Angel

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-Entonces, si vamos a ser amigas, ¿puedo venir a visitarte de nuevo?—Zor-El niega— ¿Por qué?—pregunta triste.

La rubia se levanta caminando hacia la ventana pequeña, Lena la sigue y ambas observan a los adictos pero Zor-El apunta a Barry quien como siempre estaba sentado fumando.

-Ya comprendo, entonces tendrás que visitarme a mí—muestra su mejor sonrisa— ¿Qué opinas?-

La rubia cierra la cortina, ladeando la cabeza de un lado a otro, para después mirarla y asentir sonriente, Lena siendo intensa, no duda un solo segundo, abrazándola, Zor-El reacciona sorprendida tensándose un poco, hace años no recibía ese tipo de afecto, pero al verla tan feliz decide ser recíproca, envolviéndola torpemente la cintura con sus brazos, era una sensación distinta, cierra los ojos aspirando el aroma de la pelinegra, sonriendo levemente, hasta que los perros ladran sobresaltándolas.

-Lamento ser tan confianzuda—Lena estaba sonrojada, ante la mirada azul eléctrico que la veía fijamente—Pero sentí la necesidad de abrazarte-

Zor-El se encoge de hombros dándole a entender que no había problema, lo cual hace inmensamente feliz a Lena. La rubia camina unos cuantos pasos, toma la bolsa de croquetas vaciándolas en cada tazón de sus amigos, por supuesto es lo que querían.

-Es tarde, debería irme—Lena mira el reloj cucú en la pared—Mañana tengo que trabajar muy temprano-

Rápidamente se pone de pie dejando la bolsa de comida para perros en la esquina, tomando las llaves del tazón junto a la puerta, acercándose a Lena para halarla del brazo fuertemente, sorprendiéndola pero no se niega al tacto de la rubia, y ambas descienden rápidamente las escaleras.

-Zor-El espera—comenzaba a dolerle los dedos clavados de la rubia en su brazo—Por favor me lastimas-

Sin embargo Zor-El hace caso omiso y la sigue halando hasta que salen completamente del barrio, Lena sacude el brazo pero nota la mirada de disculpa de la rubia, así que sonríe sabiendo la razón de su brusquedad. Zor-El levanta la mano y un taxi que no había visto antes, enciende las luces delanteras avanzando hacia ellas, aparca en frente y al bajar el cristal de la ventanilla, una mujer de color llevando una gorra hippie les sonríe.

-Zor-El creí que dormías ya—la rubia niega sonriendo y apunta a la pelinegra—Entiendo, tu chica estará a salvo conmigo—guiña a una sonrojada Lena.

-Y-Yo no...—Lena tartamudeaba.

-¿Cómo te llamas linda?-

-Lena—dice avergonzada, gesto que hace sonreír a la conductora.

-Un placer conocerte Lena, yo soy  Helen y me alegra que por fin Zor-El tenga a alguien decente a su lado—la rubia afirma de acuerdo con la conductora y después mira a Lena.

-Mi hora de almuerzo es a las 14:00pm, espero puedas ir—La pelinegra aun sonrojada le da otro abrazo y le encanta sentirla afirmar con la cabeza—Perfecto, nos vemos mañana—sube al taxi viendo a la otra despedirla con un ademán de adiós.

Después de darle la dirección a la taxista, el trayecto era silencioso pues estaba muy feliz recordando los gestos que ese bello rostro le regaló, en definitiva necesitaba a Zor-El en su vida.

Alas De CristalOnde histórias criam vida. Descubra agora