02: Ese día.

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─Ellos nunca sabrán todo lo que hemos pasado, todo lo que hemos hecho: no sabrán nada, Jimin. Así que ¿por qué te preocupas en aparentar ser mi amigo cuando en realidad ni siquiera sabemos lo que somos? ─lucha por mantener su postura y continúa: ─¿Crees que los amigos se miran como nosotros lo hacemos? ¿Crees que los amigos se besan? ¿Acaso crees que los amigos se tocan? Dime.

Hay un silencio incómodo. La tensión reina en el lugar. El mayor realmente no estaba listo para enfrentarlo (aunque sabía que tenía que pasar en algún momento). Y, por otro lado, Taehyung sentía que en cualquier momento se rompería; tampoco estaba preparado, pero no podía pasar un día más evitándolo.

Lo necesita, se necesitan. Pero no, no lo dirán. Simplemente no pueden hacerlo por temor a que sus sentimientos crezcan. Y eso era algo que ninguno de los dos había planeado.

Antes de contestar, Jimin acarició su brazo con indiferencia. En él aún estaban las marcas de la mano de Taehyung por lo brusco que había sido al llevarlo hasta ese pequeño y polvoriento cuarto lleno de artículos de limpieza y viejos objetos de utilería.

─Cállate...

─¿Qué?

─¡Que te calles, maldita sea! ─grita todo lo que no pudo en aquellos tortuosos días. ─¡Yo nunca deseé que todo esto pasara! ¡Nunca deseé sentirme así ni que tú lo hicieras también! ─sus cuerdas vocales doler al pronunciar cada palabra.

─¿Qué pensabas cuando me besaste aquella noche? ¿Qué pensabas que pasaría después de ese beso y de los que siguieron? ─sus ojos comenzaron a arder. ─¿Estabas jugando conmigo?

─Yo... No lo sé ─murmuró, sin pensarlo demasiado. Pero la mandíbula tensa de Taehyung hizo que se percatara de que había metido la pata y entonces se apuró en corregir: ─¡Es decir, nunca quise jugar contigo! ¡Sólo no sabía lo que hacía!

─¿No sabías qué hacías? ─soltó una carcajada sin gracia. ─Me enamoraste, eso fue lo que hiciste; me volviste loco, Park Jimin ─confiesa con una mezcla de nostalgia y tristeza. ─Y no creas que fue solo por tu beso, pero lo cierto es que con él me diste esperanzas, ¡esperanzas de que un día podría tomarte de la mano y volver a besarte sin importarme si hay una cámara cerca o no!

Ninguno de los dos estaba completamente seguro de lo que decía, solo buscaban desquitar sus pesares y tristezas con el otro de alguna manera. No podían hablarle del tema a nadie más, después de todo.

─¡Basta! ─exclamó el mayor a duras penas. ─¡Detente! ¡Detenlo todo, por favor! ─intentaba ser claro al hablar, pero su voz rota no cooperaba mucho, sino que lo obligaba a sobreesforzar su garganta. Comenzó a pensar que si seguía así, no podría cantar en la presentación de ese día. ─¡No quiero nada de ésto!

─Y ¿qué es lo que quieres? ─lo interrumpió rápidamente.

─¡Quiero...! ─se apresuró a responder, pero no se lo había preguntado antes y ahora no estaba tan calmado como para pensar cuidadosamente una respuesta. En su lugar, hizo silencio y, luego de tomar un breve respiro, siguió: ─Quiero besarte.

Taehyung no lo pensó dos veces y con unos pasos acortó la distancia entre ellos para estampar los labios de Jimin contra los suyos en un beso desesperado. Luego siguió otro, y otro, y otros más.

Sus labios se acariciaban a una velocidad realmente tortuosa para los dos, pero no se atrevían a probar más de la boca del otro y eso, más que timidez, era vergüenza; vergüenza de sí mismos por no tener el valor necesario para aclarar y aceptar sus sentimientos. Pero es que algo que definitivamente no querían era enamorarse de su mejor amigo, de la persona más importante de sus vidas, pues eso sólo les causaría dolor y ninguno le deseaba eso al otro.

Se amaban, pero no de la manera que les gustaría. Ambos darían lo que fuese por volver a esos tiempos en los que su amor era nada más ni nada menos que de hermanos ─aunque ninguno de los dos recuerda en qué momento eso cambió ─.

Se sentían como dos jóvenes que mordían el fruto prohibido: era tan malo, pero tan dulce.

Sabían que un beso no solucionaría sus problemas, sabían que seguirían manteniendo lo que comenzó como un simple secreto que luego se les salió de las manos, sabían que seguirían viviendo en una bonita mentira en la que los dos solo son amigos. Sin embargo, si un pecado era suficiente para ir al infierno, ¿por qué no cometer más?

─Oh, Taehyung ─murmuró, rozando sus labios con los de Kim. ─¿Por qué no podemos simplemente huir?

Sí, eso era lo que quería, eso era lo que ambos querían, entonces ¿por qué no? ¿Por qué no desaparecer juntos sin dejar rastro?¿Por qué no salir corriendo de aquel estudio en ese mismísimo instante?

La respuesta era tan obvia que les dolía de sólo pensarla: ¿qué pasaría luego? ¿Qué pasaría con los demás? ¿Qué pasaría con la empresa? ¿Qué pasaría con sus fanáticos? Simplemente no podían, de ninguna manera.

─Somos pecadores, Jimin, no podemos vivir en el paraíso como los demás.

─¿Acaso consideras que amarnos es un pecado?

─Lo es, el más dulce y tentador pecado ─dicho esto, la primera lágrima cayó y Jimin la atrapó.

No podían dejar de culparse por enamorarse del otro sabiendo todo lo que ello conllevaría. "Fue inevitable", preferían pensar de vez en cuando. Pero la verdad era que ambos podrían haber cambiado el desenlace de la historia y lo sabían muy bien.

Park no soportó más y estalló en llanto. Lo que menos quería era parecer débil ante el menor, pero ya era tarde. Le dolía que todo sea tan malditamente complicado. La cuestión era simple: huir o quedarse; pero en ambas opciones perdía algo igual de valioso.

No pudo evitar pensar que luego tendría que arreglar su maquillaje para evitar preguntas.

Por su parte, Taehyung sentía deseos de envolverlo en un cálido abrazo. Sin embargo, no lo hizo. Era demasiado cobarde y temía recibir otro rechazo. En su lugar, lo rodeó con sus brazos pero no se atrevió a tocarlo.

Eso no le agradó a Jimin. Él deseaba sentir las manos de Kim sobre su cuerpo, acariciando cada rincón con suma delicadeza como solía hacerlo. Pero que ahora ni siquiera tuviera el coraje de abrazarlo le hizo sentirse necesitado y ahí fue cuando se dio cuenta de que lo que tenían no era para nada sano.

─¿Dormirás en mi cama hoy? ─no le estaba ofreciendo sexo, con ello él quería proponerle estar juntos sin explicarle nada a nadie, que solo piensen que son amigos. Amarse en silencio. En resumen, dejar todo tal como estaba.

─No, Taehyung, no iré ─aún entendiendo el doble sentido de sus palabras, lo rechazó. Para Jimin, eso no era libertad. Y si no podían amarse sin que nada ni nadie más importase, prefería alejarse. No quería sufrir ni que él sufriera también.

─Pero-

─Entiéndelo, por favor ─interrumpió lo que sea que fuera a decir, poniendo un dedo sobre sus labios. ─Debemos regresar, nos están esperando ─le susurró cerca de su oído.

El menor se estremeció al sentirlo tan cerca de nuevo y no pudo evitar acariciar su mejilla, obligándolo a mirarlo para robarle un beso que más que de amor pareció de despedida. Park correspondió de inmediato, también lo deseaba aunque no quisiera.

─Prométeme que éste no será el último ─el brillo en los ojos de Kim no había desaparecido y eso dolía en demasía.

─No puedo prometerte nada ni aunque quisiera ─desvió la mirada. No se atrevía a mentirle a los ojos.

─Entonces yo lo haré. Jimin, te prometo que éste no será el último beso que te daré ─dijo con una voz firme y decidida mientras tomaba su mano para salir de ahí.

Y Jimin sólo sonrió.

somos pecadores (우리는 죄인입니다); kth & pjmWhere stories live. Discover now