Blanco

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Kibum abrió los ojos, lo primero que vio fue a Taemin moviendo la boca de forma lenta y graciosa

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Kibum abrió los ojos, lo primero que vio fue a Taemin moviendo la boca de forma lenta y graciosa.

—Ho-hola. —Murmuró tolerando el dolor en su pecho.

Taemin alzó la vista, se fijó en su amigo y de inmediato se levantó de su asiento, estaba feliz de ver a Kibum despierto después de casi una semana dormido.

—Bummie, hola, oh que bueno que despertaste, estaba leyendo la parte donde el monstruo le contará la segunda historia a Conor para que se decepcione de nuevo de la humanidad.

—Oh... interesante. —Kibum sonrió y rio, extrañamente no sintió tanto dolor como antaño, ni hubo sangre, solo el sonido de la risa natural— ¿Cómo estás?

—No te esfuerces mucho, piensa en tus pulmones. —Taemin abrigó protectoramente a su amigo, le acomodó la mascarilla de oxígeno y también el gorro de lana blanca que le había colocado en la cabeza— Me alegra que estés despierto.

—Quería ver tu sonrisa.

—Soy bonito, lo sé. —Taemin bromeó ignorando el dolor en su corazón.

—Taemin...

—No por favor —negó lentamente. Tomó con cuidado las manos de su amigo y las acarició con parsimonia grabándose mediante el tacto la suave y fría textura de la piel blanquecina— , no digas nada.

Hubo silencio, despedidas del corazón y miradas de amistad. Ese día Taemin se encargó de hacer feliz a Kibum, masajeó sus manos y pies, peinó con cuidado su cabello y también le arregló la bata, le mostró las fotos que tenían juntos y rieron contando las anécdotas generadas de esas hermosas experiencias.

—¿Sabes? Cumpliré diecinueve años. —Taemin hizo un mohín que a Kibum le hizo sonreír— Quiero que estés ese día.

—Lo estaré. —Prometió poniendo una mano en su corazón— Soplaremos juntos las velas, ¿de acuerdo?

—Mejórate ya, quiero que las soples con tus pulmones sanos.

—Lo haré, mejoraré y juntos soplaremos las velas de un pastel de chocolate con fresas, ¿sí?

—Perfecto, no falles.

El día transcurrió perfecto, Kibum no tuvo dificultades para respirar y Taemin se convenció de que su amigo iba a vivir y salir adelante. Antes de irse a casa, Kibum le pidió una hoja y un bolígrafo, a Taemin no pareció molestarle darle aquellos artículos, se marchó con una sonrisa y la promesa de volver al día siguiente para seguir hablando de la maravillosa vida.

Kibum se quedó solo, reunió fuerzas para escribir una carta, una especialmente para su amigo, sonrió con lágrimas mientras la caligrafía se imprimía desde su corazón.

«¿Estás feliz?»

—Muy feliz, no puedo pedir otra cosa salvo estar contigo.

Una vida color: Key «MinKey»Where stories live. Discover now