BNHA One Shots!!

#23. Kirishima Eijirou

Masculinidad a tope

En una mañana tranquila, con la reciente salida del sol, no muy lejos de donde me encuentro (en realidad sí, lol), cierto chico de preparatoria se removía en la cama para dormir un rato más en su dormitorio.
Estaba tan a gusto...
Tan calentito bajo esas sábanas...
Tan cómodo en ese colchón que parecía acomodarlo a posta solo para que se quedase un rato más...
Además, era viernes, pero ese viernes no habría clase por motivo de festivo escolar... Podría dormir cuanto quisiese...
...
Pero...
...
¡ESO NO SERÍA DE HOMBRES!
<<¡NO ES DE HOMBRES SER UN PEREZOSO Y HACERSE EL VAGO!>>
Kirishima Eijirou, conocido en su clase, la 1-A, de la conocidísima academia para futuros héroes, la UA, como el chico más masculino de los chicos habidos y por haber, aparta las mantas y las sábanas de una patada y se sienta de forma brusca en el colchón.
Con su pelo rojo sin arreglar y caído encima de su frente, se levanta y enciende la emisora de radio.

-¡Buenos días, queridos oyentes! Son las ocho de la mañana, y espero que todos los que nos estéis escuchando tengáis una buena mañana, ya vayáis al trabajo, estéis estudiando, ¡o estéis salvando el mundo! Y ya sabéis que para empezar bien el día, no haya nada mejor que una buena canción de rock puro... ¡Empecemos espavilándonos con uno de los mayores éxitos de...!

