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Negan POV
El olor a tripas, carne y sangre podrida todavía no dejaban de darme esas putas nauseas.
Junten eso con mi mal humor por no poder hablar durante extensos minuto mientras me movía sigilosamente entre las pestes que la gran mierda de Rick se dedicó a dejarme por todo mi Santuario. Por cada lado que buscaba salida, incluida la entrada principal, estaba repleto de ellos, inclusive dentro. Llevándome a plantearme que el único lugar disponible para regresar, era la salida por la cual deje a Eva escaparse, el único espacio verde y preferido de mi esposa en este ex infierno, por el mismo que exigía que se mantuviera cuidado día y noche: el jardín trasero.
Con miradas fui indicándole al asesino serial donde seguirme, y juzgándolo por su único ojo acusador, parecía estar vigilándome en cada movimiento que hacía y lo llevaba. Carajo, este chico era duro.
De todas formas no lo reputaba, yo tenía el mismo instinto con él. Sin embargo, esta vez no podía jugar, era el único motivo de salida para que mi hija regresara conmigo, porque si algo teníamos en común con el idiota de su padre, era que nuestros primogénitos eran los primeros en todo más allá de esas personas que teníamos a cargo desde que nos convertimos en líderes. Concluyendo lo siguiente: el intercambio sería pactado.
No me permitía fallar una tercera vez, ya fueron dos errores que me valieron muy caros y todavía uno no se me presentaba del todo fallido pero tampoco podía asegurarme una esperanza ganada. Lucille estaría revolcándose 10 veces más en su tumba si algo le pasaba a Yildiz, hasta reviviría y me asesinaría con sus propias manos por lo descuidado que fui luego de tanto que nos costó traer a esa pequeña copia de ambos al mundo.
Mi rostro me delato solo cuando una sonrisa no pudo evitar esbozarse al tener recuerdos de aquellos días primaverales, joder, fui tan feliz y no me había dado cuenta. ¿Por qué? Miro el mundo de ahora, las personas que están y las que no, y no es justo... esto está completamente mal.
El coraje me inunda, entro en una consulta propia de replantearme como seguía caminando y no tuve la valentía de ponerme un arma encima, si no supe ser buen esposo, buen padre, y por más que ahora tuviera a una de mis hijas, esto no me confirmaba que pudiera seguir teniéndola, porque mírenme, estoy solo. Hasta que abro la puerta metálica con detalles oxidados y vidrio ensuciado por agua de lluvia, escuchando a lo lejos varias voces discutiendo, gritando...
Un disparo.
— Maldito seas.
Y allí es cuando recuerdo mi fuente de energía: esta fábrica y su gente.
Lo que mi adorada Lucille me dejo luego de que todas estas personas la siguieran por su bondad y trabajo en una época donde Marshall Forest sabía cómo destruir el alma de cualquier mundano que se le cruzara en el camino. No obstante, yo no era la doctora Walker que les entregaba terapias; era el que les proveía un techo, comida, medicinas, agua y electricidad, hasta seguridad. Y con esta última ya me lleva el diablo, porque ahora no tienen una mierda de eso.
