Capítulo 3

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- Padre tengo miedo- dije muy bajito, mas bajo que un susurro para que los lobos no me escucharan, mi padre solo me envolvió en sus brazos y beso mi cabeza para darme tranquilidad, pero no lo consiguió

En el refugio que estábamos había una pequeña abertura, como un hueco donde podíamos ver directamente el patio donde se encontraban las ofrendas

Por mi parte observaba muy atenta por el hueco,  hasta que vi a un niño del pueblo ir corriendo hasta donde estaban las ovejas, me quede helada no sabia que hacer, el niño estaba por asi decirlo en la boca del lobo, espero que no lo vean, pero como todo esta en mi contra, apareció un lobo café de estatura mediana caminando lentamente por el patio y olfateando, y sin mas encontró al niño, gruñó muy fuerte al niño y este se puso a llorar, no esperé mas y salí de mi escondite, ya que no podía ver morir a un niño, mas bien a nadie; mi padre trato de detenerme pero me salí de su agarre y corrí lo más rápido que pude

- NO! - grité muy fuerte, o lo suficiente para que sea escuchada por aquel lobo

El lobo me vio fijamente y pego un aullido, otros lobos se fueron acercando lentamente, no pude mas y corrí hasta donde estaba el niño llorando y lo abrace para que dejara de llorar lo puse atrás de mi para enfrentar a los lobos, lágrimas salían de mis ojos por la desesperación de no saber que hacer

- Por favor, por favor no lo lastimen, a mí me pueden hacer cualquier cosa menos a el, es solo un niño- dije sollozando

Los lobos seguían acercándose y pasaban su lengua alrededor de sus hocicos, me levanté del suelo y pude ver a mi padre atrás de ellos con una escopeta, abrí mi boca por la sorpresa, no quería a nadie muerto a NADIE

- Por favor - dije al borde de la desesperación y la tristeza, escuche un disparo, dirigí mi vista hacia donde se escucho y vi la bala cerca de los lobos, pero a ninguno le llegó

Un lobo tomo la escopeta que tenia mi padre hace unos segundos y lo destrozó con sus dientes y le gruño a mi padre

- BASTA YA POR FAVOR! BASTA!- grité llorando

El lobo pareció compadecerse de mí y solo botó a mi padre al suelo, el lobo regresó hacia mí y me mostró sus filudos colmillos junto con un gruñido, parecía molesto y los otros seguían olfateando la zona

Se escuchó un aullido a lo lejos, estaba claro que no era de ninguno de los lobos frente a mi

Todos los lobos abrieron paso a un lobo, un enorme lobo negro que me penetraba con su mirada, me llego un extraño escalofrío al verlo, tenía su mirada iluminada, me miraba de una forma tan extraña, como de... ¿amor?, tal vez, lujuria y también felicidad, el lobo se fue acercando a mi demasiado lento, me puse nerviosa, cuando estuvo al frente mío me olfateo toda y su mirada brillo aún más  y aulló de manera que casi me deja sorda
****

Narra Nathan

Al llegar al pueblo de Cenovia todos mis guerreros se fueron por rumbos diferentes, di mi aullido de llegada

Mi beta y otros se fueron al patio a ver la ofrenda, y los otros a buscar a sus mates, mientras que yo esperaba en la entrada, hasta que escuche aullidos, un disparo y otro aullido, no le di mucha importancia, me senté en un tronco y vino un fuerte viento donde pude oler un exquisito aroma a canela y vainilla que me enloqueció,  me transforme y con mi olfato seguí el olor que me volvió loco, llegue al patio donde estaban dos ovejas y un caballo y ahí estaban mis guerreros junto a mi beta, estaban rodeando a algo o a alguien y mi beta gruñía sin remordimiento alguno, el aroma se hizo más fuerte, e intenso tanto que aullé muy fuerte

-mate- dijo mi lobo

Todos se apartaron y dejaron a mi vista a una hermosa chica cubriendo a un niño

Mire a la chica muy fijamente, observe detenidamente su cara, tenia un hermoso cabello negro que le llegaba a la cintura, una cara delgada con sus ojos azules que me penetraban, eran de un color azul cielo, era un azul profundo, oscuro, una nariz pequeña y respingona y finalmente sus labios, sus carnosos y rojos labios que me provocaban, seguí mi mirada hacia su cuerpo, se veía a leguas que era delgada, tenia una cintura muy pequeña nada comparado con sus pechos, que a pesar de que no los mostraba a flor de piel se podía ver que eran grandes por su blusa pegada y de su cadera para abajo no podía deleitar su cuerpo, ya que estaba muy cubierta por su larga falda, me encanta, toda ella es perfecta y solo mía no podía dejar de recorrerla con mi mirada, ya quería hacerla mía mientras grite y gima mi nombre bajo mi cuerpo enterrándose en ella 

Me fui acercando sigilosamente y al llegar la olfatee y aullé más fuerte que antes

-MÍA!- dijo mi lobo

Eres mía mujer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora