Porque no lo sé

31 1 0
                                    

Sabes qué, cuando te conocí me cautivaste; yo no sabía el por qué, y me confundía. Pero me di cuenta que quería tenerte cerca. 

Y cuando me acerqué, no paré y te bese. Estaba entrando a mundos nuevos, desconocidos y maravillosos. Fuiste el primero, el único.

Poco a poco nos volvimos más cercanos, inseparables, casi uno mismo. Y te dejé entrar a ese lugar dónde sólo las personas que pretenden quedarse llegan. Pero quise más de ti, tenía la estúpida idea de que me dejarías conocerte.

Pero como ya lo dije, fue una mala idea, pues nunca me dejaste. A veces sentía que estaba con un extraño, sobre todo con tu humor cambiante, que sinceramente me atemorizaba. Si pudiera definirte con una palabra sería: bipolar.

Me hacías sentir que volaba en lo más alto del cielo, te dejé entrar, pero de repente desaparecías del mapa, así, como si la misma tierra te hubiera tragado. Para variar, me celabas sin razón alguna, pues para mi no existía nadie más que tú.  

Me ocultabas tantas cosas, eres un libro de secretos e intrigas. Y aunque nunca me dijiste nada, aprendí con el tiempo a descifrar tu mirada; de repente había dolor, odio, preocupación, etc... y no lo sentías, no sentías mi apoyo. Y me cansé, comencé a dejar de preocuparme, de estar ahí, pues no me sentía parte de tu historia, fue ahí cuando mi orgullo ganó en este juego y entonces:

FRASE

"En tu ausencia, me doy cuenta que: cuando estuvimos juntos, mi presencia no te fue suficiente. Y me odio, porque pude haber estado cuando no estuve. Y ahora que estoy, tu ya te has ido. Y te odio por dejarme solo y nada más".


Efectivamente regresé, y regresé a ti porque te quiero, porque te creía indispensable... pero tarde me di cuenta que ya no era lo miso, yo ya no era lo mismo para ti; y gradualmente te fuiste.

No sé por qué nos separamos, pero lentamente y con cautela te alejabas. Nos fuimos dejando de frecuentar y con el tiempo dejamos de hablar. Hasta que por fin me di cuenta, en medio de la destrucción que causan las lágrimas que ruedan por las mejillas: esto, lo nuestro; había llegado a su fin, no había ya más nada que hacer, que decir, ni que sentir.

Por eso es que no lo sé, no sé el motivo. Y realmente me hubiera encantado saberlo, porque no se puede cerrar un ciclo si no se conoce el motivo del cierre. Aunque dolió, es mejor estar solo, que con un hombre que no sabe el motivo por el que dejó ir todo lo que yo le ofrecí.

Definitivamente, ya no regreso contigo. Pero me encantaría escuchar el "por qué", solo para saber qué es lo qué debo mejorar, qué debo perdonar y así, comenzar a sanar.

¡Jóde Te!Where stories live. Discover now