Esquemas y sombras.

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La cena estaba deliciosa y la compañía lo superaba todo. El tener un momento para compartir con Zayn restaba todo lo malo de nuestra relación.

–Perdóname por todo. Soy un cretino…

–No lo eres, Zayn. Simplemente estamos enfrentando muchos cambios. Las niñas, tu fama, la mansión…  –suspiré–. Supongo que es normal en los matrimonios. Sólo debemos adaptarnos.

Nuestras manos se entrelazaron sobre la mesa. –Espero que sepas que te amo.

–Lo sé  –asentí sonriendo.

La noche fue más que perfecta. Después de la cena mi esposo me llevó a caminar por las calles de Nueva York. Gracias a l cielo nadie lo separó de mí en busca de un autógrafo o foto. Estuve conversando con él sobre el proyecto de una sala de espejos en la mansión, me dio autorización para hacer lo que gustara, ya que sabía que mi felicidad era bailar y que disponíamos del espacio para hacer la sala realidad.

–Si quieres destruir la casa y hacerla de nuevo te lo permitiré. A mí sólo me importa que estés bien, que estemos bien  –sus brazos me rodearon, me besó y sonrió.

El fuego que había extrañado ver en sus ojos estaba presente aquella noche.  Allí estaba yo, enamorada del problemático profesor de canto que cambió mi vida. Estaba dichosa de saber que en mi vientre llevaba dos criaturas engendradas del amor de los dos.

Soy muy afortunada de tenerlo, de ser una familia.

El viernes por la mañana desperté junto a mi esposo. No tenía el día libre, pero por lo menos estaba a mi lado. Habíamos regresado agotados a casa y nos quedamos dormidos en los brazos del otro. Mis ojos se adaptaron a la luz que entraba en la habitación, me moví un poco y de inmediato tuve un pequeño dolor en la parte baja del vientre.

–Ou. Tranquilas niñas  –respiré desacompasadamente. Zayn se movió un poco pero no despertó.

Caminé hasta el baño, me lavé el rostro y me sorprendí al escuchar el timbre. Amalia atendería en un momento y nos informaría si era algo importante. El leve dolor en mi vientre fue desapareciendo y tranquilicé mis nervios de mamá primeriza.

Al volver a la habitación me encontré con una muy sensual imagen. Mi esposo estaba saliendo de la cama, estirándose y definiendo los músculos de su torso descamisado. Sonreí y me acerqué hasta él dándole la vuelta a nuestra cama. Le di un beso de buenos días antes de que se echara al piso alfombrado a hacer abdominales. No había perdido la costumbre de ejercitarse, para mantenerse en forma y alterar las hormonas de muchas mujeres como yo. Lo único que me hacía diferente era que yo podía besarlo y hacerlo mío, mientras ellas sólo podían delirar por él.

Me deleité por un par de minutos con la vista de mi esposo, cuando Amalia tocó a nuestra puerta anunciando una visita. No se me ocurrió que fuera Vivian.

Mi mejor amiga tuvo que aguardar a que Zayn y yo estuviéramos duchados y listos. Estaba esperándonos en la sala de estar con una taza de té, su típica vestimenta negra y una sonrisa que creció en cuanto me vio.

–¡Pero que gigante estás! ¡Vas a explotar, mujer! –se abalanzó sobre mí y me abrazó.

–No le estarás diciendo gorda a mi esposa e hijas, ¿cierto Vivian? –Me reí por la reacción de mi amiga que le dio una palmada en el antebrazo.

–Malik, tienes que aprender que porque la quiero es que hago esos comentarios  –sonrió y se giró a verme–. Estás preciosa, Marie…

–Gracias  –nos sentamos en los sillones para quedar frente a frente. Zayn se disculpó yéndose al estudio ya que tenía algo de trabajo por hacer.

–¿Cómo has estado? ¿Cómo se han portado las princesas? –volvió a tomar su taza de té y me miró como si fuera mi siquiatra.

–Bien. Un poco inquietas… como su padre  –me reí–. Pero en general muy bien.

–¿Cuánto falta para poder verlas “en persona”?

–Sólo un par de meses. Estoy algo nerviosa, pero no puedo esperar para tenerlas en mis brazos  –suspiré pasando mi mano por mi panza–. Creo que nos unirán más a Zayn y a mí.

Mi amiga gruñó. –¿Van las cosas mal?

–No Viv… Son sólo cosas del matrimonio. Nada de que preocuparse  –me vio sin creerme mucho, pero lo dejó estar porque ella sabía que mi relación con Zayn estaba cambiando y siempre había estado rodeada de problemas, grandes y pequeños.

Volvió a gruñir y cambió de tema. La academia era la escapatoria perfecta. Le pedí que me informara de cómo iba todo y si necesitaba apoyo. –Por supuesto que no. Bradley se ha encargado de tus clase, las de Henry y algunas de las mías cuando no puedo atenderlas. Es una buena persona, ¿sabes?

No podía contradecir a mi amiga. Bradley era de hecho alguien que se ganaba la confianza y el aprecio de las personas. Asentí sin ganas de comentarle que había estado el fin de semana pasado con él y que planeaba ir a su casa ese mismo sábado. Quería evitar a toda costa que Zayn se molestara y que mi amiga pensara algo inadecuado  –algo en lo que era experta–.

En mi mente estaba claro el esquema. Mis prioridades estaban claras: Zayn, hijas, baile, amigos. Mi vida estaba en orden  –con bajos y altos–, tenía una familia, una carrera y dos niñas en camino que necesitaban a su mamá. Sin duda estaba viviendo la “vida soñada”, o eso quería creer.

Los secretos son como las sombras; cuando el sol cae florecen, con la luna llena crecen. No hay nada que puedas hacer para evitar las sombras, porque están ahí siempre.

°°°

¡Hola mis troublemakers!

Espero que les gustara el capítulo, no está muy largo pero es importante para lo que se viene. ¿qué creen que pasará? ¿Les gusta Bradley? ¿#TeamZayn o #TeamBrad? :D

Muchas gracias por leer mis otras historias y apoyarme siempre. Mil gracias! No olviden que estoy en Instagram e Inbox si me necesitan :)

Próximo capítulo: 10 de Octubre.

Lots of Love!

Pau.

Forever Troublemaker. [Terminada]Where stories live. Discover now