Capítulo 13

2.4M 169K 746K
                                    

Me quedé mirando a Monty fijamente, como si fuera una aparición fantasmal. Él estaba tenso, con los labios apretados. Su mirada desvió hacia Mike, que no parecía entender nada.

—¿Quién es este? —preguntó, y su tono dejaba claro quién no quería que fuera.

—Mike —sonrió él—. Un placer. Seas quien seas.

Eso pareció calmarlo, pero no mucho, porque se volvió a girar hacia mí.

—¿Qué...? —reaccioné por fin—. ¿Qué haces aquí?

—Creo que lo sabes muy bien.

—¿Lo sé muy bien? —repetí, intentando acordarme de cualquier momento en que me hubiera dicho que iba a venir.

Monty clavó la mirada en Mike.

—Creo que yo me iré —sonrió él—. Nos vemos en casa de Ross, Jenna.

Él se marchó mientras yo cerraba los ojos con fuerza.

—¿En casa de Ross? —repitió Monty—. Es ese, ¿no? El que te estás tirando.

—Monty, cálmate —le pedí, al ver que estaba levantando la voz.

—¿Que me calme? —me agarró del brazo—. Ven aquí.

Me empezó a arrastrar por el campus hacia el aparcamiento mientras yo intentaba librarme de su agarre. Estaba muy enfadado.

En cuanto vi su coche, él se detuvo y me soltó, respirando hondo.

—¿Has conducido hasta aquí? —le pregunté, atónita.

—¡Claro que he conducido hasta aquí! —me soltó—. ¡Hace días que mi novia ha decidido no responder a mis llamadas ni a mis mensajes!

—¿Y tu mejor solución ha sido conducir cinco horas solo para gritarme?

—Una mejor solución habría sido contestar a mis putos mensajes, Jennifer.

Ya habíamos entrado en la fase palabrotas. Me crucé de brazos a la defensiva.

—¿No tienes nada que decir? —me preguntó, mirándome fijamente—. Porque espero que tengas una buena excusa.

—No quería hablar contigo.

Pareció que iba a decir algo muy ofensivo, pero se contuvo.

—Soy tu novio, ¿no tenías otra forma de darlo a entender? 

—¿Otra forma a parte de no responderte a los mensajes?

—¿No te das cuenta de que he estado preocupado? No estás en casa, no puedo pasarme a ver si estás bien. Estás... a cinco malditas horas. Con...

Otra vez, se contuvo antes de soltar una palabrota.

Di un paso hacia él. En el fondo, tenía razón.

—Lo siento.

—Sí, más te vale sentirlo —negó con la cabeza, apartándose de mí—. No me puedo creer que haya tenido que venir hasta aquí solo para asegurarme de que estás bien.

—¿Seguro que ha sido por eso, Monty? —pregunté, frunciendo el ceño—. ¿No ha sido para ver cómo es Ross?

—Ah, sí, Ross —repitió, haciendo énfasis en su nombre—. Tu nuevo novio.

—No es mi novio.

—Pero te has abierto de piernas para él en menos de un mes.

—Te estás pasando de la raya —le advertí—. Soy tu novia. Me merezco un poco de respeto.

Antes de diciembre / Después de diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora