—Te espero afuera de acuerdo —me sonrió para salir.

Me alegre un poco de que saliera pues sabía que de estar ahí no podría decir todo lo que quisiera decir.

—Siéntate —pidió el chico.

Me senté solo por que estaba cansado y la cadera me dolía.

Los observé tratando de entender cómo es que estás personas habían destruido tantas vidas.

—Y... ¿Cómo has estado? —preguntó la chica.

Me reí irónico.

—De verdad quieres preguntar eso —me quejé.

Ella solo bajo la mirada abatida, sus ojos se empezaban a cristalizarse.

—No, mírame —ordene molesto.

La chica lo hizo pero no resistió más que unos segundos.

—Quieres saber cómo estoy —exclamé— pues bien, he tenido catorce cirugías desde el accidente, la mayor parte de mi cadera es metal y clavos por que al caer me la partí con un asiento.

La chica empezó a sollozar con tristeza mientras su compañero solo observaba.

—Me partí el fémur y tuvo que ser reemplazado y gracias a eso tendré que usar este estupido bastón toda mi vida... una de mis costillas perforó mi pulmón derecho... estuve en coma por un traumatismo cerebral y la lista sigue y sigue pero sabes que es lo peor...

Ella negó con la cabeza.

—Que si bien ese dolor es pasajero pero la muerte de mi mejor amigo no —le aseguré— ese dolor esta presente cada día... y seguirá ahí para siempre.

—Lo siento —susurró ella.

—Un lo siento no me devolverá a mi mejor amigo —contesté.

—Es lo único que podemos darte —dijo Theo— una sincera disculpa.

—No...

Saqué una pequeña hoja arrugada de mi bolsillo y se la aventé.

—¿Qué es esto? —preguntó confundido.

—Jack, Elissa, Claudia, Bob, Rob... Tyler —pronuncie con dolor— los veintiocho nombres de la personas que murieron en el accidente que provocaron... ¿Quiero saber cómo pudieron destruir tantas vidas?

Los ojos del chicho se nublaron, trató de pronunciar palabras pero no pudo.

—Íbamos a casa... habíamos bebido tanto que pensamos que lo mejor era volver... debimos tomar un taxi pero yo insistí en manejar —la chica no pudo seguir.

—La nieve era incontrolable así que empezamos a batallar con el auto... cuando nos dimos cuenta íbamos contra un autobús así que paramos pero íbamos muy rápido... nosotros nos estrellamos contra la montaña pero el autobús rompió la barra de contención... nunca creímos que esto fuera a pasar.

—Nadie lo creyó... sabes ese ni siquiera era el autobús que uso —confesé— me había quedado en casa de Ty porque no podría estar en su cumpleaños...

Winter Jones, las sombras de invierno.जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें