Capítulo 19

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Si tenéis problemas para ver algún capítulo, quitad la historia de la biblioteca y volved a añadirla después. Lo siento, Wattpad está haciendo de las suyas otra vez D:

Jack había desaparecido por la mañana. Me incorporé con un poco de dolor de cabeza, y parpadeé al ver que me había dejado una nota en su almohada.

El idiota de Mike se había dejado el cargador del móvil en el piso y lo hemos ido a buscar.

Sonreí, negando con la cabeza, y me metí en el cuarto de baño.

Cuando bajé las escaleras ya vestida, me llegó enseguida el olor a pintura. Lo seguí distraídamente hasta llegar al patio trasero. Mary estaba en el porche, sentada en un taburete frente a un lienzo. Estaba dibujando algo, pero era difícil saber el qué. Acababa de empezar.

—Buenos días —la saludé, acercándome y frotándome los ojos.

—Buenos días, cielo. ¿Has desayunado?

—No tengo hambre —le aseguré, acercándome. Tenía la boca seca.

Ella me dedicó una sonrisa por encima del hombro mientras mezclaba dos colores en la paleta.

—Hoy me he levantado inspirada —comentó.

—Ya veo. ¿Qué es?

—En los años que llevo en esto he aprendido a no decir qué es nunca. Es mejor que cada persona te dé su opinión objetiva cuando terminas de pintarlo.

Entonces, se detuvo en seco y se me quedó mirando. Yo parpadeé, pensando en si había hecho algo mal.

—¿Quieres ayudarme?

—¿Yo? —mi voz sonó aguda.

—Bueno, no con este en concreto. Pero tengo más de diez cuadernos en blanco.

—Yo... yo no...

Oh, no. Estamos entrando en pánico.

—¿No me dijiste que pintabas? —parecía sinceramente ilusionada mientras yo entraba en cortocircuito.

—Sí, pero... hace ya tiempo que no...

—¿Con qué pintabas?

—Con... carboncillo. Pero...

—¿Carboncillo? —pareció sorprendido—. Nunca ha sido mi fuerte. Eso de mantener la muñeca quieta se me hacía complicado. Soy más de óleo. Pero creo que tengo algo por aquí, a ver...

No me dejó quejarme. Antes de poder reaccionar, estaba sentada delante de una hoja en blanco y con el carboncillo, la goma moldeable y el difumino. Ella me miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Qué pintarás?

—Eh... es que no...

—¿No me dijiste que pintabas a tus amigos?

—Sí...

—Podrías hacer algún retrato. De alguien.

Al instante, la cara de Jack se me vino a la cabeza. Pero pintarlo a él era vergonzoso delante de su madre. Así que me decidí por otra persona.

—Vale —respiré hondo—. Pero igual me sale horrible.

—No será tan horrible —me aseguró, centrándose en el suyo—. Y si lo es, no se lo diremos a nadie y ya está.

En cuanto tracé la primera línea, me dio la sensación de que no tenía la más mínima idea de qué estaba haciendo, pero seguí con mi trabajo distraídamente. Tampoco es que tuviera nada mejor que hacer.

Antes de diciembre / Después de diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora