[5] SURVIVOR » Steve Rogers

Capítulo 3

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CAPÍTULO 3

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Sarah realmente no conocía Nueva York del todo, siempre que caminaba por las calles era al lado de su padre.  Así que cuando Evan Walsh la citó inesperadamente a charlar en un café, aunque sintió culpa por inventarle a Steve que iría al cine con Mandy y algunas chicas después del ballet, no pudo negarse a una nueva experiencia.

Aunque el lugar fuera pequeño, con a penas un par de mesas y un par de clientes más. Sarah no podía imaginar lo extraños que se veían juntos, sentados en la pequeña mesa uno frente al otro. Ella podía decir que Evan era un tipo de hombre desinteresado, daba una rara sensación de libertad, por la forma en que se vestía, portaba y reaccionaba a su entorno.

—Pude haber pagado —mencionó ella, señalando la malteada rosa.

Él sonrió—. ¿Tienes algún problema con ser tratada con cosas bonitas, Sarah Rogers?

—De ningún modo, me gustan las cosa bonitas.

—¿Como qué? —preguntó él. 

—Depende —Sarah respondió demasiado rápido para su gusto. No quería mostrarse ansiosa, pero era raro que pudiera hablar con alguien nuevo; alguien que no fuera su padre o que la conociera desde que era una niña—. Me gustan ver diferentes cosas.

A Evan no parece importarle en absoluto—. ¿Cosas como?

—Te reirás de mí —dijo tímidamente.

El hecho de que ella pensara que él se reiría de él, es increíblemente atractivo y solo hace que el chico se interese más.

—Hagamos un trato —dijo Evan, rebosante de emoción—. Cuéntame sobre tu hobby y te contaré sobre el mío.

Sarah se inclinó hacia un lado, pensando seriamente en aquellos términos antes de responder:—Trato.

—Mujeres primero —señaló él.

—Eres bastante el caballero —bromeó la rubia sarcásticamente—. Muy bien, como la mujer valiente que soy —ella pudo ver que Evan se burló de eso y sonrió, causando que las esquinas de sus ojos se arruguen. Sarah no pudo apartar sus ojos de él—. Me gusta la astronomía, contemplar el cielo y me gusta ver la luz de las estrellas en la oscuridad. 

La sonrisa de Evan vaciló y sus ojos se abrieron parcialmente. Sarah se retrajo a sí misma, temiendo que su entusiasmo por algo tan soso lo haya alejado.

—Eso explica las estrellas en tu camiseta —señaló antes de darle un sorbo a su batido.

Sarah miró su camiseta azul y rió apenada—. Son constelaciones —añadió, arrepintiéndose al instante. Recriminándose a sí misma por dejarse ver como una nerd—, y bueno, también soy una especie de... bailarina de ballet.