11. Traidor(a)

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Para castigarme por mi desprecio a la autoridad,

el destino hizo de mí una autoridad. 

Albert Einstein

Tenía que tomar una decisión: abrazarla, reconociendo que aún podría tener sentmientos por ella o no tocarla, haciéndola sentir el rechazo que él sintió cuando se fue detrás de Sebastián

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Tenía que tomar una decisión: abrazarla, reconociendo que aún podría tener sentmientos por ella o no tocarla, haciéndola sentir el rechazo que él sintió cuando se fue detrás de Sebastián. Pero de lo único que no dudaba Imanol era de darle la oportunidad a Eduardo de verlo titubear.

Erika se aferró aún más a su cuerpo, exigiendo una pronta respuesta. Su cuerpo reaccionó, sus brazos abandonaron el estado de inercia; sin embargo, no pudo concretar su acción.

—Imanol Rodriguez Madrigal. —Una voz conocida lo llamó desde el fondo del pasillo, obligándolo a levantar la mirada, con Erika todavía guindada en su cuello. 

Sintió a la chica estremecerse. La tomó por la cintura para separarla de él. Se la imaginó palidecer y no se había equivocado.

—¡Erika! —exclamó el mejor de los guerreros de Astrum—. ¿Qué haces aquí, amor? —Sebastián se movió con paso decidido hacia su novia y esta reaccionó saliendo de su estupor. 

—¡Sebas, mi vida! —respondió, corriendo a sus brazos, como hace un rato lo había hecho con Imanol.

El Primogénito de Astrum elevó la comisura de sus labios. No se podía ser más bufón de la vida.

—Soy parte del Prima y he venido en cuanto me enteré de que Astrum tenía un nuevo Primogénito. Lo que nunca imagine es que esa persona llegara a ser Imanol —confesó la mujer.

«Ni siquiera tiene un poco de confianza en mí», pensó Imanol, soltando una risita y apartando la mirada.

—Sí, verdad —respondió Sebastián, tomando a Erika por la cintura y acercándola a él. Erika quedó de frente a Imanol, forzando una sonrisa—. El Solem suele ser muy caprichoso en sus designios, ¿no lo creen?

—Así es —contestó Imanol, de una forma cortante, pero con el vivo deseo de decirle a ahora él tendría que obedecerle. Sin embargo, respiró profundo para controlarse—. Por cierto, ¡felicidades por su compromiso! —Soltó, borrándole la sonrisa a Erika.

—¡Gracias, hermano! —agradeció Sebastián, dándole la mano.

En ese tenso momento, la puerta se abrió, apareciendo una vibrante Linette al pasillo.

—¡Listo! Me he comunicado con mis padres. Creo que podemos volver a la reunión.

—Falta la Primogénita de Aurum —recordó Imanol, aunque él solo quería alejarse de ese pasillo.

—Papá está bien —dijo Ximena, apareciendo por otra puerta.

—Bueno, creo que ya estamos completos —intervino Linette, haciendo caso omiso de la pareja de Astrum que los acompañaba —. ¿Nos vamos?

Las saetas del Tiempo - Horas [1er. Libro]Where stories live. Discover now