Capítulo 18

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En todo el camino a casa Nathan se limitó a acariciar mi cuerpo y a abrazarme de vez en cuando, por mi lado no hacía nada, solo arrimé mi cabeza a su hombro y le planté un pequeño beso en el cuello, Nathan no se lo esperaba, yo menos pero me nació hacerlo, no debí besar a ese hombre para empezar, sé que quería vengarme de Nathaniel, pero esa venganza no se sintió nada bien, todo lo contrario, me arrepentía de sobremanera y sentía que debía disculparme con Nathan, si toda la escena hubiese sido al revés me refiero a Nathan besando a otra chica, yo me muero, por lo tanto, debo hacer algo al respecto, aguarden, ¿ACASO ME ESTOY COMPADECIENDO DE ESTE MONSTRUO?!, ¿Qué me está pasando? Y lo peor de todo es que por más que quiera eliminar este sentimiento no se va, por nada del mundo, ningún pensamiento me quita el cariño que me está creciendo por este hombre lobo.

Al llegar a casa, Nathaniel salió del auto tomó de mi mano y me llevó a su mansión, cuando entramos me soltó y a paso lento se dirigió a su cuarto, eso me pareció extraño, se fue sin decirme nada, siento que esta triste y enfadado conmigo y lo entiendo, sentí empatía, no quiero que esté así conmigo, no quiero que me ignore, lo mejor que se me ocurre ahora es curarle el labio que estaba sangrando un poco, a lo mejor mi le duele, pero la acción es lo que cuenta ¿verdad?, con mi reciente decisión en mente, fui al baño, tomé una toalla, la humedecí en alcohol y me dirigí al cuarto donde se encontraba Nathaniel acostado boca abajo completamente desnudo, al verlo mis mejillas tomaron color al segundo, pero no me importó, debía pedir perdón y curar su pequeña herida.

-¿Nathan?, ¿estás despierto?- pregunté tocando suavemente su hombro de arriba hacia abajo, a Nathan pareció sorprenderle mi tacto y mi cercanía porque al darse vuelta tenía el ceño fruncido

- Si, ¿Qué sucede? -dijo sentándose en el espaldar de la cama aún sin entender lo que pasaba

- Solo... solo... vine a... curarte el labio -dije mostrándole la toalla humedecida con una pequeña sonrisa, no me respondió, no necesitaba hacerlo, solo me acerqué más a su cuerpo pero teniendo cierta distancia y con suaves toques fui limpiando la sangre seca de su labio, él me miraba fijamente, no hacía ninguna mueca, como lo pensaba, era inútil, para el este raspón es insignificante pero bueno   le arda o no el alcohol en su labio por si acaso sople suavemente su labio, al hacer eso Nathan me tomó y me puso a horcajadas, mala idea, muy mala idea, yo estaba tan solo con su camisa que me había puesto en el carro, no tenía nada más que eso, y a Nathan solo le cubría mi cuerpo, por lo que nuestras partes íntimas rozaban piel a piel, al notarlo salió un pequeño e inaudible (eso espero) gemido de mi boca y miré al instante a Nathan, quien estaba con una pequeña sonrisa en la cara, tomé fuerza de voluntad e ignore lo que pasaba y seguí limpiando su labio, al terminar dejé la toalla a un lado, le di un último soplo y con la yema de mi dedo toqué delicadamente su labio, él solo me observaba con un poco de tristeza

-¿Por qué lo hiciste Elizabeth? ¿Por qué besaste a ese hombre? -preguntó Nathaniel mirándome a los ojos, tomándome del mentón para que no bajase la mirada

-Lo siento, estaba molesta por todo lo que habías hecho, por lo de anoche, me siento usada, te robaste mi virginidad, aprovechaste la situación y no pensaste en mí como dices hacerlo, aún no estaba lista, debía hacerlo bajo matrimonio, no solo porque un tipo tenía ganas de tener sexo y tenía a una mujer que debía estar a su disposición porque dice ser suya por haberla secuestrado sin explicación alguna, ¿entiendes?, por Lucía soy consciente de algunas cosas de tu mundo pero estás nunca salieron de tu boca, de ti nunca obtuve una respuesta y ahora, ahora no sé qué hacer con este sentimiento confuso hacia ti, me tienes loca, literal no puedo pensar coherentemente, lo que pienso y lo que siento se está volviendo ilógico, y todo por ti... - le dije por primera vez en voz alta, sin titubeos, mirándolo a los ojos y con la frente en alto, había sacado lo que sentía y aquello fue lo mejor, la mejor sensación, un alivio llegó a mi ser, pero la confusión no se iba, lo que había dicho era tan cierto y no necesitaba decir más, era suficiente, Nathaniel no dijo nada, se quedó extrañado por mis palabras, y como estaba en silencio decidí retirarme e irme a otro lado, hice lo que tenía que hacer y si el no piensa decir nada, no me quedaré aquí esperando una respuesta

