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Despierto cubierta de sudor, con la respiración entrecortada y el rostro húmedo por las lágrimas.

Fue un sueño.

Por eso fui incapaz de tocarlo. El Leonardo de mi realidad jamás admitiría que me ama. Y sin embargo, se sintió tan real. Su voz, su presencia, todo.

El poder de la mente es inexplicable.

Me permito llorar por la pérdida de algo que jamás fue mío. Me recuerdo que debo seguir adelante, y si eso significa dejar atrás a Leonardo, así será.

Cueste lo que me cueste.

Inevitable SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora