—Porque no estoy orgulloso de ello.

—¿Te crees que yo estoy orgullosa de que mi hermano me pillara intentando enviar fotos sin sujetador a un chico? —pregunté, extrañada.

Conseguí hacerlo sonreír por un momento. Era una pequeña victoria.

—Te vi los nudillos —murmuré.

Él se miró la mano con el ceño fruncido. La agarré y le señalé las marcas.

—Mi hermano Sonny era boxeador. Tuvo una temporada en que no quería usar los guantes para practicar y tiene las mismas marcas.

Él quitó su mano, claramente incómodo.

—¿En cuántas peleas? —repetí.

Él no me miró. Tenía la mirada clavada en el techo.

—Perdí la cuenta —murmuró.

Rodé sobre mi costado para mirarlo.

—¿Cuántas... chicas?

Me miró con media sonrisa.

—¿De verdad quieres saberlo?

—Sí.

Suspiró y volvió a dejar de mirarme. Realmente parecía avergonzado.

—También perdí la cuenta de eso.

No pude evitar sentirme un poco mal por dentro. Quizá no quería saberlo.

—¿Cuántas... desde que vives aquí?

—Jen, no quiero hablar de esto —frunció el ceño.

—Quiero saberlo.

—¿Para qué? ¿Qué utilidad tiene saber eso?

—Quiero conocerte —tiré de su hombro para volver a tumbarlo cuando intentó incorporarse—. Jack, soy tu novia. Quiero saber todo de ti. Lo bueno y lo malo.

Suspiró.

—¿A cuántas?

—No lo sé... —se pasó una mano por el pelo, irritado—. Más de las que me gustaría.

—¿De la facultad?

—No —negó rotundamente—. No quería volver a cruzármelas una vez que se fueran de aquí.

Tragué saliva. Él tenía los labios apretados.

—¿Eso querías saber?

—Yo... no lo sé. Es que nunca me has parecido... ese tipo de chico.

—Porque no lo soy —me miró enseguida—. Ya no.

—Lana dijo que ahora te comportas como te comportabas antes de todo lo del instituto.

No dijo nada.

—¿Por qué eras así?

Me analizó la expresión unos segundos. Ya estaba empezando a entender bien sus expresiones aparentemente indiferentes. Estaba un poco nervioso.

—No lo sé —murmuró al final—. Es complicado.

Sí que lo sabía. Y muy bien. Pero no me atreví a preguntar. Quizá ya había llegado muy lejos. Me acerqué a él.

—Gracias por contármelo.

—Si no te he contado casi nada.

—Gracias por contarme casi nada, entonces.

Puso los ojos en blanco.

—No estás enfadado con Naya o Lana, ¿verdad?

—Espera —me miró, confuso—, ¿estás preocupada por si me enfado con Lana?

Antes de diciembre / Después de diciembreWhere stories live. Discover now