-Listo, creo que estarás bien, no morirás -intenté bromear para huir de la situación lo más rápido posible, pero al intentar bajar de su regazo, Nathan me tomó  de los muslos, apretándome para impedir mi salida

-Puedes soltarme Nathan, he terminado de curarte- dije evadiendo su mirada

-¿Eso es lo que sientes? -preguntó el lobo con tristeza en sus ojos

-Completamente -dije en un suspiro

-Perdón, perdóname por todo, me comporté como un idiota, no te mereces esto ni en lo más mínimo, no supe manejar este cambio en mi vida, lo único que puedo decirte es que te adoro    y jamás te haría daño a propósito, eres lo más importante para mi ahora, eres mi todo, y en mi defensa puedo decirte que mi lobo se apoderó de mi anoche, de cierto modo no fui yo, actué como una verdadera bestia Elizabeth, pero créeme que tú me rogabas cada vez más que no pude mantenerme quieto, espero que recuerdes eso, pero de todas formas debí razonar y recordar que estabas drogada, en verdad lo siento, y lo del matrimonio, nos casaremos, lo más pronto posible, si es posible y si es lo que quieres mañana mismo, y ahora en adelante tendrás todas las respuestas que quieras saber hermosa-dijo Nathan sin ninguna gota de sarcasmo o burla en sus palabras, podía sentir su sinceridad, y yo seguía sin saber qué hacer, lo único que sabía en ese momento era que lo quería demasiado, mis ojos se nublaron por las lágrimas, unas de ¿felicidad? por todo lo que dijo Nathan, le creía, creo en sus palabras y en sus promesas, me nace hacerlo, sin más, me acerqué a sus labios y le di un beso húmedo, comencé a mordisquear su labio inferior ganándome un apretón en mis nalgas, lo que causó que mi vagina choque con su miembro erecto, solté un gemido que pausó nuestro beso, Nathan me regalo una sonrisa y me apretó más fuerte, mi vagina estaba húmeda, lista para que entre mi hombre, ¿MI HOMRBE?, si eso dije, Nathan se mordió el labio mientras me agarraba más y más duro las nalgas, estaba muy excitada, mordí despacio el mentón de Nathan y fui bajando a su cuello, donde me entretuve lamiendo y mordisqueando su piel que me volvía loca, ya no podía más tomé su pene erecto y lo introduje en mí con fuerza, el lobo gruñó, no sé lo esperaba, yo comencé a moverme despacio sobre él mientras que Nathan se acercaba a mis senos y jugueteaba con ellos, al rato mordió uno de mis pezones demasiado fuerte, solté un gemido en voz alta, ganándome una fuerte nalgada que me prendió aún más, Nathan tomó el control, me acostó en la cama y me penetró sin piedad, iba a llegar muy pronto, Nathan al darse cuenta de eso paró de golpe

-¿QUÉ TE OCURRE?! -le grité furiosa, Nathan me miró con una sonrisa y me regaló besos por todo el cuerpo iba bajando de a poco, beso mis pechos, mi estómago, donde se detuvo para dejarme una marca y luego llegó a mi clítoris tocándolo con la punta de su lengua, siguió dándome amor con su boca en mis labios vaginales, succionando las zonas correctas y dando lengüetazos excitantes y perfectos, no paraba de gemir, mi cuerpo se retorcía al sentirlo tan experto en sus acciones, agarre la cabeza de Nathan y lo acerqué más a mi vagina, necesitaba eso, quería correrme de una vez por todas, el lobo entendió mis señales e introdujo sus dedos en mi, tocaba y chupaba mi zona, succionó fuertemente mi clítoris y sus dedos no dejaban de moverse a una velocidad impresionante, mi respiración iba a mil por hora, mi vagina estaba punzante, grité fuertemente su nombre y me vine en su boca, Nathan tragó todos mis líquidos complaciente, lamió mis piernas, dio un pequeño beso a mi clítoris y subió a darme un beso en la frente.
-Nunca me cansaré de probarte- dijo abrazándome, colocando su cabeza en mi pecho, acaricié con la yema de mis dedos su espalda, fue una gran noche, lo vi ya dormido sobre mí, era hermoso...

-Hermoso -dije susurrando en un suspiro

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2021 ⏰

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