Capítulo 9. Eres un juguete.

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Mentiría si dijera que no había logrado causar nada en mí, porque al final del día, ella tenía razón... Jamás volví a experimentar lo que sentía con ella aunque estuviera con Santiago.

Lo amaba con mi alma, él me hace sentir segura, amada y comprendida, y aunque los cosquilleos de adolescente no se formaban con él, con lo anterior nombrado me bastaba.

Me adentré al ascensor a esperar a que este llegara hasta mi piso, todo estaba en completo silencio y siendo casi las dos de la mañana no me era sorpresivo. Una vez adentro, lo primero que hice fue correr hasta mi habitación, deshacerme de toda mi ropa y colocarme una camiseta vieja y grande que escondía en mi armario, era el pijama más cómodo que tenía.

Abriendo las sabanas de mi cama me acosté en ella soltando un suspiro de cansancio, no sabía cuando todo en mi vida se había vuelto tan complicada, necesitaba pensar todo lo había pasado esta noche y todo lo que había dicho Daniela que sin dudar, habían logrado desorientarme.

De un momento a otro, el sonido de la puerta abriéndose se hizo presente y los tacos retumbaron en el piso de madera, no pensé que volverían tan rápido de la fiesta.

—¡¿Poché?! —el grito chillón de Nath se hizo escuchar, inmediatamente me acobijé en mis sabanas dispuesta a cerrar los ojos, no tenía muchas ganas de conversar ni mucho menos con Nath, sentía que la había traicionado de alguna manera.

—¿Poché? —la puerta se abrió al mismo tiempo en el que escuché sus palabras, mi plan de fingir estar dormida había fracasado al pillarme con la intención de apagar la luz, maldita sea —Que alivio que estés aquí, pensé que te habían raptado o algo por el estilo —dramática.

—Aquí estoy —hablé tomando asiento en mi cama, un suspiro salió de su boca y se sentó a los pies de la misma.

—Intenté que despejaras tu cabecita por un momento, creo que no lo logré —mordió su labio inferior colocando un mechón de cabello detrás de su oreja. Medio sonreí por su intenciones; Natasha no era mala persona, mala hierva era la novia que se gastaba —¿Lograste comunicarte con Santiago? 

—Aún no —suspiré —No tengo ánimos de nada.

—¿Daniela hizo algo que te molestara? —preguntó temerosa —Algo debió pasar para que te quisieras ir tan pronto.

Reí por su tono de voz negando con la cabeza, era un poco gracioso la manera en la que se preocupaba de la relación que puedo llevar con Calle, al parecer no era la primera vez que su novia arruinaba sus amistades o al menos eso me daba a entender.

—¿Tienes muchos problemas con ella? —me atreví a preguntar.

—No es eso, solo que a veces es muy impulsiva, no piensa lo que dice o hace —carcajeó un poco —Sé que tal vez no se llevan muy bien, pero ten paciencia, estoy segura que serán muy buenas amigas. 

—Al parecer tu plan de no distraerte para la universidad no está funcionando —carcajeé un poco, necesitaba que Natasha entendiera que no podía volver a traer a Daniela a este apartamento, no después de lo que pasó, que aunque no fue la gran cosa, puede dar pie a algo mucho peor.

—Eso parece, pero no puedo negarle algo a Calle —retiró sus zapatos y se sentó más cómodamente en la cama —Soy tan débil cuando se trata de ella —asentí, conocía ese sentimiento a la perfección —Tal vez sientes lo mismo por Santiago.

—Puede ser —hablé, nunca me había tomado el tiempo de hablar con Natasha sobre mi noviazgo con Santiago, sus consejos tal vez pueden ser más útiles de los que me da Alba en donde siempre destaca el "deja a ese cristiano de mala muerte y vamos a pecar a un pub".

Mírame con Amor | CachéWhere stories live. Discover now