Nunca sin ti

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El clic de la puerta cerrarse, al salir Tobías hizo eco en la sala.

Anubis miró de arriba a abajo a Darien, no sabía cómo empezar. Sentía la tensión intensificarse en el ambiente. Esta vez tendría que actuar con precaución. Darien se había vuelto una persona impredecible. Podía acobardarse y ser sumiso cuando lo quería, o ser capaz de enfrentarse a ellos en todo su esplendor.

-¿Cómo fue que volviste?

-Acaso no oíste. Una mujer me llamó mientras dormías y después de decirme de todo me empujó al estanque que rodea al Orbe-

-Entonces tu no volviste por propia voluntad- Darien lo sintió decir con alivio- Pensé que...-

-Pensaste mal Anubis. Te recuerdo que yo, del Imperio, no sé nada. Cómo sabría cómo llegar aquí y Ra era incapaz de decírmelo, además no lo voy a negar. Me sentía feliz a tu lado, no tenía razón para volver. Me prometiste una vida, un futuro, una estabilidad. Pero al parecer el destino no está de nuestro lado-

Anubis enterró las uñas en sus palmas sintiendo la sangre manchar sus uñas.

-¿Y que fue lo que te dijo- el chacal fruncía el ceño.

-Lo que tu deberías haberme dicho desde el principio y no voy a volverte a repetir-

El humano miró de reojo la daga que se había quedado arriba de la mesita fuera de su alcance. Anubis dio dos pasos hacia él, haciéndole retroceder.

-Lo que me dijiste no tiene sentido, no negaré que me he acostado con muchos, pero todos antes de conocerte a ti. Nunca establecí una relación como lo hice contigo. Créeme de una maldita vez-

La expresión neutral y los ojos vacíos del chico lo alarmaron. No creía una sola de sus palabras.

-¿Quién es ella?-

-¿Ella?-

-Sabes de quien estoy hablando- Darien apretaba el borde de su ropa mientras lo enfrentaba. No tenía idea de cómo terminarían ahora, de si las cosas se saldrían de control.

-Sabes de quien estoy hablando-

Solo había una persona que le paso por la mente al dios.

-Bastet. Qué ocurre con ella-

-¿Cuál es su relación-

Anubis volvió a avanzar mientras Darien retrocedía de nuevo

-Nos conocemos hace mucho, nada más-

-¿Qué más?-

Anubis enarcó una ceja.

-No hay nada más. Es una amiga, o eso pensé yo, no creo que lo sea más después de haberte empujado- ella era la única con los dedos suficientes de frente para enfrentar una orden directa de Ra, o sea, cero dedos.

-¿Qué más?- demandó el humano.

-Darien, por todos los cielos, que quieres que te diga. Que me revolqué con ella centenar de veces, que es la persona que amo con todo mi corazón- las palabras les dolían a ambos y el chico sintió sus ojos escocer -Pues no, no lo diré. No inventaré nada que no pasó solo para satisfacer tus oídos que no quiere aceptar la verdad- Lo vio vacilar -Desde la primera noche que estuve contigo solo has estado tú en mi cabeza- Se puso delante de él acorralándolo de sorpresa contra la pared, levantando las manos a cada lado de su cabeza- Nadie más-

La mente de Darien era un revoltillo ahora mismo. No sabía que era vedad y que era mentira. Y si lo que decía eran sus verdaderos sentimientos. Aquello sería fantástico. Pero, y si solo decía eso para llevarlo al Imperio.

Anubis chasqueó los dientes, molesto. Se apartó de él y Darien respiró como si lo no hubiera hecho en días.

Caminó hacia la mesa y tomó el puñal. Volvió delante del humano y le agarró la muñeca.

-¿Anubis que haces?- le preguntó exaltado al este tomarle la mano y ponerle la daga en ella.

El dios se separó solo unos pasos se abrió la camisa negra rompiendo los primeros botones en el acto y se dejó caer de rodillas.

-Entonces si no me crees, no me queda otro remedio. Cuando desapareciste casi me volví loco por no saber qué había ocurrido contigo. Me juré que te encontraría a toda costa, incluso cuando tuve que esperar todo este tiempo para que el Orbe se regulara y poder descender. Pero saber que estás aquí y no poder tenerte, eso es mucho para mí- Se llevó una mano al pecho apartando la camisa que se corrió hacia abajo de sus hombros -Con esa daga que tienes en tus manos pon fin a mi sufrimiento-

-Estas de broma-

-Nunca he hablado más serio en toda mi vida-

Hola: Quería publicar el sábado como anuncié pero llevo todo el puñetero fin de semana intentando subir y el internet me hace literalmente el caso del perro. LENTOOOO. apenas podia leer y responder comentarios, pero en cuanto se pudo mejor corrí a actualizar. 

Ohhh, y por primera vez lo viví, me acaban de insultar y decir enferma mental por escribir una historia de romance gay con los dioses egipcios. respiré profundo y ni siquiera le respondí, no me tomaré el tiempo y perderlo en hacerlo, prefiero utilizarlo en responder sus hermosos comentarios.

Bueno muchossssss besitos y quiero avisarles que la pregunta que hice sobre la historia que seguiría a esta va ganando la de Tobías y Horus, al parecer no lo odian tanto como yo creía, ¿o sí?


El beso ©® Trilogía Dioses CautivadosWhere stories live. Discover now