Kirishima, bostezando, se golpeó las mejillas y abrió los ojos de par en par. Y se quitó la camiseta de la forma más masculina posible.
La tiró, se endureció, poniendo su característico peinado, y dejando de utilizar su particularidad, se puso una cacho de tela en la frente, casi encima del pelo y se echó al suelo.
<<¡Empezar la mañana con 300 flexiones es la forma más masculina de comenzar el día!>>
Subió el volumen de la radio con un mando y comenzó sus ejercicios súper masculinos.
<<¡Haciendo estos ejercicios tan masculinos me mantendré en forma, como el hombre que soy! ¡Sí señor!>>
El chico, tras un rato de hacer flexiones, llega a la número 300, y se tumba en el suelo.
<<¡Abdominales! ¡Nada como hacer 250 abdominales para mantener mis cuadrados perfectos! Pero... ¡Aún pueden estar más cuadrados! ¡Pueden ser más masculinos todavía! ¡Haré 300 en vez de 250!>>
El chico comenzó a sudar en cero coma. Le encantaba la sensación de estar sudado, le daba un aspecto más varonil.
Además...
El chico se sonrojó, pensando en algo, y negó con la cabeza mientras seguía haciendo ejercicios.
-¡AGH! ¡No debo distraerme en mis ejercicios! ¡Eso no es de hombres! ¡Haré 400 abdominales como castigo!
Y así lo hizo, el muy macho los hizo.
Lo que vino después fueron pesas y más pesas, mientras subía el volumen de la radio.
Mientras, al lado de la habitación de Kirishima, cierta chica se tapaba la cara con la almohada, aunque de la fuerza que hacía contra su cara parecía que se estaba ahogando a sí misma.
-Joder, ¡JODEEEEEEEEEER!
La chica, enfada y con más que justificado mal despertar, tiró la almohada al suelo y gritó:
-¡ME CAGO EN MI VIDA, SON LAS OCHO DE LA MAÑANA!
Golpeó su pared, la continua a la de la habitación del pelirrojo y que estaba pegada a la pared de la chica, aún por encima.
Nada, ningún resultado.
(T/N), furiosa, decidió levantarse de la cama, lavarse los dientes, y salir de la habitación, con su pijama corto y con pelos de loca.
Da un par de pasos y se pone en frente de la puerta de la habitación de su compañero de clase.
Y sin más miramientos, la aporrea.
-¡KIRISHIMAAAAAAAA! -juraba qué tiraba la puerta a golpes si no le abría.
Eijirou, que hacía ahora la plancha, aguantando todo su peso del cuerpo en los brazos, apoyado en las palmas de las manos y en la punta de los pies, mira hacia la puerta.
Sonríe de forma boba y sus ojos brillan.
-No me he lavado los dientes... -se pone en pie y va hacia el baño.
-¡KIRISHIMA, ABRE LA PUERTA, COBARDE, SÉ UN HOMBRE Y AFRONTA LAS CONSECUENCIAS! -gritaba la chica, furiosa.
-Claro que seré un hombre... -se coloca la bandana del pelo y este último y se mira para el espejo.
El reflejo de este mostraba a un chico pelirrojo con las hormonas alteradas, las mejillas sonrojadas, una sonrisa coqueta y el cuerpo empapado y brillante por el sudor.- ¡El hombre más varonil de todos!
Sale del baño y va hacia la puerta abriéndola.
Lo que ve el chico hace que su corazón se menee como nunca lo ha hecho.
Su compañera de clase que tiene la habitación al lado, y de momento, amiga, iba vestida con un pijama no demasiado corto, pero que dejaba ver sus esbeltas piernas. Pudo entrever que no llevaba sujetador por debajo, lo que hizo que se pusiese todavía más colorado. Además, su pelo de recién levantada sólo la hizo ver adorable.
-Kirishima Eijirou, ¿¡QUE COÑO HACES CON LA MÚSICA PUESTA A LAS 8 DE LA MAÑANA!?
Aunque le gritas en la cara, no iba dejar de sonreír.
Le gustaba tanto...
-Hago mis ejercicios. -sonríe aún más, abriendo los brazos.
La chica arrugó la nariz.
Olía demasiado fuerte...
-¿Y tienes que poner la radio a tope...? ¿¡A LAS 8 DE LA MAÑANA!?
El chico asintió repetidas veces, enseñando sus dientes en una sonrisa.
-Me ayuda a motivarme. Trabajo y sudo más sintiendo la mitad de cansancio. -dice, con una gran sonrisa y alzando los brazos.- Necesito ejercitar mis músculos, si no los perderé, perderé mi fuerza, mi masculinidad, y mi particularidad no irá tan bien.
-Ya, ya, bueno... ¿¡Pero tiene que ser a la mañana!?
-Hace más fresco ahora.
-¿Pero y qué tal a las 10 o así? Todo el mundo estará despierto y no se irá a quejar a tu puerta.
-Pero es que después hace calor... -dice con un puchero, y la chica se pasa la mano por la cara.
-¡Estamos casi en Navidad!
-Ya.
-¡Ya no hace calor por las mañanas!
-Ya.
-¿¡Entonces!?
El chico se encoge de hombros y se acerca a la chica.
Lo cual a ella no le parece un a gran idea, y lo siente por él...
Pero olía... Mucho a hombre.
-He cogido la costumbre de hacerlos a la mañana. Y no quiero perder esa costumbre.
-Vale, vale... Pero qué sé yo... Ugh... -se frota la nariz.
-Además, ¡me gusta la sensación de que mi cuerpo esté empapado por mi esfuerzo y dedicación! ¿A ti no?
Posa como si fuera un culturista y ella rueda los ojos.
-Kirishima...
-Llámame Eijirou. -le dice, apoyándose en el marco de la puerta, pero resbala, por el sudor.
Aunque vuelve a apoyarse.
-Llamaré a Aizawa-sensei si seguimos así... Hay cosas que se inventaron hace como ya varios años... Los 80 o 90... Se ponen en las orejas, ¿sabes? Y mola mucho, sobre todo para escuchar cosas y no molestar a los demás... Y escuchas lo que tú quieras sin que nadie se queje o entere, e incluso te llega más a fondo la música.
-¿En serio? -pregunta, mirando para la (C/p), atento y feliz de tenerla allí.
-Sí... ¡¡Se llaman auriculares!! ¡Si quieres hacer tus ejercicios de mañana, hazlos, pero recuerda que aquí no sólo vives tú, por el amor de cristo! ¡La gente quiere dormir! Entiendo que los hagas por la semana, porque nos despertamos todos para ir a clases, ¿¡pero y por el fin de semana!? ¡Es cuando podemos dormir, hombre, ten compasión!
La chica le regañaba, pero Kirishima estaba en tal estado mental que no escuchaba nada de lo que decía la chica.
Solo la observaba fruncir el ceño de esa manera tan adorable, además de ver como su pelo se agitaba y como braceaba, claramente molesta.
Kirishima sonríe.
<<Quizás deba seguir el consejo de Kaminari e invitarla a tomar algo...>>
-¡... Así que, ten piedad de mi descanso, sueño y salud, y ponte auriculares, por favor! -coge aire y lo suelta. Lo mira más calmada y suspira.- ¿Entendido?
-Sí. Oye... ¿No te gustaría...?
-... Y ahora, si me disculpas, me voy a dormir, aunque seguramente no dé gracias a tu música, pero seguro que has aprendido la lección, ¿verdad? -se da la vuelta y camina hacia la puerta.
-¿Quieres ir a desayunar con...?
-¿Desayunar? Sí, iré luego. Hasta después. -se encierra en su habitación
Kirishima mira para donde estaba antes la chica y se encorva, suspirando.
-Jo... ¿Por qué, (T/N)-chan...? -le preguntaba a ella como si pudiera contestarle.
Necesitaba consejo. No sabía qué hacer... ¿Y si vuelve a intentarlo, pero a la hora de comer?
Miró tristemente a su puerta y se metió dentro de su habitación.
-Me ducharé e iré a ver a Bakubro... Él sabrá qué hacer.