Capítulo 2

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Voltron: Legendary Defender (junto a los personajes) no son de mí propiedad.

Dante Torres (original character) es de mí propiedad.

Está historia es mía para que ustedes disfruten.


Como si fuese costumbre, Keith leía su libro favorito antes de irse a dormir, eran las 22:00 p.m. y su madre aún no llegaba del trabajo. Normalmente ella llegaba por la madrugada y Dios, odiaba que ella estuviera lejos de casa, odiaba no verla seguido, odiaba sentirse acostumbrado a aquella soledad.

Suspiró agobiado y cerró el libro rápidamente, Keith observó que al lado de su cama Kosmo dormía en su propia cama que él le había hecho, sonrió al ver lo calmado y tierno que se veía.

Mañana ya era sábado y por lo visto tenía la fiesta de universitarios. Sentía que nada bueno saldría de ahí, pero no le quedaba de otra que acompañar a Romelle para que nadie la molestara.

—Ser mejores amigos es un dolor de pelotas —susurró. Se levantó y se dirigió hasta su balcón, al salir observó hacía afuera. Oscuro, y lo único que iluminaba aquel vecindario eran los faroles. Keith se sentía solo, pero no podía negar que aquella tranquilidad le gustaba—. Hoy esta muy calmado... —dijo para sí mismo.

—Y que lo digas, es algo aburrido.

Keith saltó del susto cuando oyó aquella voz, al ver a su vecino sonriéndole, su humor cambió. Aquel tipo lo sacaba de quicio de la manera más simple.

—Se me había olvidado que tu apartamento también tenía balcón, ugh... —frunció el ceño y suspiró, el latino no pudo evitar observarlo con diversión—. ¿Se te ofrece algo? —preguntó con molestia.

—No, realmente —respondió—. Estoy aquí descansando, necesitaba un respiro.

Keith observó al muchacho, se veía frustrado. Pero para ser sinceros, Keith no estaba interesado en saber qué era la razón que lo tenía así.

—De todas formas... —volvió a hablar, Lance observó a Keith a los ojos, a pesar de la poca luz que iluminaba el sitio, el moreno pudo ver aquellos ojos violáceos—. Tu nombre es Keith, ¿cierto?

El nombrado se quedó en silencio, para luego evitar su mirada y guiarla hasta el frente, se sentó en una de las sillas que había en su balcón y luego habló.

—Sí, me llamó Keith, ¿y tú?

Maldita sea, ¿por qué le sigo la charla?

El muchacho lo observó y luego sonrió. Keith admitía que su vecino tenía tan linda sonrisa que aprovechaba cada momento para utilizarla.

—Me llamo Lance —respondió luego de unos segundos. Se mantuvo en silencio, haciendo que Keith se quede pensando en qué cosas rondaban en la mente de su vecino, Lance—. ¿Vives solo, Keith? —preguntó de la nada.

—No... Vivo con mi madre, pero ella trabaja hasta tarde...

Espera, ¿por qué le estoy diciendo esto a un desconocido? ¿Y si aprovecha qué mi madre no está para hacerme algo? ¿qué pasa si es un violador en potencia? ¿Qué pasa si me quiere robar o...? No, no pienses en eso Keith. No lo hagas.

Mi vecino, Lance // KlanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora