Las traducciones

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LAS TRADUCCIONES

No me podía creer lo que Tam me acababa de decir. Mi madre había estado muy cerca de encontrar a Lia cuando la mataron y me había dejado toda la información, que había estado escondida debajo de mi cama durante todo este tiempo.

Me levanté de golpe.

—Necesito leer la traducción.

Tam me indicó que la siguiera con un ademán, pero yo titubeé. No quería dejar a Sofía sola después de todo lo que había pasado, y ella pareció darse cuenta de lo que estaba pensando.

—Tienes que ir con ella, ya volverás más tarde. —Cedí ante sus palabras.

—Te prometo que vendré en cuanto pueda. —Me respondió con un leve asentimiento de cabeza.

Me alejé con Tam, que se veía claramente eufórica.

— ¡Sabemos dónde está la princesa Lia!

—Tal  vez mi madre se equivoque, Tam. No podemos estar seguros.

Su sonrisa desapareció y me sentí culpable por haberle arrebatado esa felicidad a su rostro.

—Tienes razón. No debo  entusiasmarme antes de tiempo, pero… he crecido con la incógnita del paradero de Lia y siempre he soñado con encontrarla y formar parte de los guerreros que la trajeran de vuelta. Ese sería un gran honor.

— ¿Sabes qué? Si mi madre estuviera en lo cierto, podrías venir conmigo a buscarla, quiero decir… soy la Guardiana, supongo que podré escoger los guerreros que me acompañen.

Tam sonrió, agradeciendo mi oferta.

—Dudo que Caterina te deje, no tienes el entrenamiento suficiente como para escoger tu equipo en una situación tan crucial. Aunque seas buena alumna, llevas entrenando demasiado poco tiempo. Si fuera por ella y tú no fueras la Guardiana, estoy segura de que te prohibiría ir.

Sus palabras me recordaron a la discusión que había tenido con mi tía después de traer a Aran de vuelta, en la que me dijo que si no fuera la Guardiana, podría hacer lo que me diera la gana.

—Es aquí. —dijo Tam,  haciéndome volver a la realidad.

Abrió la puerta frente a la cual se había parado y me invitó a pasar.

Dentro había una mujer que rápidamente identifiqué como la madre de Tam. Se parecían mucho, salvo por el hecho de que su cabello caía lacio hasta los hombros y no tenía esa mecha tan llamativa de su hija.

Estaba sentada frente a una mesa llena de papeles completamente desordenados, entre los cuales pude identificar mi libro abierto por la última página, y con la mano izquierda hacía volar el bolígrafo sobre una hoja en blanco a una velocidad increíble.

Cuando me vio, se levantó al instante.

—Guardiana—asintió a modo de saludo—. Lo he traducido todo tan rápido como he podido y creo que le interesará leerlo. Espero que mi caligrafía sea entendible.

Me ofreció su puesto.

—Gracias. —Me hubiera gustado decir su nombre, pero no lo sabía y Madre de Tamara se veía demasiado ridículo.

Me senté y Tam me pasó uno de los papeles.

—Este es en el que menciona el clan, la penúltima anotación.

Empecé a leer.

10  de junio  de 2014

Sabemos el clan que tiene presa a la princesa Lia.

Tras aquellos ojos verdesWhere stories live. Discover now