto, pero...—duda sobre sus próximas palabras, alza sus ojos oscuros a los míos a la vez que sonríe ¿Avergonzado? —¿Puedo pedir tu número? —'¿Se refiere a mi teléfono?', me pregunto e instantáneamente me respondo 'Sí, se refiere a mí teléfono'. Voy a asentir con la cabeza casi por inercia cuando veo a Caleb haciendo cinta a pocos metros de mí, viendo la situación con total seriedad '¡Joder! ¡Tengo pareja!', parezco recordar ¿Cómo pude olvidarme? Tal vez porque hace mucho tiempo no tengo una relación, además de que no suelo negarme...

—Me halagas y... tú eres muy lindo, pero tengo novio y nuestra relación es monógama así que...—él asiente con una tierna sonrisa.

—No te preocupes, que tengas bonito día— anhela, yo también se lo deseo a él antes de marcharse.

Desde mi butaca observo al rubio ejercitarse, al parecer lo hace todas las mañanas antes de que el gimnasio se llene y, al no coincidir nuestros horarios, jamás tengo el placer de verlo. Ha dejado la cinta de lado para practicar con los guantes de boxeo en el saco que está colgado para uso general. Sus músculos se contraen y sudan a través de la camiseta sin mangas que lleva puesta, haciendo que la luz natural de afuera se refleje en ellos, dándole un ligero brillo a su piel. Con furia le pega a la bolsa negra, balanceando su cuerpo para no perder el equilibrio a la hora de compactar su mano contra el objeto en cuestión. Sus brazos tonificados, aquellos que me sostienen tan bien mientras me folla contra alguna pared, resaltan aún más con los tatuajes que se dibujan en ellos, haciéndolo ver el rubio más sexy de todo el lugar (o del mundo, según yo). Veo cómo ciertos hombres y algunas mujeres lo ven, devorándoselo con la mirada tal como lo estoy haciendo yo, aunque él no parece darse cuenta. Uno de los chicos que hacía pesas se me acerca para preguntarme si el increíble rubio fornido es gay, pero el morocho se desilusiona con mi respuesta.

Eterno Retorno [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora