Capítulo 9. La Maldición.

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Era de locos. Preguntaras a quien preguntaras, todos decían lo mismo. La maldición.

Cuando salieron del onsen, dirigieron sus pasos al centro de Hasetsu y comenzaron a recabar información de los primos Katsuki.

- ¿Los primos Katsuki? - dijo una señora que estaba en la puerta de su negocio de verduras y frutas - son muy raros. Hacen magia ¿saben ustedes? y provocan la muerte, como los demonios.

- ¿Qué es eso de que provocan la muerte? - preguntó tenso Otabek.

- Pues eso, que sus parejas mueren todas. No me extrañaría que ese hombre que buscan, aparezca muerto...por la maldición, ya saben...

Viktor y Otabek se miraron estupefactos.

- No, no, no - dijo una chica - no es que ellos le hayan matado, es sólo que quizá le dieron la mano y después murió...en fin, es un poco raro.

- ¡Sus madres no envejecen! - decía otra mujer - seguro hicieron un pacto con un demonio.

- Provocan desastres con sus hechizos - decía un hombre que estaba tomando el fresco sentado en un banco - están malditos, todos ellos. Mejor no se acerquen.

- En la noche de Halloween vuelan desde el tejado de su casa - dijo un chico de unos doce años.

Y así, uno a uno, todo Hasetsu daba su opinión de aquella familia. Aquel enajenado pueblo sólo decían una cosa. La maldición.

- Aquel o aquella que ose amar a un Katsuki, hallará una muerte temprana durante la plenitud de su amor - dijo una señora , encargada de la biblioteca.

- La maldición - dijeron al unísono Otabek y Viktor.

- Exacto - respondió la bibliotecaria.

Los dos amigos se sentaron en una cafetería a tomar algo mientras descansaban. No sabían que pensar. Hechizos, maldiciones, demonios, brujos.... Era una locura.

- Oye Otabek- dijo al fin Viktor - esto está de lo más interesante. ¿Será verdad todo eso que nos han contado?

- Pero que dices Viktor, cómo puede ser cierto algo así. No me digas que crees en fantasmas - comentó riendo el policía.

Viktor hizo un puchero algo infantil.

- Por qué no... Todo puede pasar. De momento creo que deberíamos volver a hablar con esos primos - dijo el patinador - si no te importa, yo hablaré con el lindo azabache.

Otabek sonrió un poco al oír a su amigo, había notado el gran interés que tenía en Katsuki. Bueno, no iba a oponerse, el prefería hablar con el gato furioso de Plisetsky. Sería una conversación interesante.

- Me parece bien, mejor vamos, esto tiene que aclararse cuanto antes. Intentaremos hablar con ellos mañana, ahora descansemos.

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- Ceeeeerdo, ¡oi cerdo! Despiertaaaaa.

Yuuri abrió los ojos y vio como Yura estaba sentado en su cama. Iba a reclamarle el haberle despertado, cuando oyó ruidos provenientes de la cocina a la vez que oían a sus madres recitar... Ojo de tritón y anca de rana, piel de murciélago y lengua de perro, colmillo de vivora y cola de ratón, lima de Barbados es la poción, sal de roca como barba de marinero, enciende el fuego y ¡que arda el caldero!....

- ¡Margaritas de media noche! - dijeron los dos primos al unísono. Riendo se levantaron rápidamente y bajaron. Al llegar a la cocina, Hiroko y Minako los recibieron con unos cocktail margarita en la mano.

Empezó a sonar la música y mientras bebían bailaban al rededor de la mesa.

Brother bought a coconut, he bought it for a dime
His sister had another one she paid it for the lime....

Yuuri y Yura empezaron a cantar a la par que movían sus caderas de un lado a otro.

She put the lime in the coconut, she drank 'em bot' up
She put the lime in the coconut, she drank 'em bot' up
She put the lime in the coconut, she drank 'em bot' up
She put the lime in the coconut, she call the doctor, woke 'I'm up...

Así siguieron bebiendo, bailando y cantando hasta que se embriagaron.
Empezaron a beber tekila ya sentados los cuatro en la mesa de la cocina mientras charlaban y reían como locos.
Al rato Hiroko y Minako comenzaron a cantar y Yura y Yuuri se tensaron de inmediato. Reconocieron la canción en el acto.

Maybe I didn't love you
Quite as often as I could have
And maybe I didn't treat you
Quite as good as I should have
If I made you feel second best
Girl I'm sorry I was blind
You were always on my mind...
You were always on my mind...

Yura cogió la botella que tenía su madre en la mano y la mostró a Yuuri. Era la misma que estaba en el coche de Jj aquella noche.

- ¿De dónde habéis sacado esta botella? - exclamó Yuuri

- La encontramos en el jardín junto a las rosas - respondieron las hermanas riendo muy borrachas.

Yuuri dio un respingo. Se le había pasado de golpe la borrachera. Muy asustado tomó la botella y la estrelló en el fregadero rompiéndose en mil pedazos.

Hiroko y Minako se pusieron en pie y en ese momento, cayó la escoba al suelo.

- Tenemos visita - dijo Minako.

- ¿ Qué está pasando aquí Yuuri? - preguntó Hiroko.

- Nada...- dijo el azabache apartando la mirada de su madre y su tía.

- Bien, si no queréis hablar no lo hagáis - dijo Minako un poco molesta y tomando a su hermana de la mano se fueron a sus habitaciones.

A la mañana siguiente, dos resacosos primos se levantaron y se fueron a la cocina a preparar el desayuno. Toshiya y Nikolai ya estaban desayunando cereales con leche. Yura sirvió dos cafés cargados y le ofreció uno a Yuuri.

- Toshiya, cielo, ve a por un poco de menta al jardín antes de que os vayais al colegio - pidió Yuuri dulcemente a su hijo mayor.

- No mientras esté ahí ese hombre - contestó un poco asustado el pequeño.

- ¿Qué hombre? - preguntó Yura asomándose a la ventana.

- El hombre malo que hay junto a las rosas - dijo Nikolai escondiéndose detrás de su hermano.

- Hijos, ¿lo estáis viendo ahora? - preguntó Yuuri, el no veía a nadie.

- Si, está ahí, junto a las rosas blancas. Ahora están rojas. Él las cambió durante la noche.

Yura y Yuuri se miraron alarmados.

- De acuerdo Toshiya, no importa, ve con tu hermano al colegio y tu Yura, avisa a mi madre y mi tía que bajen, tenemos que hablar.

-No están - dijo Toshiya.

- ¿Cómo que no están? - preguntó Yura acercándose a los niños.

- Se fueron en mitad de la noche y os dejaron un mensaje - dijo el mayor tomando la mano de su hermano.

- Resolved vuestros propios problemas - dijo Nikolai y tras decir esto, los dos salieron del onsen rumbo al colegio.

Yura y Yuuri se miraron perplejos y luego miraron a las rosas. Era cierto. Las rosas blancas de Minako ahora eran de un rojo sangre muy brillante. Yura salió hacia el jardín muy enfadado y comenzó a arrancar las rosas con las manos hiriéndose con las espinas.

- ¡Jj basta! YA BASTA, DÉJANOS EN PAZ MALDITO - Yura estaba un poco desquiciado.

Yuuri lo tomó de las manos y trató de calmarlo.

- Para gatito, para - y abrazó al rubio con todas sus fuerzas mientras sollozaba quedamente en sus brazos.

- ¿Qué vamos a hacer? -preguntó suspirando Yuuri.







Casi magiaWhere stories live. Discover now