3:Mas Idiota .

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-¡Vaya veo que ya se conocen!. -

La señora Eleanor ha dejado de reirse para vernos fijamente y tomar el brazo de su hijo y disponerse a entrar de nuevo a la sala.
Este esta mirando un punto mas allá de mi, o tal vez sea a mi a quien ve..., bah..., tonterías que piensa mi mente. Nadie se ha fijado en mi jamás en serio, y este sujeto es un idiota a leguas de distancia notoriamente.
Los príncipes y hombres educados solo existen en las novelas que leo.

La señora Eleanor nos hace pasar de nuevo a la sala. Yo estoy muriendo de nervios al verme en la misma habitación que este tipo. No me importa que sea el hijo único de los señores, ya me cayo mal, y no pienso que eso sea posible de cambiar. Me cae mal....., y me cae mal. Punto.
Aunque al parecer a la señora no le molesto que nos dijéramos palabras despectivas, a lo mejor y ya esta acostumbrada a ver como es su hijo de maleducado.

La señora le pide a la viejita que ahora se que se llama Estela, que traiga tres tazas de café y unos bocadillos. Por lo que veo piensa retenerme aquí sin mi consentimiento y yo no quiero, ya quiero irme al trabajo y después a casa. Además muero de hambre y se que si me ponen esos bocadillos enfrente terminaré comiendo la mitad de la bandeja. Y no quiero escuchar una ofensa más de este idiota, estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano al no ponerme a llorar cuando me dijo fea. Cosa que me sorprende ya que por cosas mas mínimas que esa logran hacerme llorar como magdalena.

Nos sentamos en la sala y el sigue manteniéndose frío y ha bajado la mirada.
Yo aprieto mi bolso con fuerza y también hago lo mismo que él, me siento con la cabeza baja sin ganas de decir nada.

Estela llega con la bandeja de bocadillos, los cuales son pequeños cuadros de pan blanco con queso y jamón. Mi estómago ruge en protesta al verlos.... Pero no..., aguanta Allisson..., aguanta.

Oliver o mejor dicho el idiota se levanta del sofá y comienza a dar vueltas por la sala. Por lo que veo no soy la única que está nerviosa. Eleanor se ha ido a traer algo a su habitación y nos ha dejado solos. Me siento observada por el, pero no me atrevo a levantar la mirada.
Solo quiero uno de esos bocadillos que se ven deliciosos.

-Anda tragatelos. Eso es lo que quieres hacer, ¿o no?. -

No se si lea mentes o que, pero su comentario cala en lo mas hondo al recordar una de las tantas frases despectivas que mi madre me ha dicho desde que tengo memoria. Mis ojos se nublan por las lágrimas que se que van a salir, pero no las dejo. Me prometí a mi misma que delante de desconocidos jamas lloraría.

-¿Que dijiste?. -

-Que te los tragues. Veo como los estas mirando y supongo que una mujer como tu no se siente bien si no tiene algo en su boca, ¿o me equivoco?. -

-Tal vez no te equivoques. Pero no te dare el gusto de verme comerlos. Idiota. -

-Si soy idiota. Pero a mi eso se me quita si yo quiero, y a ti lo fea jamas se te quitará. -

-¡Oliver, ya basta!. -

La voz de la señora Eleanor nos interrumpe y nos damos cuenta que en nuestra discusión nos hemos acercado demasiado. Tal vez demasiado.

El aludido resopla frustrado, se voltea a ver a su madre y se pone frente a ella con los brazos cruzados. Una pose bastante intimidante.

POLOS OPUESTOS.Where stories live. Discover now